Hay momentos en los que solo necesitas un respiro de la euforia a tu alrededor para recargar energías. Esto es cierto para Pita Anae-Ah Sue, Iakopo Mapu y Latrell Smiler-Ah Kiong, jugadores de la selección nacional de rugby de Samoa.
El pasado sábado 20 de septiembre, el Manu Samoa se enfrentó a la selección chilena en un partido clasificatorio para la Copa Mundial de Rugby de 2027 en el America First Field de Salt Lake City.
A pesar del caos por los preparativos, estos tres jugadores del Manu Samoa decidieron hacer una visita especial que conmovió sus corazones.
Lejos de la presión exterior

Dos días antes del partido, estos tres jugadores tomaron un tiempo en su itinerario para visitar el Centro de Conferencias de Salt Lake. Dos de ellos, Pita Anae-Ah Sue y Smiler-Ah Kiong eran miembros de la Iglesia de Jesucristo.
Ellos sintieron paz celestial lejos de la presión del partido mientras eran guiados por misioneras de la Iglesia de Jesucristo que les acompañaron a recorrer las inmediaciones del Centro de Conferencias en su idioma natal.
“Todo lo que hacemos en nuestra vida gira en torno a nuestro Padre Celestial. Creo que somos realmente bendecidos de estar aquí”, expresó Smiler-Ah Kiong.
Ambos expresaron gratitud porque el deporte los haya llevado hasta Utah para visitar el Centro de Conferencias por primera vez mientras el recinto se prepara para la próxima conferencia general.
Momentos sagrados y espirituales

Por su parte, Iakopo Mapu, otro de los jugadores que visitó el lugar, también experimentó un momento significativo a pesar de no ser miembro de la Iglesia de Jesucristo.
El ambiente, las personas y el espíritu del Centro de Conferencias, le ayudaron a conectar con su fe. Sin duda, fue un momento de preparación espiritual poderoso.
«Lo estoy disfrutando mucho. Es la primera vez que visito este entorno», manifestó Iakopo.
Por otro lado, Smiler-Ah Kiong vivió una experiencia memorable. Durante el recorrido, escuchó a Brian Mathias, organista del Coro del Tabernáculo, tocar algunos himnos incluyendo su favorito, “Las familias pueden ser eternas”.
Este último himno removió su corazón. Cada noche de hogar, la familia de Smiler-Ah Kiong solía reunirse para cantar ese himno y, a pesar de la distancia, ese himno los ha seguido conectando.
“Me trajo muchos recuerdos especiales que había olvidado, y solo escucharlo en este hermoso lugar me impactó profundamente. Me sentí como en casa”, mencionó Smiler-Ah Kiong.
Más que logros físicos

La experiencia espiritual de estos deportistas nos recuerda que el verdadero gozo no se encuentra en premios, clasificaciones o logros terrenales, sino en esos momentos en los que sientes al Señor contigo.
El apóstol Pablo enseñó:
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero solo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Y todo aquel que compite, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”.
Nuestro mayor premio es alcanzar la vida eterna y para eso debemos buscar al Señor en cada momento. Así como estos deportistas no solo entrenaron sino que buscaron un momento espiritual, nosotros también podemos alcanzar nuestra meta final buscando momentos con el Señor.
Fuente: Deseret News



