Pregunta
Acabo de descubrir que mi cónyuge ha estado teniendo una aventura. Me siento devastada, hemos hecho convenios eternos y formado una familia juntos.
Parte de mí quiere salvar nuestro matrimonio, pero parte de mí está demasiado herida. Hemos tenido problemas durante años y siento que quizás sea mi culpa. No sé si se puede salvar, ¿qué debo hacer?
Respuesta
Lamento mucho tu situación. Hay muy pocas cosas que se comparen al dolor de la traición de un cónyuge, especialmente cuando se han hecho convenios en el templo.
Es probable que estés rodeada de personas que te dicen lo que debes hacer. De repente has escuchado variaciones de las frases “No te separes, el arrepentimiento es real; vale la pena luchar por tu familia eterna” y “Sepárate, él rompió los convenios que hicieron y mereces algo mejor”.
Culparse a uno mismo es natural, pero como verás en un momento, no es el camino correcto a seguir.
Es natural sentirse atraída por ambas direcciones: amas a tu cónyuge, le has dado tu corazón, vida y energía a tu familia; sin embargo, no sabes si podrás volver a confiar en él y sin confianza, ¿puede existir un matrimonio?
A lo largo de los años, he recibido muchas preguntas muy similares a la tuya. El adulterio es un problema actual, incluso en la Iglesia.
Combinando verdades de la doctrina del evangelio y la ciencia familiar, exploremos hacia dónde debes ir desde aquí.
1. ¿La aventura ha terminado? ¿Tu cónyuge se ha arrepentido?
Si tu esposo no está dispuesto a terminar la relación que tiene con la otra persona para salvar tu matrimonio, probablemente esa sea tu respuesta.
Hablando a la Iglesia, Jesús dijo:
“No cometerás adulterio; y el que cometa adulterio y no se arrepienta, será expulsado. Mas al que haya cometido adulterio, y se arrepienta de todo corazón, y lo deseche, y no lo haga más, lo has de perdonar. Mas si lo hiciere otra vez, no será perdonado, sino que será expulsado”. (Doctrina y Convenios 42:24-26)
El Señor no nos manda quedarnos con personas que no se arrepienten de su adulterio. Si se están arrepintiendo y la relación ha terminado, creo que vale la pena recorrer el difícil camino de sanar el matrimonio siempre y cuando la relación no sea “tóxica… abusiva [o] destructiva”, como lo expresó el élder Jeffrey R. Holland.
2. ¿Te culpas por lo que pasó? No lo hagas
Se necesitan dos personas para crear la mayoría de los problemas matrimoniales, pero una vez que una de las partes cruza la línea hacia el abuso, la infidelidad o la deshonestidad, dicha elección recae completa y únicamente sobre la persona que transgredió.
Ambos pueden contribuir a los patrones dañinos, ambos pueden crear problemas matrimoniales que contribuyeron a que sean vulnerables a la tentación, pero la elección de tener una aventura sigue recayendo únicamente en la persona que fue infiel.
Como enseñó Brigham Young:
“Si el hermano Brigham toma el camino equivocado y no pudiera entrar al reino de los cielos, nadie sino el propio hermano Brigham tendría la culpa. Yo soy el único ser en todo el cielo, la tierra o el infierno que podrá ser culpado… Esto se aplicará de igual manera a cada Santo de los Últimos Días. La salvación es un proceso individual”.
Por supuesto, la expiación está disponible para tu cónyuge, pero él sigue siendo el único responsable de su decisión, no tú.
3. ¿Tu cónyuge está siendo humilde y haciéndose responsable de sus actos?
Si es así, hay esperanza. Si no, es posible que necesiten algo de ayuda para llegar a ese punto. Si nunca lo hacen, entonces no habrá matrimonio que salvar.
4. ¿Se esfuerza por recuperar tu confianza?
Se necesita transparencia, fidelidad y honestidad. ¿Te está demostrando aquello mediante su comportamiento?
5. ¿Está dispuesto a sobrellevar tu dolor y sentimientos?
Si pasa por alto o minimiza tus sentimientos, o piensa que “solo necesitas perdonar y seguir adelante”, entonces no reconoce que se necesitan acciones que busquen enmendar la situación como parte del proceso de arrepentimiento.
El castigo es necesario para el arrepentimiento y la santificación (Doctrina y Convenios 1:27 y Doctrina y Convenios 101:2-5).
6. ¿Estás dispuesta a permitir que gane de nuevo tu confianza?
¿Estás dispuesta a trabajar en tu relación a pesar de tu dolor y enojo y perdonar? Es una elección y lucha diaria, será un proceso que tome tiempo, ¿estás dispuesta a hacerlo?
Las respuestas a estas preguntas determinarán cuál será tu meta. Una vez más, lamento mucho que hayas pasado por esto y te deseo todo lo mejor.
Fuente: LdsLiving