Al emular el amor del Salvador, Él sin duda bendecirá y hará prosperar nuestros justos esfuerzos por salvar nuestro matrimonio y fortalecer nuestra familia[1].
Tener un deseo sincero por mantener el matrimonio y la familia a salvo, es solo el principio. El Elder Dallin H. Oaks enseñó que “Los deseos dictan nuestras prioridades, las prioridades afectan nuestras decisiones y las decisiones determinan nuestras acciones. Los deseos sobre los que actuamos determinan las cosas que cambiamos, lo que logramos y lo que llegamos a ser.”[2]
Al experimentar dificultades en el matrimonio la pregunta clave podría ser ¿como estoy contribuyendo a tener estos resultados? o ¿ hasta que punto estoy cumpliendo con mi rol de esposa o esposo? Se nos ha dicho que “Los cónyuges que frecuentemente llevan a cabo un honrado autoanálisis y rápidamente dan los pasos necesarios para arrepentirse y mejorar gozan de un bálsamo sanador en su matrimonio[3]
El Elder Richard G. Scott sugirió hacernos algunas preguntas que posiblemente estén causando que el matrimonio este en peligro y podríamos aplicarlas tanto al esposo como a la esposa. El dijo: ¿Eres fiel a tu esposa tanto mental como físicamente? ¿Eres leal a los convenios matrimoniales al no participar nunca en conversaciones con otra persona que no querrías que tu esposa oyera? ¿Tratas con bondad y apoyas a tu esposa e hijos? [4]
Al reconocer las cosas en las que necesitan arrepentirse individualmente y fortalecer su deseo de darle prioridad a su matrimonio, es oportuno entonces hacer las cosas que caracterizan a un matrimonio feliz y exitoso. El Elder Clayton enseñó que “Los matrimonios de éxito, oran y estudian las escrituras juntos e individualmente y pagan un diezmo integro. Su búsqueda común es la de ser obedientes y buenos. A medida que guardan los mandamientos la fe crece y también crece la armonía y el gozo en el matrimonio.[5]
En la convivencia diaria los principios de la humildad, la bondad, la paciencia, el perdón, y el amor tienen mayor significado cuando se trata de salvar un matrimonio. El Elder Scott compartió su experiencia cuando dijo “En nuestro hogar no hubo discusiones ni palabras hirientes entre nosotros. Ahora me doy cuenta de que esa bendición se debió a la disposición que ella tenía de dar, compartir y nunca pensar en ella misma. Sugiero que como esposo y esposa hagan lo mismo en su hogar.”[6]
En un matrimonio que está a salvo, la humildad aporta la blanda respuesta y escucha amablemente para comprender, no para justificarse. La humildad reconoce que nadie puede cambiar a otra persona, pero que con fe, esfuerzo y la ayuda de Dios nosotros podremos experimentar nuestro gran cambio en el corazón. La fe es la base de toda virtud que fortalece el matrimonio.[7]
El matrimonio es una de las experiencias más gratificantes, porque nos brinda las oportunidades para perfeccionarnos y alcanzar nuestro potencial divino. El Elder Oaks dijo: “Todos debemos desear y trabajar seriamente para asegurarnos un matrimonio por la eternidad. Aquellos que ya han logrado un matrimonio en el templo, deben hacer todo lo posible por conservarlo.”[8]
[1]Dieter F. Uchtdorf “Un elogio a los que salvan”
[2] Dallin H. Oaks “ El deseo”
[3] L. Whitney Clayton “El matrimonio, observen y aprendan”
[4] Richard G. Scott “Las bendiciones eternas del matrimonio”
[5] L. Whitney Clayton “El matrimonio, observen y aprendan”
[6] Richard G. Scott “Las bendiciones eternas del matrimonio”
[7] L. Whitney Clayton “El matrimonio, observen y aprendan”
[8] Dallin H. Oaks “ El deseo”