Cuando pensamos en Jesús, lo primero que viene a nuestra mente son los relatos del Nuevo Testamento. Sin embargo, detrás de lo que ya hemos leído muchas veces, hay detalles históricos y culturales que nos ayudan a verlo más cerca, más humano y más real.

Estos datos no cambian quién fue Él, pero nos permiten apreciar mejor su vida en la tierra.

1. Un oficio más amplio de lo que imaginamos

En muchas ocasiones hemos escuchado que Jesús era carpintero. Sin embargo, la palabra griega usada en los Evangelios es Tékton, que no se limita a trabajar la madera.

El término abarcaba ser artesano, cantero o albañil. Esto nos muestra que probablemente estaba acostumbrado a distintos tipos de trabajo manual, lo que lo acerca aún más a la vida sencilla de su pueblo.

«Childhood of Jesus Christ» por Del Parson

2. Su nombre original

“Jesús” es la forma en español que usamos hoy, pero en su idioma natal su nombre era Yeshua. Así lo habrían llamado sus familiares y amigos.

Saber cómo sonaba su nombre en su tiempo nos ayuda a recordar que fue una persona real, con un entorno y una cultura específica.

3. Hablaba más de un idioma

Imagen: Masfe.org

La región donde creció era un cruce de culturas, por lo que hablar varias lenguas era común. Se sabe que su lengua materna era el arameo, usaba el hebreo para leer las Escrituras, probablemente conoció el egipcio en su niñez y también se comunicaba en griego, lengua popular en Galilea.

Además, es posible que entendiera algo de latín por la ocupación romana. Este detalle refleja que Jesús no vivió aislado, sino en un ambiente diverso y complejo.

4. No dejó escritos propios

De Jesús tenemos sus enseñanzas transmitidas por quienes lo escucharon y luego las registraron. No existe ningún texto escrito directamente por Él. Esto puede sorprendernos, pero también nos recuerda que lo más valioso fue su ejemplo, su vida y la manera en que transformó a quienes lo conocieron.

5. El nacimiento y la tradición

nacimiento de Jesús
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Todos asociamos el 25 de diciembre con la Navidad, pero esa fecha no corresponde a su nacimiento real. Se estableció siglos después como una tradición en la Iglesia antigua. Lo importante no es el día exacto, sino que recordamos que Él vino al mundo y trajo consigo la esperanza del Evangelio.

6. Una familia con hermanos y hermanas

Los Evangelios mencionan en varios pasajes a los hermanos y hermanas de Jesús (Mateo 13:55-56, Marcos 6:3, Hechos 1:14 y Gálatas 1:19). Esto nos muestra que creció en un hogar grande, rodeado de familia, con experiencias comunes a cualquier persona de su tiempo.

7. Una vida que rompía esquemas

Imagen: «Washing Jesus’s Feet» por Brian Call.

Para muchos en su época, Jesús fue visto como un revolucionario. Se atrevía a hablar con mujeres en público, tocaba leprosos, compartía con quienes eran rechazados y se acercaba a los pecadores. Lo que parecía un escándalo era en realidad la manifestación más pura de amor y compasión.

Lo que estos detalles nos recuerdan

Al descubrir estas curiosidades, entendemos que Jesús vivió en un contexto real, con un nombre, una cultura y una familia. Nada de eso le quita divinidad, al contrario, nos ayuda a sentirlo más cercano. Conocemos a un Salvador que se hizo parte del mundo en el que nació, pero que con sus actos y enseñanzas nos mostró un camino eterno.

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