En un devocional para Jóvenes Adultos Solteros, el presidente Russell M. Nelson, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce, le pidió a todos los asistentes que se realizaran un examen de conciencia.
El presidente Nelson expresó:
“Tienen entusiasmo y juventud. La mayoría de ustedes son estudiantes y tienen grandes aspiraciones para el futuro. Por ello les pido que piensen en ustedes, no cómo son ahora, sino en lo que pueden llegar a ser de aquí a 50 años.
A través de este imaginario túnel del tiempo, piense en cómo serán entonces… Habrán terminado su culminado carrera profesional, no tendrán más jornadas laborales y ya no marcarán la hora de entrada en su trabajo ni cobrarán un salario”.
El presidente Russell M. Nelson. Imagen: La Iglesia de Jesucristo
“Ahora les pregunto: ¿Qué ven en ustedes dentro de 50 años? ¿Qué quieren ser dentro de 50 años? ¿Qué es lo que más desean en realidad, por encima de todo, dentro de 50 años?”
Cuando [la hermana Nelson y yo] nos casamos en el templo, no sabíamos muchos pasajes de las Escrituras, pero sí que conocíamos Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Como dije antes, aquel pasaje se convirtió en la estrella guía de cada decisión que tomamos juntos”.
En terapia aprendemos que cuando alguien tiene metas en sus vidas que van de la mano con sus valores hay menos estrés, menos ansiedad, menos preocupaciones y menos depresión.
Las relaciones entre cónyuges, hijos e hijas, familiares y amigos son cada vez más fuertes.
Debemos fijarnos metas que van de la mano con nuestros valores. Imagen: Unsplash
Eso no significa que no haya conflictos, sin embargo, sí significa que el valor de amar o apreciar las relaciones con los demás son más importantes que cualquier conflicto.
Esto tampoco quiere decir que no haya estrés o desafíos en la vida, sino que valoramos “que todas estas cosas [nos] servirán de experiencia, y serán para [nuestro] bien” (Doctrina y Convenios 122:7).
Cuando nuestras decisiones y acciones están basadas en nuestros valores es más fácil levantarse cada mañana e iniciar el día. Es fácil orar, estudiar, obedecer, ejercitarse, crear, fortalecer las relaciones y ser testigos de Cristo.
Es cada vez más fácil perseguir estos planes de fe y buenas obras. Imagen: Canva
Es fácil reconocer nuestro valor divino y apreciar a las personas que nos rodean como hermanos y hermanas e hijos de Dios. Es mucho más fácil ser paciente, amable y cortés. Es cada vez más fácil perseguir estos planes de fe y buenas obras.
El presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, M. Russell Ballard, enseñó:
“Fijar metas con prudencia incluye la comprensión de que las metas a corto plazo solo son eficaces si conducen a metas a largo plazo que se entiendan claramente.
Creo que una clave importante para la felicidad es aprender a fijar nuestras propias metas y establecer nuestros propios planes dentro del marco del plan eterno de nuestro Padre Celestial. Si nos centramos en ese sendero eterno, inevitablemente reuniremos los requisitos para regresar a Su presencia.
Es bueno tener metas y planes para nuestras carreras, para nuestra educación, incluso para nuestro juego de golf.
Presidente M. Russell Ballard. Créditos: Scott G Winterton, Deseret News
También es importante tener metas para nuestro matrimonio, nuestra familia, y nuestros consejos y llamamientos en la Iglesia; eso se aplica en especial a los misioneros. Pero nuestras metas más grandes e importantes deben encajar en el plan eterno de nuestro Padre Celestial.
Volver a Su presencia y recibir las bendiciones eternas que se reciben al hacer y guardar convenios son las metas más importantes que podemos fijar”.
¡Qué orgullosos estamos de ustedes! Imagen: Canva
Finalmente, el presidente Nelson nos ha prometido:
“Tienes una base firme de fe… ¡Saben lo que está bien y lo que está mal! ¡Se mantienen firmes! Conocen las enseñanzas del Señor. Conocen las enseñanzas del Señor y las transmitirán a sus propios hijos y nietos.
Ustedes son ‘la juventud de la promesa, esperanza de Sión’, tienen una fuerza espiritual mucho mayor que la nuestra a su edad, mientras avanzan por el campo de batalla de la vida son contados entre ‘el pueblo del convenio del Señor… dispersados sobre toda… la tierra; … [y tienen por] armas la rectitud y el poder de Dios en gran gloria’ (1 Nefi 14:14). ¡Qué orgullosos estamos de ustedes!”
Fuente: Meridian Magazine
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