El sábado 2 de julio, los miembros de la rama Zingwangwa del distrito de Blantyre, Malawi, reconstruyeron un puente que se derrumbó a principios de este año debido a un ciclón.
La tormenta tropical Ana afectó a varias naciones africanas a lo largo de la costa sureste de África en enero. Además, las fuertes lluvias e inundaciones continuaron afectando el área durante varios meses.
Cientos de personas murieron, más de 300 resultaron heridas o siguen desaparecidas. Asimismo, más de 500,000 personas fueron desplazadas de sus hogares.
La reconstrucción de un puente
El presidente de la rama, Jonathan Nkhoma, dijo que los líderes de la comunidad se le acercaron en febrero para informarle que deseaban construir un puente cuando la tormenta llegó y destruyó las carreteras.
Cuando el puente se derrumbó, quedó una gran trinchera entre la escuela y el resto de la comunidad.
“Como consejo de rama, decidimos que deberíamos ir y ayudar en este proyecto al entregar como sacrificio nuestro tiempo y esfuerzo.
El ciclón tuvo un gran impacto en nuestros miembros y algunas de sus casas se vinieron abajo.
Compartimos un poco de lo que teníamos y algunos aún tienen desafíos financieros”, dijo el presidente Nkhoma.
El consejo de rama trabajó para comprar cemento, arena y otros materiales de construcción. Entonces, el 2 de julio, los miembros de la rama acudieron con todas sus fuerzas para reconstruir el puente. Los niños de la Primaria, los jóvenes, los jóvenes adultos solteros, el cuórum de élderes y los misioneros trabajaron juntos.
El élder Prince Sibanda, un misionero de la Misión Zambia Lusaka que presta servicio en Blantyre, Malawi, dijo:
“La comunidad expresó su gratitud y también vino y se unió a la construcción del puente. Se podía sentir el amor que tienen por la Iglesia y todo su compromiso con la comunidad”.
Una oportunidad para la obra misional
Además, dijo que este proyecto también ayudó con la obra misional. Ya que, los miembros de la Iglesia y los misioneros no solo construyeron un puente, sino que también construyeron relaciones y confianza con los miembros de la comunidad.
“Otros preguntaban más sobre la Iglesia”, dijo el élder Sibanda.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también ha ayudado de otras formas después de la inundación.
Por ejemplo, la Iglesia otorgó una subvención a WaterAid para ayudar a brindar ayuda humanitaria a las familias vulnerables.
Fuente: Church News