A veces, los milagros empiezan de la manera más sencilla: con una invitación llena de amor.
Josh Brown, miembro del barrio Oak Grove en la Estaca Liberty, Misuri, pasó más de 20 años alejado de la actividad en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Sabía que el Evangelio era verdadero, pero por años no encontró la forma de volver. No fue hasta que una amiga invitó a su esposa e hijos a una presentación de la Primaria que la luz comenzó a regresar a su hogar… y a su corazón.

Un regreso lleno de amor y segundas oportunidades
Después de esa invitación, la familia Brown asistió a la reunión sacramental, conoció a los misioneros, y con el tiempo, Josh bautizó a su esposa e hijo mayor.

En 2021, toda la familia fue sellada en el Templo de Kansas City, Misuri.

Hoy, Josh sirve como miembro del obispado de su barrio, y sus hijos se preparan para servir misiones y fortalecer la Iglesia.
Mirando atrás, Josh reconoce algo muy especial:
“Durante todo el tiempo que estuve inactivo, el Padre Celestial seguía bendiciéndome. Él nunca se olvidó de mí”.
‘Yo sabía que la Iglesia era verdadera’
Desde niño, Josh había sentido el Espíritu y sabía en su corazón que el Evangelio era verdadero. Pero la vida no fue fácil: tras el divorcio de sus padres, cayó en malas compañías, y aunque su fe permanecía en silencio, se fue alejando.
El tiempo pasó, se casó con Christina, tuvieron hijos, y aunque Josh a veces bromeaba diciendo que criarían a sus hijos en la Iglesia, no sabía cómo volver.
Hasta que una tarde, todo cambió con una invitación sencilla pero poderosa:
“¿Te gustaría venir a la presentación de la Primaria?”
Una invitación que trajo luz a toda una familia
A partir de ese día, Christina y los niños comenzaron a asistir cada domingo. Se hicieron amigos de los miembros, recibieron a los misioneros, y poco a poco, las piezas del plan de Dios empezaron a encajar.

Un momento clave fue cuando su hijo Ayden, de casi 12 años, le dijo a su mamá:
“Espero con ansias ir a la Iglesia cada domingo porque me siento roto, y la Iglesia me vuelve a armar”.
Esas palabras tocaron profundamente a Josh.
¿Qué estaba haciendo en casa mientras su familia encontraba sanación en la Iglesia?
Ese mismo domingo, Christina lo encontró planchando su ropa para ir a la reunión sacramental. Unos meses después, Josh tuvo el privilegio de bautizar a su esposa e hijo.
Hoy, una familia eterna
En marzo de 2022, Josh fue llamado al obispado.
Ayden, su hijo mayor, ahora se prepara para servir una misión de tiempo completo.
Reece, su segundo hijo, es presidente del cuórum de maestros.
Y la pequeña Mya, llena de alegría, canta y baila en la Primaria.

La familia sigue en contacto con los misioneros que fueron instrumentos de su regreso. Y todo comenzó con una sencilla invitación a una presentación de la Primaria.
Nunca subestimes el poder de una invitación
Quizá, en tu camino, haya alguien esperando solo una palabra amable, una invitación sencilla, un gesto de fe.

Porque a veces, un pequeño acto de amor puede cambiar una eternidad.
Fuente: Church News