Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días mantienen una tradición poco conocida fuera de su comunidad: vestir prendas sagradas como ropa interior.
Esta práctica, que se remonta a enseñanzas religiosas antiguas, combina un sentido simbólico con un compromiso personal.
Las prendas sagradas son una vestimenta interior utilizada por los miembros que han participado en ordenanzas del templo, especialmente en la investidura.
Estas prendas se colocan bajo la vestimenta normal, no como una indumentaria visible o ceremonial, con la intención de que formen parte del día a día del creyente.
No son uniformes rígidos en diseño, sino que existen modelos adaptados a circunstancias climáticas, de trabajo o de salud, siempre respetando su carácter como “ropa interior sagrada”.
Su uso es un mandato doctrinal para quienes han hecho ciertos compromisos y promesas con Dios, y se espera que sean usadas “en todo momento” salvo causas justificadas.
Orígenes simbólicos y precedentes antiguos
Desde la perspectiva de los creyentes, esta práctica tiene fundamentos en las Escrituras y paralelos en antiguas tradiciones religiosas. Por ejemplo:
- En el Antiguo Testamento, los sacerdotes de Israel usaban prendas interiores como “breeches” o túnicas que cubrían desde la cintura hasta los muslos al entrar al altar (Éxodo 28:42–43). Se interpreta que esas piezas tenían un carácter ritual y simbólico.
- En relatos más remotos, se señala que Dios proveyó “vestiduras de pieles” a Adán y Eva después de la caída, con el propósito de cubrir su desnudez (Génesis 3:21). Esa narrativa se considera por algunos como un antecedente simbólico de cubrir lo espiritual.
Asimismo, muchas culturas antiguas tenían elementos de ropa interior con carga simbólica, por ejemplo, en el ritual egipcio o en prácticas zoroástricas, que representaban pureza, conexión con lo divino o protección espiritual. Estas analogías suelen citarse para ilustrar que la idea de gárments visibles sólo para el portador no es inédita.
Razones doctrinales y espirituales
Desde la perspectiva de los fieles, el motivo central para portar los gárments del templo es un mandato divino que forma parte de una alianza establecida en el templo. Pero más allá de obedecer, esas prendas cumplen varias funciones simbólicas y prácticas:
- Recordatorio constante
Al estar en contacto directo con el cuerpo, los gárments actúan como un recordatorio físico de los compromisos asumidos dentro del templo: vivir conforme a principios de santidad, autocontrol y pureza en pensamiento, palabra y obra. - Simbología de cobertura y protección
El uso de estos gárments se interpreta como una manifestación simbólica de que la gracia de Cristo “cubre” al creyente, y de que su compromiso espiritual debe acompañarlo en cada momento, incluso cuando no participa en rituales específicos. - Modestia y moderación en la vestimenta exterior
Al tener una capa básica sagrada bajo la ropa pública, se pretende que el creyente evite extremos en su atuendo o apariencia que puedan distraer o inducir a juicios exteriores. En ese sentido, los gárments ayudan a centrar la identidad religiosa en lo esencial, no en lo ostentoso. - Acceso simbólico al poder del sacerdocio
En la doctrina de los Santos de los Últimos Días, los miembros “investidos” reciben potestades o bendiciones relacionadas con el sacerdocio. Llevar el gárment no es equiparar eso con poderes mágicos, sino recordarse que se está en una condición espiritual especial, bajo responsabilidades.
Práctica cotidiana y excepciones
Aunque el ideal doctrinal es su uso permanente, hay situaciones en que los gárments no se llevan, ya sea por razones de salud, durante exámenes médicos, en ciertos deportes de alto rendimiento o en condiciones que pudieran comprometer su integridad. Cada creyente y líder local debe discernir cuándo es apropiado hacer excepciones, siempre respetando el espíritu del mandamiento.
Además, existen variantes de los gárments adaptadas para climas cálidos, estilos de vida activos o preferencias personales, siempre manteniendo la fidelidad al diseño esencial.
Los líderes de la Iglesia destacan que estas prendas no están destinadas a exhibirse en público ni a seguir tendencias de moda, sino que poseen un carácter íntimo y reservado.
Dentro y fuera del mundo religioso, esta práctica suscita preguntas, críticas o incomprensiones. Algunos cuestionan su utilidad práctica o la vinculación con rituales que pueden parecer distantes para quienes no comparten el marco doctrinal. Otros advierten el riesgo de darle un valor mágico o supersticioso a esas prendas.
Sin embargo, los líderes Santos de los Últimos Días han hecho esfuerzos por explicar que los gárments no tienen poder por sí mismas, sino que su valor deriva del propósito de recordatorio, consagración personal y del compromiso espiritual detrás de su uso. En discursos oficiales, se insiste en que no son amuletos ni símbolos públicos.
Fuente: Scripture Central
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