En octubre de 2015, la Iglesia de Jesucristo publicó un ensayo oficial en el que analiza y resume la historia sobre nuestra Madre Celestial.
El ensayo causó conmoción, ya que esta doctrina había sido objeto de debate desde los días de José Smith y nunca antes la Iglesia había realizado algún tipo de declaración oficial.
En el ensayo se comparte información que podemos estudiar con mayor profundidad en las Escrituras.
El libro de Abraham
Una de las fuentes más confiables donde podemos encontrar información acerca de la Madre Celestial es el libro de Abraham.
Aunque muchas personas tratan de atacar Su origen divino al cuestionar la traducción inspirada de José Smith, debemos recordar lo que Jesucristo explicó: “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16).
El libro de Abraham amplía nuestro conocimiento sobre la Madre Celestial al compartir Su papel en la creación.
Por un lado, tenemos el libro de Génesis, que revela que, en el principio Dios creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1). En Moisés 2:1, se relata que Dios mandó a Su Hijo Unigénito, Jesucristo, para realizar la creación (Moisés 2:1).
Sin embargo, el libro de Abraham nos revela aún más cosas. Jesucristo no llevó a cabo la creación solo, sino que contó con la ayuda de “los dioses” (Abraham 4:1), estos “dioses” son identificados como “los nobles y grandes” (Abraham 3:22), quienes ayudaron a Jesucristo en la creación.
“Descenderemos, pues hay espacio allá, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra sobre la cual estos [hijos espirituales de Dios] puedan morar”. (Abraham 3:24)
Ellos son quienes adoptaron el titulo de “dioses” al ser hijos e hijas espirituales de Dios.
Jesucristo y estos “nobles y grandes” espíritus fueron enviados por nuestro Padre Celestial para crear la tierra y todo lo que hay en ella, excepto el hombre.
El élder Bruce R. McConkie expresó:
“[El Padre Celestial] obró a través de su Hijo y otros para llevar a cabo diferentes creaciones, delegando en ellos Sus poderes.
Sin embargo, hay dos creaciones que son Suyas y solo Suyas. En primer lugar, es el Padre de todos los espíritus, incluido el de Cristo; ninguno fue creado por otra persona. Segundo, es el Creador del cuerpo físico del hombre”.
No solo hay un Padre Celestial, también tenemos una Madre Celestial
El libro de Abraham describe la creación del hombre y afirma que “Los dioses descendieron para organizar al hombre a su propia imagen, para formarlo a imagen de los dioses, para formarlos varón y hembra” (Abraham 4:27).
Si Jesucristo y los “nobles y grandes” no ayudaron al Padre Celestial en la creación, entonces ¿por qué dice “los dioses” en lugar de simplemente Dios?
La razón es que junto con nuestro Padre Celestial, nuestra Madre Celestial, también participó en la creación del hombre.
Nuestra Madre Celestial fue otro Dios que colaboró con nuestro Padre Celestial en la creación de la humanidad. Ella y Él crearon a Sus primeros hijos terrenales, Adán y Eva.
Además, la Primera Presidencia ha confirmado que “todos los hombres y mujeres son semejantes a un Padre y una Madre Celestial, somos literalmente hijos e hijas de Dios”.
En “La Familia: Una Proclamación Para el Mundo”, leemos:
“Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos”.
Se creó a los seres humanos como hijos e hijas literales de Padres Celestiales
Comprender que se creó a los seres humanos como hijos e hijas literales de Padres Celestiales, nos ayuda a entender un versículo importante del siguiente capítulo de Abraham que también hace referencia a nuestra Madre Celestial.
Al igual que los relatos de la creación que se encuentran en Génesis y Moisés, el libro de Abraham también da, al principio, una visión general de los períodos de la creación y una explicación más detallada de estos acontecimientos.
En esta cita leemos que “los dioses” (refiriéndose todavía a nuestro Padre y Madre Celestiales) no solo crearon los cuerpos de Adán y Eva, sino que más tarde se sellaron en matrimonio eterno (Abr. 5:7,14; Joseph Fielding Smith, Doctrines of Salvation 2:71).
“Por lo tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su esposa, y serán una sola carne”. (Abraham 5:18)
Adán fue el verdadero hijo de un Padre y una Madre Celestial
Esta es una cita directa sobre Adán en el libro de Abraham, lo que claramente hace referencia a nuestro Padre Celestial y Madre Celestial, quienes lo criaron tanto como padres terrenales como Padres Celestiales.
Fue gracias a la relación con su Padre que Adán aprendió acerca de la importancia de que el esposo se allegue a su esposa y sean uno.
Después de que Adán y Eva abandonaron el Jardín de Edén, la unidad entre esposo y esposa queda reflejada como un ejemplo clásico de lo que significa trabajar juntos como “equipo” en el matrimonio.
Este modelo es algo que Adán y Eva deben haber aprendido al ver a sus Padres Celestiales trabajar juntos en Sus propias labores divinas.
Asimismo, implica que la obra de nuestro Padre y nuestra Madre Celestial, como se afirma en las Escrituras, es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39).
Tal como ha enseñado el élder M. Russell Ballard:
“Somos parte de un plan divino diseñado por nuestros Padres Celestiales que nos aman” (When Thou Art Converted: Continuing Our Search for Happiness , pág. 62).
Ambos comparten los mismos atributos divinos
La obra de nuestro Padre Celestial es también la obra de nuestra Madre Celestial, lo que significa que ambos comparten los mismos atributos divinos.
En el libro de Abraham, se hace referencia a ambos como “Dioses”, lo que implica que ambos son seres glorificados y perfeccionados.
Todos los atributos divinos que se aplican a nuestro Padre Celestial también se aplican a nuestra Madre Celestial, ya que Ella está a Su lado con majestad, fuerza, dominio, verdad, justicia, juicio, misericordia y un sinfín de plenitud, de eternidad en eternidad (Doctrina y Convenios 109:77).
Aunque dirigimos nuestra adoración a nuestro Padre Celestial y no oramos directamente a nuestra Madre Celestial, ambos son Dioses merecedores de que los sigamos y honremos.
Nuestra Madre Celestial nos ama incondicionalmente
A pesar de que no conocemos todos los detalles sobre nuestros Padres Celestiales, lo que sí sabemos es suficiente. Sabemos que somos Sus hijos, que hemos sido creados a Su imagen y que nos aman incondicionalmente.
Ellos son Dioses y poseen atributos divinos. Sabemos que, si seguimos Su plan con fe, podremos crecer y llegar a ser como ellos.
En lugar de cuestionar por qué no sabemos más acerca de nuestra Madre Celestial, deberíamos estar agradecidos por el conocimiento que sí tenemos, pues nadie más en la Tierra lo sabe.
Somos Sus hijos e hijas, y hemos sido creados a Su imagen.
En el futuro, tendremos la oportunidad de regresar a Ellos y alcanzar la misma divinidad.
Esta esperanza y conocimiento nos dan una profunda razón para tener fe y confianza en el plan que tienen para nosotros.
*Imagen de portada: “In Her Image” por Caitlin Connolly
Fuente: Meridian Magazine