Si hay algún miembro o ex-miembro de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que se ha alejado de la iglesia por haber sido seriamente ofendido, este es el único mensaje que quiero que tome de este artículo:
No dejes que las imperfecciones de las demás personas sean la base para juzgar el evangelio de Jesucristo.
Sé que te han ofendido. Lo siento mucho. Quizás fue una hermana de la sociedad de socorro, alguien del obispado, o quizás todos en tu barrio o rama. Quizás es algo que sucedió hace unos años atrás, o quizás es algo que está sucediendo actualmente.
Honestamente, como miembros de la iglesia a veces somos odiosos. A veces juzgamos fácilmente y somos orgullosos. Quizás has notado eso. Yo también. No hay necesidad de esconderlo. No es bueno pretender que no hay un problema cuando sí lo hay.
Sé que es difícil. Yo también he estado en esa situación, pero por favor, no dejes la iglesia por esa razón.
Nuestra asistencia a la iglesia no debería depender del comportamiento de los otros miembros
Siento mucha simpatía hacia los miembros de la iglesia que han sufrido a causa de otros miembros. Sin embargo, nuestra afiliación a la iglesia debe depender de nuestro testimonio de Jesucristo y de la restauración del evangelio, no del comportamiento de los miembros.
La pregunta bautismal es: “¿Crees en la iglesia y que el evangelio de Jesucristo ha sido restaurado a través del profeta José Smith? La pregunta no es: “¿Crees que la iglesia y el evangelio de Jesucristo son verdaderos siempre y cuando los miembros sean fieles? Afortunadamente, esa no es la pregunta.
Nuestra iglesia tiene un aspecto social, pero no pretende ser el club social más popular del mundo. Es la iglesia restaurada de Jesucristo. Es por eso que estamos allí. El obispo podría escupirme en la cara pero eso no me haría dejar de creer en la veracidad de la iglesia restaurada. Simplemente, es una prueba de que mi obispo es un hombre imperfecto.
Honestamente, Dios no diseñó el evangelio para personas perfectas. Él lo diseñó para perfeccionar a las personas imperfectas. Dejar la iglesia porque hay personas pecadoras es como dejar el hospital porque hay personas enfermas allí. Por supuesto que no es divertido cuando la persona que está en la sala de espera, sentada a tu lado, estornuda, pero tu sabes que tu estás allí porque tienes que resolver tus propios problemas médicos; y el hospital es el lugar para hacer eso.
Lo mismo sucedió en el Libro de Mormón
Tú puedes encontrar personas ofensivas en cualquier iglesia. No justifico el comportamiento inapropiado, sin embargo, encuentro una perspectiva más amplia en las palabras del Libro de Mormón, y me doy cuenta que en esa época también había miembros así.
Alma 4: 6-11
“Y aconteció que en el año octavo del gobierno de los jueces, los de la iglesia empezaron a llenarse de orgullo por motivo de sus grandes riquezas, y sus delicadas sedas, y sus linos de tejidos finos, y por motivo de sus muchos rebaños y manadas, y su oro y su plata, y toda clase de objetos preciosos que habían obtenido por su industria; y en todas estas cosas se envanecieron en el orgullo de sus ojos, porque empezaron a usar vestidos muy costosos.
Ahora bien, esto fue causa de mucha aflicción para Alma, sí, y para muchos de los que él había consagrado para ser maestros, sacerdotes y élderes en la iglesia; sí, muchos de ellos se sintieron afligidos en extremo por la iniquidad que vieron que había surgido entre los de su pueblo.
Porque vieron y observaron con gran dolor que los del pueblo de la iglesia empezaban a ensalzarse en el orgullo de sus ojos, y a fijar sus corazones en las riquezas y en las cosas vanas del mundo, de modo que empezaron a despreciarse unos a otros, y a perseguir a aquellos que no creían conforme a la propia voluntad y placer de ellos.
Y así, en este octavo año del gobierno de los jueces, empezó a haber grandes contenciones entre los de la iglesia; sí, había envidias y conflictos, malicia, persecución y orgullo, aun excediendo al orgullo de aquellos que no pertenecían a la iglesia de Dios.
Y así terminó el año octavo del gobierno de los jueces; y la iniquidad de los de la iglesia fue un gran tropiezo para los que no pertenecían a ella; y así la iglesia empezó a detenerse en su progreso.
Y sucedió que al principio del año nono, Alma vio la iniquidad de la iglesia, y también vio que el ejemplo de la iglesia empezaba a conducir a los que eran incrédulos de una iniquidad a otra, causando con ello la destrucción del pueblo”.
Helamán 3: 33-34
“Y en el año cincuenta y uno del gobierno de los jueces también hubo paz, con excepción del orgullo que empezó a insinuarse en la iglesia; no dentro de la iglesia de Dios, sino en el corazón de aquellos que profesaban pertenecer a ella.
Y se ensalzaron en el orgullo, al grado de perseguir a muchos de sus hermanos. Y esta fue una iniquidad muy grande que hizo que la parte más humilde del pueblo sufriera grandes persecuciones y pasara muchas aflicciones”.
Analiza el primer versículo. Helamán hace una distinción clara entre la iglesia de Dios y la gente que profesa pertenecer a la iglesia de Dios. Hay una gran diferencia.
El problema está dentro de las personas, no en el evangelio. Si sacrificamos nuestra participación y nuestra creencia en el evangelio sólo porque un miembro hizo o dijo algo, nos estamos perjudicando a nosotros mismos.
En el Libro de Mormón encontramos muchos miembros odiosos. La biblia también está llena de ellos. Incluso uno de los discípulos más cercanos de Cristo, un apóstol, lo traicionó. Eso es bastante ofensivo, pero aún así las enseñanzas de Cristo siguen siendo verdaderas.
¿Entonces qué debemos hacer cuando un miembro de la iglesia nos ofende?
¿Cómo puedes ir a la iglesia y sentir el Espíritu si te sientes ofendido, juzgado o rechazado? Bueno, esa es una buena pregunta, y yo no sé la respuesta. Habla con Dios. Pregúntale a través de una oración sincera cómo puedes implementar mejor Sus enseñanzas en tu situación.
A medida que buscas inspiración respecto a cómo seguir adelante, recuerda este consejo que Cristo dio:
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. (Mateo 5: 43- 44)
Qué Dios te bendiga en tu camino.
Este artículo fue escrito por David Snell y fue publicado por mormonhub.com, con el título: “Sometimes Mormons Can Be Punks—But That’s No Reason to Leave the Church”