El sentimiento inesperado que tuve cuando le di un apretón de manos a un apóstol

No todos los miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tienen la oportunidad de ver a un apóstol moderno, y mucho menos darle un apretón de manos. Bueno, yo he tenido la suerte de tener ambas experiencias.

Recientemente me senté a unas cuantas mesas lejos del Presidente Uchtdorf en el restaurante Cheesecake Factory en Salt Lake City, Utah. También me senté a unos pocos metros del Élder Bednar en un juego de béisbol hace unos meses atrás. He asistido a la Conferencia General varias veces. Le di un apretón de manos al Élder Christofferson cuando era miembro del Quórum de los Setenta y una vez como apóstol. Le di un apretón de manos al Élder Renlund mientras trabajaba en asuntos públicos cuando él y otras autoridades generales fueron a Tonga a principios de este año.

Cada vez que estuve cerca de un apóstol y le di un apretón de manos, sentí lo mismo:

Nada.

Sí, nada. Fue muy emocionante verlos y estar en la presencia de esos valientes hombres de Dios. Siempre he sentido un gran respeto por ellos y por el manto que poseen, pero cuando les di un apretón de manos nada increíble sucedió.

ACLARACIÓN: Que yo no haya sentido nada no significa que ustedes no puedan o que nunca lo vayan a hacer. Estoy seguro de que hay muchas personas que han tenido experiencias maravillosas e incluso milagrosas al estrechar la mano de los apóstoles. Incluso una mujer en la biblia tuvo la fe suficiente para ser sanada simplemente al tocar el manto del Salvador.

Así que, ésta es solamente mi experiencia y lo que significa para mí.

Lo que yo estaba esperando

manos

Supongo que lo que yo estaba pensando era que al tocar una de las manos de los apóstoles iba a sentir un profundo despertar espiritual o iba a recibir revelación personal. Esperaba tener una conmoción espiritual que me hiciera caer en mis rodillas. Pensaba que iba a recibir un testimonio del Espíritu Santo que penetraba el alma y que me decía que ese hombre era realmente un apóstol del Señor Jesucristo. Pero no fue así, simplemente se sintió como un saludo normal.

Ellos son hombres maravillosos, no me malinterpreten. Pero son simplemente hombres. Los mortales son los únicos seres con los que Dios puede trabajar en este lado del velo. Tal y como lo dijo el Élder Jeffrey R. Holland, “eso debe ser terriblemente frustrante para Él, pero Él lo sobrelleva bien. Y así deberíamos hacer nosotros. Cuando veamos imperfección debemos recordar que la limitación no está en la divinidad de la obra”. Y yo también me uno a esa afirmación.

El Élder D. Todd Christofferson estuvo visitando mi estaca y saludó a todos los miembros afuera del edificio. El Élder Dale G. Renlund acababa de salir del avión en Tonga para subirse  a la caravana de autoridades generales para ir al hotel. Ellos son hombres maravillosos, inspirados, semejantes a Cristo, pero son hombres, con manos como todos los demás.

Lo que aprendí

humano

El hecho de que no fui debilitado por el Espíritu cuando le estreché mi mano a uno de los apóstoles, no invalida ni disminuye de ningún modo su poder y su autoridad como apóstoles de Dios. Mi testimonio no fue sacudido como cuando Nefi hizo que sus hermanos Lamán y Lemuel se sacudieran.

Ellos son hombres y sería bueno que pudiéramos interiorizar eso antes de que nos decepcione la realidad.

Durante nuestra niñez escuchamos historias épicas de los profetas de la antigüedad y esperamos que los apóstoles modernos se comporten de esa misma manera todo el tiempo. Y cuando no lo hacen, algunas personas se decepcionan de la iglesia. Por supuesto que los apóstoles pueden hacer milagros, pero en los tiempos modernos, rara vez se necesita que ellos lleven grandes legiones a la batalla o que separen el mar rojo.

Pero… ¿Saben qué?, estoy completamente seguro de que si yo hubiera tenido la oportunidad de estrechar la mano de Samuel el Lamanita, ó de Amón ó de Moroni o de Moisés ó de José Smith, hubiera sentido lo mismo que sentí cuando estreché la mano del Élder Renlund y el Élder Christofferson: nada.

Este no es un artículo sobre cómo los apóstoles y los profetas no cumplen con las expectativas de los miembros o sobre cómo “no son tan buenos como todos piensan”. Este es un artículo acerca de la importancia de aceptar que los líderes de la iglesia son llamados por Dios, pero que también son humanos.

Ellos pueden cometer errores, sentir dolor como ustedes y yo. Pueden sentirse nerviosos, emocionados, aburridos y llenos de alegría como todos nosotros.

 El sentimiento milagroso viene cuando practicamos sus enseñanzas, no cuando les estrechamos las manos

escrituras

Si quieres sentir el verdadero poder de un apóstol, debes practicar lo que él predica. Revisa sus discursos de la Conferencia General y medita en sus palabras. En cada uno de sus discursos encontrarás bendiciones prometidas por la obediencia a ciertos mandamientos o encontrarás consejos. Inténtalo. Coloca sus palabras a prueba.

De esa forma es como llegarás a conocer su misión divina. Sólo así sabrás que esos hombres son instrumentos vitales en las manos de Dios en su iglesia en estos últimos días. Y así los conocerás como yo y como muchas otras personas los conocen: como los apóstoles del Señor Jesucristo.

 

Este artículo fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado en mormonhub.com, con el título: “The Unexpected Feeling I Had When I Shook An Apostle’s Hand”

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