Un mito sobre el matrimonio: Las relaciones necesitan un “periodo de prueba” al vivir juntos antes del matrimonio

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Existe el mito sobre el matrimonio, de que primero una relación necesita tener un “periodo de prueba”, como algo que probamos para ver si funciona o si podría fallar en cualquier momento… Algo condicional y transitorio.

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¿Estás “en una relación” o “en un compromiso”?

Durante muchos años, mi esposa y yo hemos enseñado un seminario resaltando la importancia de priorizar nuestras relaciones por encima de todo lo demás en la vida. La palabra “relación” se ha convertido, para nosotros, en una de las palabras más importantes que aprendemos. Y, por supuesto, al menos en nuestras mentes, la relación matrimonial que adquirimos es la más importante de todas.

Pero durante la última década o dos, esta palabra ha adquirido un nuevo significado que no nos agrada mucho, un significado que, de alguna manera, connota lo contrario de lo que pensamos que debería significar. 

Recordamos una de las primeras veces que una cierta yuxtaposición llamó nuestra atención. En la fase de preguntas y respuestas de nuestro seminario, un hombre joven levantó la mano y comenzó su pregunta con: “Actualmente estoy en una relación…”.

La connotación era que las relaciones son lugares de las que puedes entrar y salir, como si fuera un departamento. En uno hoy, en otro mañana, te vas a otro cuando ya no te gusta la relación en la que estabas.

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Curiosamente, “una relación” se ha convertido en la frase alternativa de “un compromiso”.

Una relación en este nuevo lenguaje es temporal, sin un plazo o período de tiempo establecido; Algo condicional y transitorio e impredecible. Una relación es un periodo de prueba, algo que probamos para ver si funciona o si podría fallar en cualquier momento.

¿En dónde está el poder detrás de tal relación? ¿En dónde está la seguridad? ¿En dónde está el aprendizaje y el crecimiento? Y por último, ¿en dónde está la alegría que sólo proviene al sobrellevar altibajos y de encontrar una manera de hacer que las cosas funcionen?

¿En dónde está el “en la salud y enfermedad” y el “en las buenas y en las malas”? ¿En dónde está la durabilidad y la resistencia que, con el tiempo, se convierte en un amor más profundo y más emocionante que cualquier fantasía?

¿Estás en una relación? ¿O estás comprometido?

Recientemente tuvimos una conversación con un conocido que vive con su novia. Le preguntamos si planeaban casarse.

“Bueno, eso esperamos, si todo va bien”, dijo. “Sólo queremos vivir juntos el tiempo suficiente para asegurarnos de que somos compatibles antes de comprometernos.”

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No lo conocíamos lo suficiente como para darle consejos, pero nos hubiera encantado decirle (y si lo conocemos mejor, tal vez lo hagamos) que las posibilidades de que él y su novia “funcionen” sería menos de la mitad si estuvieran casados. También nos hubiera gustado decirle que, si se casasen, las posibilidades de divorcio serían aún mayores de no haber convivido antes del matrimonio.

Pero lo más importante que queríamos decirle tiene que ver con el compromiso, cuándo debería interferir y qué puede hacer por una relación y por un matrimonio. Su visión del compromiso, como algo que aceptas después de estar seguro de que la relación funcionará, es al revés. En verdad, el compromiso es lo único que puede maximizar las posibilidades de que la relación funcione.

El compromiso no es una culminación. Es un comienzo sólido.

El compromiso no es una celebración agradable que tienes si o cuando decides que pueden ser felices juntos. Es lo que hace posible ser felices juntos.

El compromiso no es algo que haces después de haber superado los tiempos difíciles. Es lo que te ayudará a superar los tiempos difíciles.

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La razón por la que las personas le temen a los compromisos es porque involucran un riesgo y vulnerabilidad. Cuando te comprometes con alguien de una manera tan visible y pública como el matrimonio, corres el riesgo de que no funcione y que sea difícil salir de esa relación. Renuncias a una parte de tu “libertad”, eliminas algunas opciones. Entras en una situación que requiere sacrificio y responsabilidad extra.

El camino más fácil es convivir juntos, ponerlo a prueba, tener una salida de emergencia. Nada arriesgado, nada ganado. Lo que fácil viene, fácil se va. Pero cuando nada se arriesga, nada se gana. Alto riesgo, alta recompensa; bajo riesgo, baja recompensa.

De repente has oído que el matrimonio no es para los temerosos. Estamos de acuerdo con eso. El matrimonio es para los aventureros. El matrimonio es para los que toman riesgos.

La ironía es que nuestras probabilidades mejoran a medida que tomamos ese riesgo.

