Los días continúan y más personas se suman a las actividades de Ilumina el Mundo propuestas por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y así celebrar una navidad centrada en el Redentor. Hemos llegado a la mitad del camino y ya sentimos un gozo tremendo, continuemos con valor lo que nos queda de camino hasta el 25 de diciembre.
Ilumina el Mundo siendo humilde
Desde que Jesús llegó a la tierra demostró cuán humilde era el Hijo de Dios, nos los recuerda la letra de la canción “Jesús en pesebre nació” y cómo olvidar aquel momento en el que lavó los pies de sus apóstoles. Siendo el primogénito, Jesús sufrió y padeció por cada uno de nuestros sufrimientos. Nuestro Salvador es el mejor ejemplo de humildad y nosotros podemos seguirlo como él ya nos ha invitado a hacerlo.
A continuación, tres formas de ser humildes como Jesús
Recuerda que siempre dependemos de Dios
Recordar que somos hijos de nuestro Padre Celestial y que no estamos solos nos ayuda a ser humildes. El obispo Richard C. Edgley dijo: “Cuando nos sometemos con humildad a la voluntad del Padre, se nos otorga el poder de Dios, o sea, el poder de la humildad, el cual es el poder para enfrentarnos a las adversidades de la vida, el poder de la paz, el poder de la esperanza, el poder de un corazón que late con fervor con el amor y el testimonio del Salvador Jesucristo, a saber, el poder de la redención. Por eso, el Salvador es nuestro ejemplo supremo del poder de la humildad y de la sumisión. Después de todo, al someter Su voluntad al Padre, llevó a cabo el más grande y aun el más poderoso acontecimiento de toda la historia. Tal vez, unas de las palabras más sagradas en las Escrituras son sencillamente: ‘…pero no se haga mi voluntad, sino la tuya’ (Lucas 22:42)”
Busquemos una guía
No importa que tan grandes seamos ahora o que tanto conocimiento tengamos, siempre podemos pedir consejos a nuestros padres, abuelos, hermanos mayores, y líderes eclesiásticos. Élder Athos M. Amorim citó al Salvador para enseñar acerca de la humildad: “Jesús siempre indicaba que Su Padre era la fuente de Su poder y conocimiento. Durante la Fiesta de los Tabernáculos, Jesús fue al templo y enseñó: ‘…Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió… El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia’ (Juan 7:16, 18)”.
Pasa la prueba
El élder Richard C. Edgley narró: “Se cuenta la historia de una reunión entre el profeta José Smith y Brigham Young. En presencia de un grupo grande de hermanos, el profeta José reprendió en forma severa al hermano Brigham por no haber cumplido con su deber en algo. Me imagino que todos, algo aturdidos, esperaban ver cuál sería la reacción de Brigham. Después de todo, el hermano Brigham, quien años más tarde sería conocido como el León del Señor, no era una persona tímida, ni mucho menos. Brigham lentamente se puso de pie, y con palabras que en verdad reflejaron su carácter y su humildad, simplemente inclinó la cabeza y dijo: ‘José, ¿qué quieres que yo haga?’ Entre sollozos, José corrió desde el púlpito, abrazó a Brigham y dijo algo así: ‘Pasaste la prueba, hermano Brigham, la pasaste’”.
Ser humildes, para muchos de nosotros, es algo en lo que siempre debemos trabajar pero no es imposible. El Salvador nos ha indicado cómo hacerlo y estará con nosotros cada vez que intentemos seguirlo. Así que por favor, cuéntenos cómo les fue con las actividades de hoy de Ilumina el Mundo