Cuando Lehi y su familia llegaron a la tierra prometida, según el relato de Nefi, encontraron “animales de toda especie en los bosques; tanto la vaca como el buey, y el asno, y el caballo, y la cabra, y la cabra montés, y toda clase de animales silvestres, los cuales el hombre podía utilizar” (1 Nefi 18:25).
Que el Libro de Mormón incluya al caballo es algo que asombra a muchos, pues el pensamiento común entre los científicos es que los caballos se extinguieron en América alrededor del año 10,000 a.C.
Algunas personas usan este versículo para desacreditar el Libro de Mormón, mientras que estudios recientes, como el de Texas Journal of Sciende, indican que los caballos sí pudieron existir en este continente en la época del Libro de Mormón.
Un nuevo estudio
Un equipo internacional de expertos en geología, biología, paleontología y arqueozoología recuperó especímenes de caballos y otra megafauna de un contexto estratificado en Rancho Carabanchel, cerca de Cedral, San Luis Potosí, México.
Para establecer la cronología del yacimiento, se tomaron muestras a partir de carbón vegetal y otros materiales orgánicos recuperados durante las excavaciones y se obtuvieron varias fechas de radiocarbono en cada capa del estrato.
Así, se recuperaron especímenes de caballos que se remontan a los tiempos del Libro de Mormón. En contraste, las muestras precolombinas y postpleistocenas de caballos pertenecen al “Equus mexicanus” o “Equus conversidens”, ambas especies extintas de Norteamérica.
De esta manera, los investigadores concluyeron:
“Los restos de Equus que recuperamos de RC [Rancho Carabanchel] de múltiples capas estratigráficas, todos con fechas de radiocarbono asociadas, todos en un estrecho continuo estratigráfico, y sin mezcla entre unidades geológicas, implican que los caballos pueden haber subsistido en esta región de México mucho después de la época de extinción clásica del Pleistoceno tardío”.
Por ejemplo, se ha señalado que el uso del término “caballo” puede ser lo que los investigadores llaman de “extensión referencial”, donde una palabra familiar se aplica a un elemento o concepto extranjero.
Esto ocurrió con regularidad cuando nuevas culturas se encontraron con el caballo tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo.
Algunos investigadores proponen que pudo ocurrir algo parecido cuando la familia de Lehi exploró la tierra prometida, es decir, que extendieron el término “caballo” a una especie nueva y desconocida.
Otros han observado que la traducción a veces introduce anacronismos en un texto y proponen que palabras como “caballo” pueden ser el resultado de traducir el Libro de Mormón al inglés.
Aunque esto es incongruente con la fecha comúnmente asumida para la extinción del caballo en las Américas, es coherente con las tradiciones de varios grupos indígenas que insisten en que su pueblo tenía caballos antes de la llegada de los españoles.
También forma parte de un creciente conjunto de pruebas que sugieren que al menos algunas poblaciones de caballos sobrevivieron durante varios milenios tras el final de la última Edad de Hielo.
Por ejemplo, estudios de muestras antiguas de A.D.N. de Alaska y el Yukón han hallado A.D.N. de caballo en capas de permafrost de 8600-5700 a.C. y 3700 a.C. respectivamente. Más al sur, algunos caballos de Brasil y Argentina parecen haber sobrevivido hasta el año 5000 a.C.
En Mesoamérica, los estudiosos han estado perplejos durante mucho tiempo por los huesos de caballo encontrados junto a restos de cerámica en el norte de Yucatán.
El carbón vegetal encontrado junto a algunos de estos especímenes de caballo ha sido datado por radiocarbono en torno al año 1840 a.C., y se han encontrado otros restos de caballo en estratos precolombinos posteriores.
En el pasado, los investigadores han planteado dudas sobre la estratigrafía del yacimiento, pero recientemente un par de arqueólogos han llegado a la conclusión de que la posibilidad de que el caballo sobreviviera hasta el Arcaico Tardío o incluso hasta el Preclásico Temprano” debería tomarse más en serio:
“Dado que el caballo también sobrevivió hasta épocas posteriores al Pleistoceno en el Viejo Mundo, también hay que considerar la posibilidad de que sobreviviera hasta épocas arcaicas en los trópicos americanos“.
Los descubrimientos más recientes registrados en México reafirman aún más esta posibilidad.
Relación temporal con el Libro de Mormón
Resulta especialmente interesante comparar estos últimos hallazgos con las fechas de varias referencias a los caballos en el Libro de Mormón.
Dos de las fechas de radiocarbono encontradas cerca de los restos de caballos se remontan a mediados del segundo milenio a.C., respandaldo así la mención de los caballos en tiempos de los jareditas en Éter 9:19.
Otra fecha se remonta al siglo VI o V a.C., cronológicamente próximo a la llegada de Lehi a la tierra prometida, cuando Nefi dijo que había visto caballos (1 Nefi 18:25), y a la época de Enós, cuando los nefitas tenían “muchos caballos” (Enós 1:21).
La última mención de caballos en el Libro de Mormón ocurre durante el asedio de Gadiantón en el siglo I d.C. (3 Nefi 3:22; 4:4; 6:1), y dos fechas de radiocarbono corroboran la presencia de caballos también en esa época.
Por lo tanto, si estos hallazgos son válidos, corroboran la existencia de caballos en todos los periodos en los que el Libro de Mormón los menciona.
Además, puede ser significativo que se hayan encontrado dos tipos diferentes de especies de “Equus” en estratos que datan de la época del Libro de Mormón, ya que el Libro de Mormón también menciona al asno, que también es miembro de la llamada familia de los caballos (Equidae).
Dado que el “E. coversidens” es un caballo de tamaño pequeño o mediano, puede ser a lo que los jareditas y nefitas se referían como burro, mientras que el más grande, el “E. mexicanus” era su caballo.
Por tanto, los descubrimientos del Rancho Carabanchel pueden ayudar a explicar no sólo uno, sino dos animales mencionados en el Libro de Mormón.
Conclusión
Establecer la supervivencia de poblaciones de caballos en las Américas mucho más allá de la última Edad de Hielo tiene importantes repercusiones que resonarían en diversas disciplinas implicadas en el estudio de la historia precolombina del continente americano, “creando un cambio de paradigma“.
Queda por ver si esta última prueba provocará o no dicho cambio, pero los científicos que la publicaron instaron a los demás a tratar la posibilidad “como una hipótesis en desarrollo que puede ser probada en lugar de evitada”.
El posible descubrimiento de caballos precolombinos durante la época del Libro de Mormón es solo un indicio en una corriente mucho más amplia hacia la comprobación de cosas que antes se consideraban anacrónicas en el Libro de Mormón.
Hugh Nibley observó:
“En la investigación, como en la ciencia, cada paradoja y anomalía es en realidad una amplia pista de que nos esperan nuevos conocimientos si tan sólo vamos tras ellos“.
Aquellos que tuvieron la paciencia de abordar las referencias del Libro de Mormón con los caballos como nada más que una amplia pista están disfrutando ahora de un nuevo conocimiento que puede estar a punto de reescribir la historia de las Américas.
*Imagen de portada por Evidence Central
Fuente: Evidence Central