Krissy Miller, una Santo de los Últimos Días de Provo, Utah, llevaba casi un año considerando ser donante de riñón, pero tenía dudas sobre su salud y si su esposo, que padece diabetes tipo 1, podría necesitar su riñón algún día.
En septiembre de 2023, después de hacer una oración pidiendo guía, conoció a Shiller Joseph, quien estaba en la lista de espera para un trasplante de riñón, y sintió una respuesta clara.
Miller compartió con Joseph y su esposa que ellos habían sido la respuesta a su oración, y les pidió mantenerse en contacto en caso de poder ayudar. Así comenzó una amistad basada en la fe y el apoyo mutuo, mientras ambos esperaban ser compatibles como donante y receptor.
Trece meses después, Miller le donó su riñón a Joseph, dándole una nueva oportunidad de vida, Joseph compartió:
“Esto es un nuevo tipo de milagros”, reflejando su gratitud y el ejemplo de amor verdadero que este acto representa.
Un encuentro milagroso
Miller le donó su riñón a Joseph, dándole una nueva oportunidad de vida. Imagen: Intermountain Health
Krissy Miller, miembro del Barrio 13 de Sunset en Provo, Utah, comenzó a considerar la idea de donar un riñón en octubre de 2022, tras ver una publicación en Facebook sobre alguien que necesitaba un trasplante.
Al reflexionar sobre lo devastador que sería para su familia perder a su esposo, decidió investigar si podía ayudar a alguien más. Aunque al principio sus médicos le recomendaron mejorar su salud antes de donar, Miller se enfocó en perder peso y mejorar su condición física.
Entre diciembre de 2022 y septiembre de 2023, se preparó varias veces, comenzando con una nueva dieta y perdió casi 20 kilos.
Para agosto, ya estaba lista para retomar la idea de la donación, y poco después, conoció a Shiller Joseph en una caminata. Joseph, pastor y ex paramédico, había estado en diálisis debido al lupus y estaba esperando un trasplante de riñón.
Miller se enfocó en perder peso y mejorar su condición física. Imagen: Intermountain Health
Al enterarse de la situación de Joseph, Miller le ofreció su riñón, a pesar de no conocerse. Ambos compartían el mismo tipo de sangre, lo que aumentaba las posibilidades de compatibilidad.
Joseph quedó sorprendido por la generosidad de Miller, diciendo:
“[Pensé] para mí mismo: ‘Esto es surrealista. Esta mujer tiene que ser un ángel o algo así’”.
Ese encuentro fortaleció tanto a Miller como a Joseph, dándoles la certeza de que Dios estaba al tanto de ellos. Joseph expresó:
“Siempre he estado aquí. No te voy a dar la respuesta que quieres, te voy a dar la respuesta que necesitas”.
Caminar por fe
Miller, en un momento de oración en el templo, pidió la fortaleza para aceptar la voluntad de Dios. Imagen: Intermountain Health
El siguiente paso para Miller y Joseph fue determinar si eran compatibles como donante y receptor, lo que implicó meses de pruebas y momentos de incertidumbre. A pesar de los desafíos, ambos se aferraron a su fe, confiando en que el Padre Celestial tenía un plan.
Miller, en un momento de oración en el templo, pidió la fortaleza para aceptar la voluntad de Dios si no podía donar su riñón.
Mientras tanto, Joseph, inspirado por el encuentro con Miller, se concentró en mejorar su salud.
Para Joseph, recibir el riñón fue un regalo invaluable, especialmente porque provenía de alguien que ahora consideraba una hermana y amiga. Imagen: Intermountain Health
Finalmente, en marzo de 2024, recibieron la noticia que esperaban: el riñón de Miller era compatible, y la cirugía de trasplante fue aprobada. Miller recordó con emoción que no solo eran compatibles, sino que tenían una conexión casi como hermanos, lo que confirmó su creencia de que todos somos hijos de Dios.
Para Joseph, recibir el riñón fue un regalo invaluable, especialmente porque provenía de alguien que ahora consideraba una hermana y amiga.
La noticia fue una confirmación espiritual para él, dándole la certeza de que Dios siempre tuvo un plan para su vida.
“Nadie tiene mayor amor que este”
El 2 de abril de 2024, Miller y Joseph se sometieron a cirugías exitosas en Utah.
Aunque Joseph enfrentó complicaciones, como una infección que lo llevó a la UCI, seis meses después, su vida ha mejorado enormemente.
Miller también se siente físicamente fuerte, pero destaca su transformación mental y espiritual, sintiendo que Dios le dio la oportunidad de amar y servir.
Joseph, profundamente agradecido, ve en Miller un ejemplo del mayor amor que uno puede tener por sus amigos, recordando que Dios es real y lo guió en este milagro.
Fuente: Church News
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