La magia del compromiso total

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Estamos escribiendo este artículo desde el medio del Mediterráneo, en donde damos charlas en un crucero. Y como si fuera un regalo del destino, el espectáculo de magia en el teatro del barco nos dio la metáfora que estábamos buscando.

Los compromisos matrimoniales reales se convierten en un tipo de magia. Es la magia de la sinergia, de una combinación donde el total es mayor que la suma de sus partes; donde uno más uno puede ser más de dos. Mucho más.

Un año más tarde, en Filadelfia, el cantante y compositor John Legend nos recordó este tipo de magia, él fue el discursante en la graduación de nuestro hijo en UPenn. Habló sobre su canción “All of Me”. Es una canción sobre la magia del compromiso donde “all of my loves all of you”, que quiere decir “todo de mí ama todo de ti”.

Por supuesto, el matrimonio puede considerarse como una responsabilidad, lo que ciertamente es. Puede considerarse como un deber, como un sacrificio y también como un desafío, todo lo cual es muy preciso. Estas mismas palabras también serían descripciones adecuadas para los niños y la familia que generalmente vienen con el matrimonio.

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Pero si esos fueran los únicos contextos para el matrimonio, podríamos pasar por alto los aspectos más importantes y fantásticos de lo que es el matrimonio y lo que puede llegar a ser. Podríamos perdernos la parte de “todo de mí ama todo de ti”. Podríamos perdernos la magia de ver nuestro matrimonio como una sinergia, aventura y la máxima seguridad y alegría.

Sabemos de un entrenador muy exitoso que parecía ser capaz de crear un equipo ganador con jugadores con un talento mediocre cada temporada. Cuando se le preguntó cómo lo hacía, dijo: “Se trata de compromiso”. 

El compromiso, en su opinión, significa lealtad, trabajo en equipo y una determinación inquebrantable. El compromiso total, dijo, es mucho más escaso que el talento. Compromiso significa que nunca te rendiste, sin importar cuál sea el puntaje y sin importar las probabilidades. El compromiso significa que te preocupabas más por el equipo que por ti mismo.

Para ese entrenador, el valor, el riesgo, la devoción y la determinación se manifiestan en el concepto de compromiso. Fue lo que te hizo pasar por situaciones difíciles. Fue lo que te liberó de la duda y la autocrítica. Fue lo que te hizo “dar todo” y eliminar cualquier pensamiento de que quizás esa no era la jugada correcta o el equipo correcto para ti.

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Puede ser lo mismo en el matrimonio. Una vez que hay un compromiso total, las cosas se vuelven mucho más simples y positivas. Cuando ocurren desacuerdos, uno hace lo posible para resolverlos, no se piensa en dejar la relación o dudar de si se conocían lo suficientemente bien antes del matrimonio. El compromiso total es incuestionable.

Cuando el matrimonio se basa en un compromiso total, cuando nos referimos absolutamente a nuestros votos de “en la salud y la enfermedad” y “en las buenas y en las malas”, la vida adquiere un cierto propósito y claridad. Escapar o rendirse nunca es una opción, por lo que uno no pierde tiempo ni energía mental contemplándolo. 

Uno se esfuerza y sobrellevas las cosas, teniendo fe en el uno con el otro, creyendo en tu compromiso.

No caigas en la trampa de decir que no necesitas “una ceremonia” o “una firma en un pedazo de papel” para demostrar tu compromiso. No busques formas de comprometerte sin formalidades, anillos y votos. En su lugar, busca más de estos símbolos para salvaguardar y solidificar tu compromiso. El matrimonio es la manifestación máxima del compromiso.

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No todos los matrimonios perduran, o deberían durar, y quizás algunos nunca debieron haber ocurrido. Sin embargo, los matrimonios con más oportunidades de éxito se dan gracias al compromiso total. Los hace fuertes. Los hace resistentes. Libera sus mentes y sus corazones para saber y sentir cosas que no podrían tener sin ello.

Les permite darle a su pareja el mejor regalo y la seguridad más profunda que puedan imaginar, ustedes mismos y la seguridad de saber que siempre se pertenecerán el uno al otro, que serás siempre suyo o suya.

Citando el resto de la canción de Legend:

“Porque todo de mí ama todo de ti. Amo tus curvas y todos tus bordes. Todas tus perfectas imperfecciones. Dame todo de ti, yo te daré todo de mí.” (“All of me”, John Legend).

Eso es magia.

Este artículo fue escrito originalmente por Richard y Linda Eyre y fue publicado originalmente por latterdaysaintmag.com bajo el título “Marriage Myth: Relationships Need the “Test-drive” of Living Together Before Marriage

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