Nota del editor: Este artículo está basado en el análisis de cómo la estilometría revela la autenticidad espiritual y literaria de un libro sagrado.
Cuando la ciencia de las palabras se encuentra con la fe
¿Sabías que puedes analizar la autenticidad de un texto antiguo usando estadísticas? Esta disciplina se llama estilometría, y ha sido usada por décadas en literatura, criminología e incluso estudios bíblicos para detectar patrones en el lenguaje. Recientemente, se ha convertido en una herramienta poderosa para estudiar el Libro de Mormón.
Pero este análisis no es solo académico o técnico. Al contrario, nos abre los ojos a algo profundamente espiritual: la autenticidad espiritual y literaria de un libro que testifica de Jesucristo.

¿Qué es la estilometría y por qué debería importarte?
Todos tenemos una forma de hablar, de expresarnos. Hay palabras que usamos más que otras sin darnos cuenta. Eso también pasa cuando escribimos. Y cuando alguien estudia esos patrones, como cuántas veces repetimos ciertas palabras, cómo armamos las frases o qué expresiones usamos con más frecuencia, puede descubrir si varios textos fueron escritos por la misma persona o no.

Aplicando este enfoque al Libro de Mormón, los investigadores han descubierto que los estilos de escritura dentro del libro son coherentes, distintos y profundamente personales, como si realmente cada autor antiguo estuviera hablando con su propia voz. En otras palabras, no parecen provenir de una sola mente del siglo XIX, como la de José Smith.
Un libro con muchas voces, no una sola
El Libro de Mormón no fue escrito como una novela, ni por un solo autor. Según el propio texto, está compuesto por las palabras de varios profetas antiguos. Pero, ¿es eso realmente cierto? ¿Se nota en la forma en que está escrito?
La estilometría dice que sí. Al menos 24 voces distintas aparecen a lo largo del libro, y cada una tiene un estilo particular, coherente, con temas, palabras y formas de enseñar que las diferencian entre sí. Es como si pudieras reconocer quién está hablando con solo leer unas líneas. Y eso refuerza lo que fue escrito por diferentes personas reales, con experiencias propias y con el mismo propósito de testificar de Jesucristo.
El caso de Nefi: un profeta con estilo propio

Tomemos a Nefi, uno de los primeros escritores del Libro de Mormón. Los estudios estilográficos han detectado que su estilo es muy específico y único. Él prefiere ciertas palabras y frases que revelan no sólo su carácter, sino también su relación con Dios y su misión profética. Por ejemplo:
- Repite la frase “mi padre” casi 100 veces, lo que muestra cuánto lo respetaba.
- Menciona al “Cordero de Dios” 22 veces, mucho más que otros autores.
- Suele usar la palabra “grande”, sobre todo al hablar de las obras de Dios.
- Tiene un amor especial por las Escrituras, sobre todo por Isaías, y lo deja claro cada vez que puede.
Estos detalles no son coincidencia. Revelan una voz apasionada, fiel, enfocada en enseñar sobre Cristo. Además, usa expresiones que no se repiten en otras partes del libro, como “la posteridad de mis hermanos” o “los anales grabados sobre las planchas de bronce”. Todo esto forma una especie de huella espiritual y literaria que lo distingue de los demás escritores como Alma, Mormón o Moroni, reforzando la idea de múltiples autores reales y antiguos.
¿Y José Smith? ¿Pudo haberlo inventado todo?

Aquí es donde la estilometría se vuelve aún más interesante. Se han hecho comparaciones entre los estilos del Libro de Mormón y los de José Smith y otros posibles autores contemporáneos.
Las diferencias son significativas porque las “huellas” de José Smith no coinciden con las voces del Libro. Los análisis han mostrado que los estilos literarios de los profetas del Libro de Mormón no pueden ser replicados ni igualados por los escritores del siglo XIX.
“Cualquiera que estudie aunque sea una pequeña parte de este libro debe reconocer que es la fuente profética de una corriente inmensa de ideas religiosas nuevas y preciosas.” – Presidente Dallin H. Oaks
Un testimonio que se fortalece con evidencia
Este tipo de estudios no reemplaza la oración ni el poder del Espíritu para saber que el Libro de Mormón es verdadero. Pero puede fortalecer nuestra fe. Puede ayudarnos a ver que las afirmaciones espirituales del Libro, que fue escrito por profetas antiguos bajo inspiración divina, también resisten el escrutinio intelectual.
La ciencia y la fe no tienen porqué estar en bandos opuestos. Cuando se usan con humildad, ambas nos guían hacia la verdad.
¿Te has preguntado alguna vez quién te está hablando en cada capítulo?
Cuando abras el Libro de Mormón la próxima vez, tal vez puedas preguntarte ¿Qué voz estoy escuchando? ¿Qué me quiere enseñar este profeta sobre Cristo y sobre mi propia vida?
Quizás te des cuenta que estás escuchando a hombres reales que hablaron desde el polvo, para ti.
Fuente: Datos cuánticos del Libro de Mormón



