“Ser nuevo en un barrio donde no conoces a los JAS es algo que causa un poco de ansiedad, puede llegar a ser abrumador, diferente y atemorizante.”
El aislamiento es un problema muy grande entre los jóvenes adultos. Según la BBC, casi el 10% de las personas de entre 16 y 24 años manifiesta sentirse sola, lo cual es un porcentaje más alto que cualquier grupo y es tres veces mayor que el grupo de las personas de 65 años o más.
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Los problemas de la escuela secundaria, como los grupos muy marcados, nos siguen a los hasta los JAS de cada barrio de la Iglesia, lo que en consecuencia invita a la creación de otros grupos y al aislamiento que existe dentro de los Jóvenes Adultos Solteros.
Puede ser difícil para los jóvenes adultos, los cuales entran en esta nueva etapa de la vida y tratan de encontrar su propio lugar en el mundo, especialmente cuando no sienten que pertenecen.
El Aislamiento debido a un Malentendido
A veces es difícil ser tú mismo y conocer gente nueva, también es difícil cuando te recuerdan constantemente que eres soltero con el título de JAS. Es el único tiempo de tu vida en el que se te define por tu soltería.
Es fácil quedar atrapado en las comparaciones y sentir que te estás quedando atrás porque todos parecen tenerlo todo planeado y logrado. Es fácil sentir que todos a tu alrededor te juzgan y es fácil imponerte un auto aislamiento porque no te sientes comprendido.
Tuve una compañera que tuvo desafíos con los JAS de su barrio, ella nunca se sintió incluida. Ella estuvo activa durante su llamamiento, pero se enfermó durante un mes y estuvo en reposo. Nadie nunca se acercó a ella o sabía que ella estaba teniendo desafíos o incluso fue a visitarla. Ella fielmente pagaba su diezmo, pero su obispo nunca supo su nombre. Ella me dijo que le hubiera sido muy fácil permanecer inactiva porque sentía que a nadie le importaba.
Francamente no tenemos idea en qué momento o cuando es que las personas están pasando por momentos difíciles o están sufriendo. La gente puede ser realmente buena ocultando sus desafíos. Las pruebas de cada persona son únicas y sólo Jesucristo entiende eso por completo. Puede ser realmente fácil malinterpretar a alguien cuando sufre en el interior y no podemos verlo, pero esa no es la única forma en que nos podemos sentir aislados.
Aislamiento a través de una falsa amistad
Nadie debería sentirse como una “tarea” dentro del barrio. Hemos escuchado mucho sobre acudir y acercarnos a aquellos a quienes ministramos, pero en realidad, ministrar es brindar nuestra amistad. Nadie debería sentirse como una tarea porque no es así como Cristo quiso que fuera. Sí, todos somos nuevos en el ministerio, pero ninguno de nosotros es nuevo haciendo amistades y la mejor forma en que podemos ministrar es siendo un verdadero amigo.
Recientemente, durante uno de los desafíos más grandes de mi vida, recibí dos visitas diferentes de personas del barrio. La primera visita fue de la Sociedad de Socorro que me traía galletas a altas horas de la noche. Agotada, y sin hambre, conté los minutos hasta que se fueron. Estoy segura de que tenían buenas intenciones, pero nunca tuve la oportunidad de expresar cómo me sentía.
La segunda visita no me la esperaba en absoluto. Dos de los muchachos de mi barrio, que solo conocían un poco mi situación, vinieron a visitarme. De hecho, ni siquiera hablamos de la situación, simplemente me visitaron y rápidamente nos hicimos amigos. Me sorprendió porque sabía que estaban preocupados por mí y que también les importaba. A diferencia de la primera visita, ellos se enfocaron en mis necesidades e inquietudes y buscaron ser mis amigos.
El grupo de JAS reúne a las personas que realmente no tienen mucho en común, aparte de que son jóvenes adultos solteros que son miembros de la Iglesia; sin embargo, aunque todos pertenecemos a la misma fe, todos vivimos el Evangelio de manera diferente. Tenemos diferentes situaciones familiares, diferentes niveles de actividad, incluso diferentes prácticas para los mismos principios del Evangelio. Esa es una de las razones por las que es difícil adaptarse al grupo de JAS.
Ser nuevo en un barrio donde no conoces a los JAS es algo que causa un poco de ansiedad, especialmente si no eres tan fuerte en tu testimonio como algunos otros JAS. Puede llegar a ser abrumador, diferente y atemorizante; si no tenemos cuidado, podríamos aislar a alguien hasta el punto en que quiera alejarse de la Iglesia.
Hay una manera de solucionar esto y eso se logra siendo un verdadero amigo. Uno de los títulos de Cristo es Amigo. Él entregó su vida por Sus amigos, nosotros, porque nos ama. Él nos pide que amemos a nuestros semejantes, incluso si las personas son difíciles de amar.
Aquellos que son llamados “antisociales” generalmente necesitan más amor, pero no del tipo que es sólo por cumplir, sino uno que esté lleno de sinceridad.
¿Cómo mostramos ese amor? ¿Cómo podemos solucionar este problema de aislamiento?
La respuesta está en la caridad.
Moroni nos habla sobre la caridad en el Libro de Mormón: “Y la caridad es sufrida y es benigna, y no tiene envidia, ni se envanece, no busca lo suyo, no se irrita fácilmente, no piensa el mal, no se regocija en la iniquidad, sino se regocija en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta…. pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien.”
La caridad no está en donar dinero a una buena causa. Tampoco está en hacer obras sólo para decir que las hicimos. La caridad se trata de mostrar amor tal como Cristo lo haría. Se trata de tener un oído atento y un corazón amable para así poder ser un instrumento de Dios en la tierra.
Es muy fácil quedarse aislado en la vida, realmente lo es; pero la caridad debe ser parte de lo que somos. Debemos estar dispuestos a mostrar ese amor a quien sea y en donde sea, tal como lo haría el Salvador. Él vino para hacer el bien y llegar a los solitarios y oprimidos de corazón.
El aislamiento se puede contrarrestar si somos genuinos, sinceros y nos centramos en satisfacer las necesidades de los demás. Es por eso que tener amistades duraderas es un gran motivador en tiempos difíciles.
Al escuchar y ser amable con los demás, estando verdaderamente para ellos no solo cambiará sus vidas, sino también las nuestras.
Podemos ser nosotros mismos y crear nuevas amistades eternas, especialmente con aquellos a quienes ministramos. No es una tarea, es nuestra salvación eterna. Es una forma de vida llena de caridad.
Este artículo fue escrito originalmente por Kayla Tanuvasa y fue publicado por mormonhub.com bajo el título de “The problem with YSA (and how we can fix it)”