Mi esposo y yo tenemos puntos de vista diferentes sobre casi todo. Llevamos 50 años casados y, sin embargo, últimamente parece que con frecuencia decimos las cosas mal. Él se queja de que lo corrijo todo el tiempo y yo creo que malinterpreta mis esfuerzos por ayudarlo.
Por ejemplo, si él está limpiando una mesa y le sugiero qué paño utilizar, se enfada; además, me dice que soy negativa todo el tiempo, y eso me pone nerviosa. También si digo que hace calor, él me dice que ya me estoy quejando.
Ambos estamos de acuerdo en que debemos dejar de discutir, pero también quiero dejar de sentirme así. A veces pienso que la mejor solución es simplemente quedarme callada.
Respuesta
Algunos hábitos pueden ser reconfortantes y predecibles, pero otros parecen fuentes inagotables de tensión. Imagen: Canva
Los felicito por haber cumplido casi 50 años de matrimonio. Es un logro importante que refleja su dedicación y compromiso el uno con el otro, a pesar de sus diferencias.
Los retos a los que se enfrentan, aunque angustiosos, también representan una oportunidad para comprender, crecer y revitalizar el vínculo que ambos comparten.
Veamos cómo superar esta tendencia a malinterpretar los esfuerzos del otro.
La voluntad de aceptar que ambos se afectan mutuamente hará que las discusiones sean más provechosas. Imagen: Canva
Cuando las parejas llevan mucho tiempo juntas, hay confianza y familiaridad en muchas áreas, pero también se acumulan suposiciones, hábitos y patrones.
Aunque algunos de estos hábitos pueden ser reconfortantes y predecibles, otros pueden ser fuentes inagotables de tensión.
Ambos han reconocido que este patrón de discusiones los está distanciando entre sí; esa es una buena manera de empezar a solucionar este problema. La voluntad de aceptar que ambos se afectan hará que las discusiones sean más provechosas.
Cada uno de ustedes responden de una forma en la que, de manera personal, les parece sensata, y por eso es fácil decir que la otra persona está irritada.
Invítalo a compartir abiertamente contigo cómo experimenta esas interacciones frustrantes. Imagen: Canva
Es propio de la naturaleza humana vernos a nosotros mismos bajo una luz benevolente y generosa mientras interpretamos el comportamiento de los demás como egocéntrico.
En cambio, creo que es más útil reconocer que todos estamos respondiendo de formas que tienen sentido para nosotros.
Cuando te sorprenda la reacción de tu esposo, en lugar de considerarlo grosero y egoísta, intenta sentir curiosidad por su reacción e invítalo a compartir abiertamente contigo cómo experimenta esas interacciones que le parecen frustrantes. Esto requiere humildad, paciencia y generosidad.
La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor. Imagen: Canva
Por ejemplo, puede que te agradezca que le preguntes si quiere una sugerencia en lugar de ofrecérsela sin que te la pida.
En Proverbios 15:1 leemos:
“La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor”.
Siempre es prudente analizar la forma en que nos dirigimos a nuestra pareja. Si estás dispuesta a examinar la forma en que te diriges a él, posiblemente puedas empezar a cambiar tus interacciones.
Cada interacción frustrante es una oportunidad para aprender más sobre nuestra pareja y sobre nosotros mismos. Imagen: La Iglesia de Jesucristo
Por ejemplo, cuando te acuse de ser negativa, puedes preguntarle y pedirle que comparta más sobre lo que le resulta molesto en tu forma de comunicarte.
Tu disposición a permanecer abierta y hacer preguntas es una forma de flexibilidad que permitirá que ambos puedan comprenderse. Cada interacción que les cause frustración es una oportunidad para aprender más sobre su pareja y sobre ustedes mismos.
Llevas casada el tiempo suficiente para reconocer que puedes vivir con algnas diferencias. El reto para la mayoría es aprender a aceptar esas diferencias sin sentir resentimiento, así que, por favor, reconoce que las diferentes perspectivas pueden ser una fortaleza, no una debilidad.
Respondan con curiosidad, franqueza, humildad y amabilidad. Imagen: Canva
No hay nada de malo en ver las cosas de otra manera, lo importante es saber cómo manejar esas diferencias. Al fin y al cabo, son esas diferencias las que probablemente dieron una dimensión más rica a tu relación y, a la edad que tienen, esas diferencias no cambiarán, por lo que sería mejor aceptarlas.
Mantén el compromiso de poner fin al agotador ciclo de discusiones. Cuando alguno de los dos reconozca que está atrapado en el mismo ciclo, dense permiso para interrumpirlo y reconocer que se están agobiando mutuamente de nuevo.
Respondan con curiosidad, franqueza, humildad y bondad. Asegúrale a tu pareja que es importante para ti y que no quieres molestarlo, así ambos podrán comprometerse a alejarse gradualmente de estas interacciones frustrantes y acercarse mucho más.
Fuente: Meridian Magazine
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