La ciencia y la religión no tienen por qué seguir caminos separados.
Así lo han entendido desde el Laboratorio de Robótica y Dinámica de Brigham Young University (BYU) el estudiante de doctorado en Ingeniería Mecánica, Curtis Johnson, y sus mentores, quienes han presentado un proyecto para que los robots no sean solo máquinas, sino también acompañantes.
Robótica amigable y útil
“¿Qué pasaría si el robot pudiera empujar con el hombro o apartar objetos con todo el cuerpo? Eso ampliaría sus capacidades”, se preguntaba Johnson.
Fue así como nació Baloo, un robot que puede levantar objetos grandes y difíciles de manejar, como escaleras, kayaks, neumáticos de automóviles, sillas y cajas pesadas gracias a su estructura flexible y llena de aire, que le permite hacerlo, además, de forma segura.
Una composición que no solo le permite más movimiento, sino que también garantiza la protección de las personas que trabajan con ella.
Si se puede enseñar a robots blandos como Baloo a realizar tareas útiles, podrían convertirse en compañeros de confiables, útiles y amigables con su prójimo. Un auténtico apoyo. Ya que los robots con componentes exclusivamente duros pueden “romper al robot o romperte a ti, lo que sea más fuerte”, explicó Johnson.
Con ayuda de la realidad virtual
Además de diseñar elevadores de objetos pesados inteligentes como Baloo, el laboratorio de Robótica y Dinámica está trabajando en técnicas colaborativas como parte de un proyecto de la Iniciativa Nacional de Robótica, financiado por la Fundación Nacional de Ciencias.
Este proyecto lo lideran los profesores Marc Killpack y John Salmon, del departamento de Ingeniería Mecánica, quienes se han apoyado de la realidad virtual para analizar cómo la rigidez en el brazo del robot afectaba la forma en que las personas completaban tareas cooperativas, como mover una mesa en varias direcciones.
Así, utilizando esta misma plataforma, Dallin Cordon desarrolló para su tesis de maestría un sistema de control que relaciona el desplazamiento del brazo robótico flexible con el movimiento de una base móvil, lo que permite la manipulación de un objeto rígido por parte de un robot y un humano.
“Nadie ha realizado nunca una manipulación colaborativa con un robot blando, por lo que este es un enfoque novedoso. El primer momento en que funcionó, aunque no funcionara bien, fue emocionante, porque finalmente hizo lo que queríamos que hiciera”.
Proyectos sin precedentes que demuestran que Dios pone a disposición la tecnología para el beneficio y cuidado de Sus hijos e hijas.
Fuente: Fox 13
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