Mantén el sentido del humor en tu matrimonio, porque no podrás sobrevivir sin él.
Tendrás que reírte de algunos de los problemas, algunas de tus reacciones y algunas de las reacciones de tu cónyuge.
Tendrás que ver el lado positivo de las cosas. Siempre intenté hacer eso con Pat y ella conmigo.
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Sin embargo, también, en el matrimonio, no hay nada provisional.
Tenemos que sentarnos, abrocharnos los cinturones de seguridad y entrar a la carretera. No tomes ninguna ruta de escape. No digas cada 20 minutos:
“¡Sí, supongo que ya no estoy tan emocionado por nuestro matrimonio como pensé que lo estaría! No es como me dijeron que sería”.
No es justo para nadie, no es justo para ti, no es justo para tu cónyuge y no es justo para Dios que sigas haciendo esa pregunta.
Hacemos esa pregunta una vez, en cierto modo, cuando tomamos la decisión de casarnos. Luego, nos esforzamos y nos mantenemos fieles a nuestros convenios eternos.
Es una verdad del evangelio que puedes construir el matrimonio que deseas. Esto es cuestión de albedrío.
No significa que no habrá días malos, porque si habrá. No significa que no habrá tristeza, dificultades, discusiones, algunos altibajos y cosas que no funcionarán. Así es la vida.
No quiero que nadie malinterprete lo que estoy diciendo. Me doy cuenta de que puede haber una situación violenta o abusiva que dé una razón legítima para dejar un matrimonio.
Cuando haya una excepción legítima, lo sabrás, tus líderes del sacerdocio lo sabrán y Dios lo sabrá.
Sin embargo, la regla es trabajar, orar, servir, amar, reír, perdonar y aguantar. Esa es la regla.
Es posible que tengas el matrimonio que desees. Esa es una verdad del evangelio.
Fuente: Facebook