5 formas de hacer que el estudio familiar de las escrituras sea un hábito que todos disfruten

estudio familiar de las escrituras

Recientemente, he tratado de no hacer muecas o gestos de desaprobación mientras mi hija adolescente lee uno de mis pasajes favoritos de las escrituras con voz monótona y acentuado con varios bostezos en voz alta. “Bueno…” pienso, “es mejor que cuando daba volteretas en el sillón cuando era una niña pequeña durante el estudio familiar de las escrituras”.     

Como casi cualquier padre sabe, hacer del estudio familiar de las escrituras un hábito regular, uno que todos disfruten hacer, a menudo parece imposible.

A continuación se encuentran cinco sugerencias que considero útiles para hacer que el estudio familiar de las escrituras sea un hábito más agradable para la familia:

1.- Establecer metas realistas.

2.- Ser consecuente y persistente.

3.- Buscar maneras creativas de involucrar a los más pequeños.

4.- Agregar variedad.

5.- Enseñar, dialogar y aplicar.

1.- Establecer metas realistas.  

“Sabemos que el estudio de las escrituras en familia y las noches de hogar no siempre son perfectos”, El Élder Quentin L. Cook del Quórum de los Doce Apóstoles enseñó. “Sean cuales sean sus dificultades, no se desanimen”. (“A tono con la Música de la fe,” Conferencia General, abril de 2012).

Ahora que sabes que no se debe esperar la perfección, intenta primero establecer metas a corto plazo, metas realistas para el estudio de las escrituras como familia. Decide dónde y cuándo se reunirán, así como también cuántos capítulos o versículos tratarán de cubrir de una sola vez.

Comienza con una meta simple, no trates de leer demasiado de una manera rápida, y sé realista con tus expectativas sobre el comportamiento de tu familia – especialmente con los niños pequeños ( y adolescentes).

Considera cuidadosamente las edades, los periodos de atención, y otras necesidades y características de los miembros de la familia. Si esperas que tu niño pequeño esté sentado perfectamente como un ángel cada día o que tu hijo adolescente actúe de una manera entusiasta, tal vez te sentirás frustrado y decepcionado.

Como parte del establecimiento de metas, asegúrate de planear una recompensa o premio para cuando logres tu objetivo, tal como un paseo divertido o regalo especial. Por ejemplo, en un esfuerzo por ser más consecuente, mi familia estableció una meta de estudiar las escrituras cada tarde a las 9:00 p.m. por una semana. Nuestra recompensa fue comida China para llevar. Descubrimos lo divertido que era tener algo tangible por lo cual trabajar y cuando logramos nuestra meta, sentimos una gran satisfacción. Las recompensas pueden ser tan simples como una noche familiar de juegos, un tazón de helado, o una caminata. Tal vez el hecho de seguir el progreso de tu familia usando un gráfico puede ser de mucha ayuda. Una vez que hayas alcanzado tu meta. Establece una nueva.

familia estudiando las escrituras

2.- Ser consecuente y persistente

Escoge un tiempo y un lugar específico para ti y tu familia, pero también, trata de permanecer flexible si es que es necesario cambiar el día. Y si fallas un día, ¡no te rindas!

“La persistencia es la respuesta, y un buen sentido del humor la facilita” dice Élder Cook. “Cada miembro de la familia debe hacer un gran esfuerzo, todos los días, pero vale la pena hacerlo. Los contratiempos pasajeros se vencen con la persistencia”. (“A tono con la música de la fe”)

Ahora que mis hijos adolescentes y adultos tienen teléfonos celulares, envío mensajes de texto como recordatorio y citas de calendario para ayudarles a recordar nuestro horario familiar de estudio de las escrituras. Si ocasionalmente uno de nosotros no puede asistir, el resto de nosotros nos reunimos de todas maneras. Cada familia es única, así que, sigue intentando hasta encontrar qué es lo que les resulta más positivo.

3.- Buscar maneras creativas de involucrar a los más pequeños.

Me encanta el ejemplo que Élder Cook compartió sobre cómo su hijo menor y su esposa leen las escrituras con su joven familia: “ Dos de sus cuatro hijos no tienen la edad para leer. Para el de cinco años, tienen señales con cinco dedos a las que él responde a fin de participar plenamente en la lectura familiar de las Escrituras.  La señal del dedo índice es para que repita “y aconteció que” siempre que aparezca en el Libro de Mormón. La señal del dedo medio es “y así vemos que”; y las de los demás dedos las eligen los padres basándose en las palabras del capítulo que estén leyendo. (“A tono con la música de la fe”).

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Una manera de tener a los niños ocupados en vez de dando volteretas es el nuevo “Historias del Libro de Mormón para Colorear” que la Iglesia ha publicado y está disponible a través de internet. Es una manera fácil de mantener a los niños interesados en aprender sobre las historias de las escrituras.

Recuerda que el estudio de las escrituras no tiene que ser complicado y puede evolucionar a medida que los niños crecen.

4.- Agregar maneras diferentes.

Si los miembros de la familia toman turnos para leer, tal vez quieras variar en el número de versículos o en el orden en el que se lee. Mi familia disfruta tomar un tiempo luego de leer en voz alta escuchando la versión en audio de las escrituras.  Pueden intentar leer juntos en el patio o en un lugar distinto en vez de la típica habitación familiar, o ver un video de la biblioteca multimedia SUD que coincida con el versículo que están leyendo. El punto es probar nuevos métodos para mantener a la familia interesada e involucrada.

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5.- Enseñar, dialogar y aplicar.

Recuerden que la lectura familiar de las escrituras no se trata solo de leer juntos; también se trata de estudiarlas. La calidad del tiempo de estudio familiar es más importante que la cantidad de lo que leen juntos. Según lo que dicte el Espíritu, paren de leer versículos con el fin de enseñar conceptos, proveer contextos e invitar al diálogo, hacer y responder preguntas, y aplicar lo que se está aprendiendo hoy a sus vidas. A menudo hemos quedado asombrados con el conocimiento que nuestros hijos han compartido.

El Presidente Thomas S. Monson enseñó: “ a fin de obtener y mantener la fe que necesitamos, es esencial que leamos, estudiemos y meditemos las Escrituras” (“Sean un Ejemplo y una Luz,” Conferencia General, Octubre de 2015)

Nuestras familias necesitan la protección diaria que el estudio familiar de las escrituras proporciona, y nos sirve de consuelo – a pesar de todos los bostezos, volteretas, y días imperfectos – el saber que ninguno de nuestros esfuerzos por fortalecer nuestros espíritus será en vano.

Artículo escrito en inglés por Camille West para la sección de blog de lds.org. Traducido al español por Oscar Cerda.

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