Todos nos hemos hecho esa pregunta.
¿Qué sucede realmente al morir? ¿Finalmente veremos a nuestros seres queridos que también se fueron? ¿Podremos visitar a nuestra familia que aún está en la Tierra?
Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la muerte no es el final, sino el inicio de un viaje hacia las eternidades. Un camino que tiene como primer paradero el mundo de los espíritus.
Esta creencia, que se explica en las Escrituras y en las enseñanzas de los profetas, nos ofrece una perspectiva única y llena de esperanza sobre lo que nos espera inmediatamente después de la muerte.
En el artículo de hoy, profundizaremos en lo que los Santos de los Últimos Días entendemos sobre el mundo de los espíritus, dejando atrás los temores o mitos y respondiendo dudas frecuentes en base a revelaciones proféticas.
¿Dónde está el mundo de los espíritus?

El velo nos separa de quienes partidos. «Families», por Caitlin Connolly
Olvídate de la idea hollywoodense de flotar hacia una galaxia lejana.
Los profetas de los últimos días han revelado que el mundo de los espíritus está próximo a la Tierra. Ojo, no se considera un lugar físico al que podamos viajar en un sentido terrestre, sino más bien un estado que coexiste con nuestro mundo.
Así lo declaró el presidente Brigham Young, al declarar que el mundo de los espíritus está cerca de nosotros y que los espíritus de nuestros seres queridos pueden estar muy conscientes de nuestras acciones en la vida terrenal.
Una afirmación que el élder Parley P. Pratt, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó con mayor claridad al explicar que la Tierra tiene una esfera temporal y una espiritual, separadas por un velo.
La muerte, entonces, no es el destino hacia un lugar lejano, sino una travesía espiritual que se encuentra más cerca a la Tierra de lo que las películas nos hacen creer.
Entonces, ¿cómo es nuestro espíritu?

Fuimos creados a semejanza del Padre. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El evangelio nos enseña que nuestro cuerpo físico es, en realidad, la morada temporal de nuestro espíritu inmortal.
La revelación moderna aclara que nuestro espíritu es a semejanza de nuestra persona. En 1909, la Primera Presidencia declaró que el cuerpo “es solo la vestimenta del espíritu” y que “el espíritu del hombre tiene la forma del hombre”.
Al respecto, el presidente Boyd K. Packer, quien fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, comparó hermosamente el cuerpo y el espíritu con un guante y una mano, ilustrando que la muerte es simplemente quitarse el guante.
Y aquí entendemos una preciada y emocionante verdad: al morir, nuestro espíritu se libera de todas esas molestas limitaciones físicas con las que lidiamos aquí. Así lo explicó el profeta Young, quien aseguró que en el mundo espiritual estamos libres de enfermedades y disfrutamos de una vida rebosante de gloria e inteligencia.
Habilidades espirituales inimaginables

El élder Pratt tuvo revelaciones respecto a los espíritus. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El mundo de los espíritus es más interesante de lo que creíste, ¿no?
Aquí hay otras enseñanzas notables: el cuerpo espiritual no es solo una copia al carbón de nuestro ser terrenal; viene con capacidades enormemente mejoradas, especialmente cuando se trata de comunicarse, sentir, moverse y aprender.
En Doctrina y Convenios 131:7, aprendemos que “el espíritu es materia, pero es más fino o puro”. Sobre esta doctrina, el profeta Brigham Young, incluso, señaló que los espíritus pueden volar a cualquier planeta o rincón de la tierra a la velocidad del rayo, de acuerdo con la voluntad de Dios.
Y acá viene otra revelación maravillosa: la comunicación en el mundo espiritual trasciende las barreras del idioma, y los pensamientos e ideas pasan rápidamente de un espíritu a otro instantáneamente mediante el poder del Espíritu Santo, enseñó el élder Orson Pratt, quien fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Explicó que el Espíritu Santo capacita a las personas para hablar el lenguaje de los ángeles, lo que facilita la comprensión directa y profunda. ¿Y todos podremos aprenderlo? Según declaró el élder Pratt, nuestra capacidad para absorber, comprender y recordar información aumenta enormemente como espíritus.
Paraíso o prisión espiritual: ¿qué son?

Nuestro albedrío se mantiene. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Otra importante doctrina para los Santos de los Últimos Días es que el mundo de los espíritus se divide en dos áreas principales: el paraíso y la prisión espiritual.
Alma, en el Libro de Mormón, enseñó que los justos entran al paraíso, un estado de gozo, paz y descanso, donde pueden participar activamente en la obra del Señor.
De hecho, el presidente Joseph F. Smith tuvo una visión de Jesucristo visitando a los espíritus justos después de Su crucifixión, comisionándolos para difundir el evangelio. Así, la organización de la Iglesia continúa en el mundo de los espíritus, y los poseedores del sacerdocio siguen cumpliendo con sus responsabilidades.
Por otro lado, la prisión espiritual es donde se encuentran aquellos que aún no han aceptado el evangelio. Pero aquí está la clave: estos espíritus todavía tienen su albedrío, lo que significa que pueden elegir entre el bien y el mal.
Por lo tanto, si deciden aceptar el evangelio y las ordenanzas de salvación que efectuamos en el templo por ellos, pueden salir de la prisión espiritual y entrar al paraíso.
¿Qué sucede con los pequeños?

No hay pecado en un niño pequeño. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Ya que el plan de salvación está diseñado para nuestro progreso y desarrollo en la Tierra, ¿qué sucede con aquellos niños que murieron a edad muy temprana? ¿Necesitan también todo este recorrido hacia la eternidad?
Pues los Santos de los Últimos Días creemos que van directamente al abrazo amoroso de Dios. El presidente Joseph F. Smith enseñó que estos espíritus son inmortales desde el principio y permanecen como si hubieran llegado a la madurez.
Además, declaró que para las madres que han perdido hijos, existe la hermosa promesa de criarlos hasta que alcancen su máximo potencial después de la resurrección.
La promesa del dulce reencuentro

Las familias pueden ser eternas. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Aquí es donde la esperanza se hace realidad: el mundo de los espíritus es un lugar de emotivos reencuentros con familiares y amigos.
El propio profeta José Smith anhelaba estar nuevamente con sus seres queridos, ya que tenía la certeza de que solo estaban separados por un breve tiempo, hasta que se verse otra vez en el mundo de los espíritus.
Asimismo, el presidente Young explicó que allí tendremos a nuestros amigos esperándonos, listos para recibirnos con un gozo incomparable. Es decir, las conexiones sociales y los sentimientos que apreciamos aquí, permanecen en el mundo de los espíritus, pero magnificados hasta la gloria eterna.
Con estas enseñanzas, logramos entender —como declaró el profeta Young— que la muerte es, en realidad, una de las mayores bendiciones de la vida y no un acontecimiento al que debamos temer.
Fuente: Ask Gramps
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