La obra del Señor no es estática, siempre está en constante cambio. Incluso, se hacen ajustes a Sus templos para que los Santos puedan adorar en ellos según su cultura, idioma y época.
El 2 de enero de 2019, la Primera Presidencia emitió la siguiente declaración sobre los templos:
“Cada vez que el Señor tiene un pueblo en la tierra que obedece Su palabra, ha mandado que se construyan templos. Las Escrituras registran los patrones de adoración en el templo desde los tiempos de Adán y Eva, Moisés, Salomón, Nefi y otros.
Con la restauración del Evangelio en estos últimos días, la adoración en el templo también se ha restaurado para bendecir las vidas de las personas en todo el mundo y también en el otro lado del velo.
A lo largo de estos muchos siglos, los detalles asociados con la obra en el templo se han ajustado periódicamente, incluidos el idioma, los métodos de construcción, la comunicación y el mantenimiento de los registros.
Los profetas han enseñado que no habrá fin a tales ajustes según lo indique el Señor a Sus siervos.
Un templo dedicado es el lugar más sagrado de adoración en la tierra. Sus ordenanzas son sagradas y no se discuten fuera de un templo santo”.
Cada uno de los cambios que se hacen en la obra del templo son inspirados y se enfocan en las necesidades de los Santos.
Ceremonias del templo
El presidente Russell M. Nelson ha testificado que “las ceremonias del templo son antiguas”.
Además, Él considera este hecho como algo “emocionante y otra evidencia de su autenticidad”.
Cuando aceptamos los testimonios que se registran en las escrituras antiguas y modernas sobre personas que han participado en esta misma “obra sagrada y eterna” desde el principio de los tiempos, cambia nuestra forma de adorar en el templo.
Si bien, según enseñó José Smith, el “orden de la Casa de Dios” debe permanecer sin cambios, el Señor ha permitido que los líderes autorizados de la Iglesia hagan ajustes en los detalles de la obra del templo para satisfacer las necesidades de diferentes épocas, culturas y circunstancias prácticas.
De hecho, tales ajustes “son evidencia continua de que el Señor está dirigiendo activamente Su Iglesia”.
Con respecto a este tema, surgen dos consideraciones generales:
Consideración 1
Los Santos de los Últimos Días entienden que la intención principal de las ordenanzas del templo es enseñar y bendecir a los participantes, no proporcionar coincidencias precisas con textos, símbolos y tipos de ejecución de otras épocas.
Debido a que las cosas son así, no es una novedad que las ceremonias del templo restaurado de José Smith no se realicen según el vocabulario y simbolismo de las ordenanzas antiguas. Esto con el fin de salvaguardar la claridad y relevancia para los discípulos modernos.
Consideración 2
Asimismo, esperaríamos que se hicieran varios ajustes en la presentación de las ordenanzas. Esto para reflejar las circunstancias físicas y prácticas en las que se administran las ordenanzas del templo. Además, adaptarlas, en la medida de lo posible, a las necesidades y capacidades de aquellos que adoran en el templo.
Flexibilidad limitada en la adoración en el templo
No solo se hacen ajustes en la forma en que se realizan las ceremonias y la adoración en el templo, sino también en el lenguaje que se utiliza en ellas.
En Doctrina y Convenios 1: 24 leemos:
“He aquí, soy Dios, y lo he declarado; estos mandamientos son míos, y se dieron a mis siervos en su debilidad, según su manera de hablar, para que alcanzasen entendimiento”.
En este pasaje de las escrituras se reconoce explícitamente la necesidad de flexibilidad limitada al adaptar la comunicación divina a la del hombre. Esto para que los hombres, “en su debilidad”, pudieran entender a Dios.
Las cosas cambian y el Padre Celestial está consciente de eso. Por eso, cada cierto tiempo inspira a Sus profetas a hacer modificaciones a Su obra y así los Santos de diferentes épocas y culturas puedan adorar según sus necesidades.
Fuente: Meridian Magazine