Lo que hizo la hermana de José Smith para salvar las planchas de oro

Katharine tenía 14 años cuando su hermano, José Smith, llevó las planchas a su casa en el otoño de 1827, lo suficientemente madura para participar activamente y con entusiasmo en los eventos significativos que llevaron a la organización de la Iglesia de Cristo.

Durante los siguientes tres años, José estaría comprometido con la protección y traducción de las planchas, y su familia se veía a sí misma en un papel similar, aunque de apoyo en el proceso. 

Al menos parte de esa percepción provino de lo que José les contó sobre las instrucciones de Moroni, en las que él dirigía la participación de la familia, incluyendo una orden estricta de mantener las planchas del Libro de Mormón a salvo de extraños.

José también compartió la advertencia de Moroni sobre la necesidad de que toda la familia mantuviera las planchas en secreto o sus vidas estarían en peligro.

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José Smith. Imagen: Midjourney

Cuando José no pudo obtener las planchas al principio porque aún no estaba lo suficientemente preparado espiritualmente, Lucy escribió que no solo él necesitaba estar listo, sino que “ellos”, es decir, toda la familia, debían “redoblar [su] diligencia en oración y súplica a Dios”. 

Los Smith se esforzaron por ser dignos de una asignación tan importante, y una vez que las planchas estuvieron finalmente en su hogar, fueron extremadamente cuidadosos para cumplir con el mandato del ángel de hacer todo lo posible por preservarlas y protegerlas.

Al igual que su madre, Katharine veía la protección de las planchas y la asistencia con la publicación del Libro de Mormón como un esfuerzo familiar. 

José Smith en un bosque de rodillas observando fijamente las planchas de oro en sus manos

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

En una ocasión, al relatar los primeros eventos de la Restauración a una congregación de Santos más adelante en su vida, Katharine declaró: 

“Me presento ante ustedes como un remanente de la familia que trajo a luz el registro sagrado”.

Tales advertencias sobre la seguridad de la familia impactaron profundamente a una niña de catorce años, como se evidencia en sus recuerdos conservados.

No es de extrañar que Katharine recordará este período de tres meses, cuando las planchas estaban en la casa de la familia Smith, como un periodo en el que el ambiente del hogar estuvo bajo mucha vigilancia.

“Conseguimos un cofre y encerramos los registros en la casa. Desde ese momento, nuestra casa fue registrada por todos lados; y nuestro campo y nuestras pilas de trigo fueron revisados. La turba estuvo alrededor de nuestra casa casi todas las noches, y una noche entraron en la tienda de tonelería de mi padre y levantaron el piso y cavaron la tierra”.

En ocasiones, describió a estos grupos como el “populacho”, que registraban su propiedad y, en una ocasión, “intentaron encontrar las planchas con varillas de hierro”.

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La gente quería apoderarse de las planchas de oro. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

William recordó de manera similar a grupos que rodeaban la casa, donde “lanzaban piedras, palos y tierra contra ella, y nos insultaban de todas las maneras posibles”.

Aunque hubo varios casos documentados de grupos que intentaron arrebatar las planchas de José durante ese tiempo, tal vez ella exageró al decir que una turba estaba alrededor de la casa todas las noches.

Sin embargo, el hecho de que Katharine lo recordara de esa manera revela el impacto que estos eventos tuvieron en su joven mente.

Katharine salvaguarda las planchas

Gospel Art Pictures, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Katharine también recordó una experiencia memorable en la que desempeñó un papel central en la protección de las planchas. Recordaba una ocasión en la que José tenía las planchas fuera de la casa familiar.

Al escuchar un alboroto afuera, Katharine abrió la puerta principal justo cuando su hermano José “subió corriendo, jadeando por el esfuerzo… y en una voz entrecortada susurró con urgencia: ‘toma esto rápido [las planchas] y escóndelas’”. 

Katharine, obviamente preparada para tal circunstancia en ese momento, tomó el paquete de manos de José y corrió a su habitación, donde ella y Sophronia dormían.

José Smith, profeta de la Iglesia de Jesucristo

José Smith, profeta de la Iglesia de Jesucristo. Imagen: JosephSmith.net

Sophronia retiró las cobijas, Katharine colocó el paquete en la cama, y luego volvieron a cubrirlo, fingiendo estar dormidas.

“La turba, al no encontrar a José afuera, regresó a la casa para buscarlo”, como Katharine más tarde relató el incidente a su familia, “pero no molestaron a las chicas ya que parecían estar durmiendo”.

La década de 1820 fue lo más destacado en los recuerdos de Katharine cuando reflexionaba sobre su infancia en años posteriores. 

Ciertamente, la ansiedad y la hipervigilancia por salvaguardar tanto las planchas como a la familia hicieron que esos años fueran especialmente memorables, pero también fue porque fue un tiempo en el que experimentó su propio despertar espiritual.

José Smith leyendo

José Smith. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

No había duda en su mente de que su hermano poseía las planchas, y de que contenía un registro sagrado de un antiguo pueblo. 

El miedo que experimentó se vieron atenuados por un aire de emoción y una devoción creciente mientras la familia se preparaba unidamente para leer el registro prometido y esperaba con ansias la organización formal de la Iglesia de Cristo.

“Cada habitación estaba llena del Espíritu Santo”, recordó Katharine de ese período de tres meses en 1827 cuando el registro estaba en su casa. 

José Smith

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

“Podías entrar en cualquier habitación de la casa y sentir la presencia del espíritu”.

Su fe también se fortaleció al leer el Libro de Mormón una vez que salió de la imprenta de Grandin en Palmyra. 

“Muchas veces, cuando he leído sus páginas sagradas, he llorado como una niña”, recordaba Katharine sobre su conversión, “mientras el Espíritu daba testimonio con mi espíritu de su verdad”.

Fuente: LDS Living

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