La historia real de un misionero que enfrentó la muerte y regresó con más fe

Casi muero en la misión: La increíble historia de fe y milagros de Gabriel Hernán Ose

Nota del editor: Esta es la historia real de Gabriel Hernán Ose, un joven misionero cuya fe y determinación lo sostuvieron cuando su vida estuvo al borde del abismo.

«Casi muero en la misión»

Mi nombre es Gabriel Hernán Ose, y esta es la historia de cómo casi perdí la vida mientras servía como misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Todo comenzó cuando fui llamado a servir en la misión Colombia, Medellín. Mi viaje inició en el Centro de Capacitación Misional de Lima, Perú, donde aprendí a enseñar sobre Jesucristo y a compartir Su amor con las personas. Poco después, llegué a Colombia lleno de entusiasmo y dispuesto a darlo todo.

Durante cinco intensos meses, recorrí calles, toqué puertas y conocí a personas maravillosas que buscaban esperanza. Cada día me esforzaba por ayudar a otros a sentir el amor de Dios y a comprender que nunca estamos solos. Pero, mientras ayudaba a sanar los corazones de los demás, mi propio cuerpo comenzó a fallar.

Al principio, pensé que solo estaba agotado, algo común en la vida misional. Sin embargo, pronto noté que era algo más. Respirar se volvió difícil, el dolor no me dejaba en paz y cada movimiento se convertía en una batalla. Apenas podía dormir, pero no quería detenerme. Sabía que había personas que necesitaban sentir el amor de Dios, y yo no podía rendirme.

Una noche, mi cuerpo simplemente no pudo más. Me encontraba en Pereira cuando mi presidente de misión decidió enviarme de urgencia a Medellín. Lo que debía ser un viaje de cinco horas se convirtió en una odisea de diecinueve, debido a cortes en las carreteras. Apenas recuerdo ese trayecto. El calor sofocante, la falta de aire acondicionado y los asientos de plástico se mezclaban con el dolor y el cansancio extremo.

Cuando llegué a Medellín, me ingresaron de inmediato en la Clínica Las Vegas. Los médicos me diagnosticaron con diabetes tipo 1. Mi cuerpo estaba al límite: había perdido 14 kilos en una semana, estaba deshidratado y el ácido en mi sangre amenazaba con apagar mi vida. Me dijeron que, de no haber llegado esa noche, habría sufrido un paro cardíaco o caído en coma diabético.

Durante las dos semanas que pasé en el hospital, cada hora mi cerebro enviaba pequeños shocks eléctricos para mantener mi corazón latiendo. Fue un milagro que sobreviviera. Pero, incluso en medio de mi dolor, Dios tenía una última misión para mí.

Una oportunidad para seguir compartiendo el evangelio en el hospital

En la cama de al lado, una joven llamada Daniela fue internada tras intentar quitarse la vida. Aunque estaba débil y conectado a múltiples tubos, sentí la impresión de hablarle de Jesucristo. Con todo el amor que pude, le entregué un Libro de Mormón y le aseguré que Dios la amaba, así como también me amaba a mí.

Durante los días siguientes, enseñé a Daniela y a su hermana sobre el Evangelio. Antes de irse, me abrazó con lágrimas en los ojos y me prometió que no volvería a rendirse.

Fue la última vez que enseñé como misionero con una placa en mi pecho. Después de salir del hospital, pasé una semana en casa de mi presidente de misión antes de regresar a Argentina. Aprender a vivir con diabetes no ha sido fácil, pero mi fe sigue intacta.

Aunque mi servicio en Colombia terminó, mi deseo de servir al Señor nunca murió. Después de unos meses de aprendizaje y adaptación, fui reasignado a la misión Buenos Aires Sur, Argentina. Ahora, con más fuerza y determinación, estoy terminando lo que comencé.

He aprendido que, cuando entregamos todo a Dios, él multiplica nuestras fuerzas. Y aunque el camino sea difícil, nunca estamos solos.

Soy Gabriel Hernán Ose, y voy a terminar lo que comencé. Sin miedo. Con fe. Y con la certeza de que el Señor nunca abandona a sus siervos.

Fuente: El Libro de Mormón

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Comentarios
Que hermoso testimonio y fortaleza, gracias por compartir, ojalá muchos jóvenes pudieran salir a predicar el Evangelio y seguir su ejemplo de perseverancia.
Carmen Piñas Morales
Creo en lo q Dios su testimonio x experiencia igual creo en la ley del Diezmo y el de servirle al padre mis bendiciones para ese misionero y a todos los q viven o an vivido similar experiencias gracias padre x estas cosas vivida
Celia valdez miranda
Este tipo de testimonios fortalece mas mi vida y mi diario vivir mis hijos acaban de servir una misión uno en Xalapa México y otro en Costa Rica y mi testimonio es muy fuerte pues se sin lugar a dudas que estamos dentro de la iglesia verdadera.
Sandy
Muy lindo el mensaje Yo testifico que Dios padre y su hijo Jesucristo nos dan la fuerza y nos sanan tanto espiritual como tenporal ellos son mi mayor tesoro y este es mi testimonio y lo dejó en el sagrado nombre de mi sabador y rentor jesucristo amén
Rosmary Martinez
Bellos son los pies de los que publican la paz!!!!! Tu fe Elder Ose nos inspira a todos a siempre seguir adelante!!! Que tengas grandes experiencias misionales en tu nueva área!! Te amamos!!
Moyra
Wow! También tengo una historia muy parecida Gabriel, y también vuelvo al campo pronto. Sin miedo, con fe!
Elder Matos Romero
Me inspiran los misioneros, aunque no pude realizar mi misión. El señor bendijo a toda mi familia incluyendo a mi persona. El nos ama y quiere que volvamos al hogar. Lo amo al padre y se que nunca nos dejará solos.
Nicolas Rios
Es inspirador ver cómo el Señor bendice nuestras vidas, independientemente de las circunstancias.
masfe.org
Es hermoso ver cómo el Señor guía nuestros caminos y nos da nuevas oportunidades para servir. Ir al campo misional con fe y sin miedo es una gran muestra de confianza en Él.
masfe.org
Qué testimonio tan hermoso! Es una gran verdad que Dios Padre y Jesucristo nos fortalecen y nos sanan en todas las áreas de nuestra vida.
masfe.org
Es una gran bendición ver a nuestros hijos servir al Señor y fortalecer su fe mientras bendicen a otros.
masfe.org
La fe en Dios y la obediencia a Sus mandamientos, como la ley del diezmo y el servicio, traen bendiciones abundantes.
masfe.org

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