Seguro te ha pasado alguna vez. De un momento a otro empiezas a tener pensamientos pesimistas, imaginas escenarios que en realidad no existen. Se trata de la peor situación, la cual te llena de dudas e inseguridad.
Lo más trágico de esto es que a veces esas ideas que no tienen fundamento. Al final, todo eso solo te quita la calma.
En las Escrituras a esto se le llama “vanas imaginaciones”. Son pensamientos sin base, engañosos y hasta dañinos si dejamos que se apoderen de nuestra mente.
Qué significa realmente “vanas imaginaciones”

En el sueño de Lehi sobre el árbol de la vida, aparece un edificio grande y espacioso lleno de personas que se burlaban de quienes comían del fruto.
Nefi explicó que ese edificio representa “las vanas imaginaciones y el orgullo de los hijos de los hombres”. El élder Kevin W. Pearson lo resumió en dos palabras: distracción y engaño.
Hoy en día, esas distracciones pueden ser creencias del mundo que parecen atractivas, pero que no son verdaderas. Pueden ser pensamientos internos que nos generan miedo y ansiedad. Lo importante es recordar que son vanos, es decir, carecen de verdad y no tienen ningún valor real.
Cómo proteger nuestra mente

Nefi nos da un detalle clave. Su familia logró llegar al fruto porque “no hicieron caso” a los que estaban en el edificio. En cambio, Laman y Lemuel se distrajeron y nunca probaron el fruto.
La lección es clara. Aquello que elegimos prestar atención tiene poder sobre nosotros. Como dijo el rey Benjamín:
“Si no os cuidáis a vosotros mismos, y vuestros pensamientos, y vuestras palabras y vuestras obras… debéis perecer” – Mosíah 4:30.
Por eso lo primero que menciona es cuidar los pensamientos. Ahí empieza todo.
Mantener la mirada en Cristo

El presidente Russell M. Nelson enseñó que enfocar nuestra mente en el Salvador no es un esfuerzo pasivo. Requiere disciplina y constancia. Él dijo:
“Es mentalmente riguroso esforzarnos por mirar hacia Él en todo pensamiento, pero cuando lo hacemos, nuestras dudas y temores desaparecen”. – Rusell M. Nelson
Cuando los pensamientos vanos empiecen a quitarte paz, ora, vuelve tu mente hacia Jesucristo y recuerda Sus promesas. Él es la verdad, y la verdad nos hace libres.
Fuente: LDS Living



