En diferentes países, cada vez más Santos de los Últimos Días mayores o retirados están eligiendo dedicar parte de su tiempo al servicio misional.
Aunque esta práctica existe desde hace décadas, hoy marca una tendencia en expansión que evidencia cómo La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está ajustando su modelo de servicio a una realidad global, tecnológica y organizativamente más compleja.
Un llamado que se amplía
Durante la última década, los líderes de la Iglesia han enfatizado la necesidad de “más obreros en la viña”, invitando no solo a los jóvenes, sino también a matrimonios y personas mayores a servir.
En las conferencias generales recientes, el llamado a los “misioneros mayores” ha dejado de ser una mención secundaria: hoy se considera una parte esencial del esfuerzo global de la Iglesia.
El resultado es un aumento constante en el número de adultos mayores que aceptan asignaciones, tanto dentro como fuera de su país.
Algunos dejan sus hogares por uno o dos años; otros sirven desde sus comunidades locales o incluso de manera remota, conectados a oficinas y proyectos institucionales en diferentes países.
Aunque muchos asocian el término “misionero” con la enseñanza del Evangelio puerta a puerta, la realidad actual es mucho más diversa. Las oportunidades para los misioneros mayores incluyen funciones administrativas, tecnológicas, educativas y humanitarias.
En centros de historia familiar, por ejemplo, matrimonios mayores ayudan a indexar registros y capacitar a nuevos voluntarios. En oficinas de área, profesionales retirados brindan asesoría contable, legal o de gestión de proyectos. Otros apoyan la educación religiosa, la traducción de materiales o la organización de eventos comunitarios.
El énfasis está en el uso de habilidades acumuladas a lo largo de décadas. “Cada talento puede transformarse en una forma de servicio”, explicó recientemente un portavoz de la Iglesia. “Las capacidades profesionales son recursos valiosos que ayudan a sostener el trabajo administrativo y humanitario de la institución”.
La pandemia aceleró la adopción de modelos de servicio a distancia. Hoy existen misioneros mayores que colaboran desde sus hogares en la gestión de datos, asistencia técnica o comunicación institucional. En algunos casos, los misioneros remotos coordinan equipos distribuidos en varios continentes, demostrando que la misión ya no depende exclusivamente de la ubicación geográfica.
Este tipo de servicio, además, facilita la participación de personas que no pueden viajar por motivos de salud o responsabilidades familiares. La Iglesia ha desarrollado sistemas para integrar estos esfuerzos en su estructura global, garantizando la supervisión y el acompañamiento espiritual de cada pareja o individuo.
Impacto visible en la organización
El aumento de misioneros mayores ha tenido efectos concretos en el funcionamiento de la Iglesia. En Estados Unidos, por ejemplo, los centros de distribución y las oficinas administrativas cuentan con cientos de voluntarios senior que reemplazan tareas antes realizadas por personal contratado. En Europa y Sudamérica, los matrimonios mayores desempeñan un papel clave en la preservación de documentos históricos y en la atención a miembros en situación de vulnerabilidad.
Según los datos más recientes, el número de misioneros mayores representa una fracción menor del total, pero su contribución organizativa es significativa. Su experiencia profesional y madurez emocional fortalecen áreas donde la rotación de jóvenes es alta o donde se requieren competencias técnicas.
Para muchos Santos de los Últimos Días, aceptar una misión en la etapa de jubilación no es un retiro espiritual, sino una extensión práctica de su compromiso con la Iglesia.
Sin discursos emotivos ni grandes gestos, su labor cotidiana sostiene la infraestructura de un movimiento que sigue creciendo y adaptándose a nuevos tiempos.
El servicio senior, en definitiva, responde a una necesidad concreta: mantener la expansión global de la Iglesia con eficiencia, experiencia y estabilidad.
Y aunque los rostros de estos misioneros raramente aparecen en los videos institucionales o en los informes de crecimiento, su trabajo silencioso permite que cada engranaje, desde los templos hasta las plataformas digitales, siga funcionando sin interrupciones.
Fuente: Church News
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Con mi esposa hemos cumplido una misión durante la pandemia y después, aún estando yo en actividad. Ha sido una experiencia hermosa que queremos se repita.
Estamos muy agradecidos al Sr.
Mi esposa y yo cumplimos una misión hace unos pocos años en FamilySearch, ha sido una experiencia hermosa que queremos se repita. Muy agradecidos al Señor por tan bonita expresión de su amor.
Qué hermoso testimonio, Luis. Nos alegra saber que servir en FamilySearch fue una experiencia significativa para usted y su esposa. El servicio misional realmente bendice a quienes lo ofrecen y a quienes lo reciben. Gracias por compartirlo.