El profeta Russell M. Nelson aprendió una lección valiosa en su espera por ser sellado a sus padres y compartir con ellos la bendición de una familia eterna
Durante décadas, Russell había deseado ser sellado a sus padres y hermanos en el templo. Él y su esposa Dantzel le habían hablado insistentemente a Marion y Edna sobre el tema, incluso les regalaron escrituras e himnarios con sus nombres grabados en ellos.
Estos regalos nunca se abrieron.
“[Mis padres] eran el tipo de persona a la que no le gusta ser presionada”, recordó Russell. Sin embargo, la situación cambió durante la celebración del cumpleaños Nº 80 del presidente Spencer W. Kimball.
Los Nelson tenían una relación especial con Spencer y Camilla Kimball. Los Kimball habían sido sus apreciados mentores, y ambos se habían sometido a una cirugía a manos de Russell.
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Cuando el presidente Kimball vio a Marion y Edna en la sala de recepción por la celebración de su cumpleaños, Russell recordó:
“[El presidente Kimball] se desvió en su camino a la mesa principal y se acercó [a nosotros] y le presenté a mi madre y a mi padre. Besó la mejilla de mi madre… y dijo: “Quiero agradecerle por ser la madre del hombre que me salvó la vida”. Luego el presidente Kimball besó la mejilla de mi papá y dijo: “Gracias por enseñarle a su hijo a ser un hombre honrado’”.
El encuentro tendría un profundo efecto en Marion.
Unos días después, Russell recibió una muy esperada noticia de su padre: “Hijo, creo que estamos listos. Queremos que nuestro matrimonio sea consagrado en el templo. ¿Cómo hacemos eso?”.
Russell pensó por un momento.
“Toda mi insistencia y presión fue en vano. Pero un acto de amor hizo la diferencia… El momento en el que abres la válvula del amor, tienes una oportunidad. Si [presionamos] más, menos probable será [nuestro] éxito, ¿quién quiere vivir siendo eternamente presionado?”
En los próximos meses, Marion Nelson se preparó y recibió el sacerdocio, siendo ordenado al oficio de élder por su hijo Russell el 6 de febrero de 1977. Marion tenía ochenta años.
Russell le introdujo a su presidente de estaca, Jon M. Huntsman, y su entrevista para obtener una recomendación para el templo fue programada.
Marion Nelson compartió:
“Toda mi vida temí esa entrevista. [Pero] esa entrevista fue la experiencia más agradable que he tenido. ¡Él me hizo todas esas preguntas y ni siquiera me di cuenta que las estaba haciendo!”.
Al mes siguiente, en un hermoso día de primavera, el 26 de marzo de 1977, Marion y Edna recibieron sus investiduras y un miembro de la presidencia del templo, Joseph T. Bentley, los selló por el tiempo y la eternidad en el Templo de Provo, Utah.
Seguido a estas ordenanzas sagradas, sus hijos fueron sellados a ellos. Russell escribió en su diario en mayúsculas:
“MAMÁ Y PAPÁ FUERON SELLADOS POR EL TIEMPO Y LA ETERNIDAD”.
El cambio en Marion y Edna fue “total”, compartió Russell.
“Se volvieron totalmente dedicados. De hecho, papá me dijo un día, ‘“¿Qué vamos a hacer con tu hermano? Tenemos que mantenerlo activo en la Iglesia’”.
Después del sellammiento, la familia se reunió en la casa de verano de Russell y Dantzel en Midway para una cena familiar. La tradición de la familia Nelson, de tener lazos familiares fuertes, adquirió un significado más profundo, ya no era ‘‘la familia es primero’’, sino ‘‘la familia es para siempre’’.
“De todas las grandes cosas que han hecho por todos nosotros a lo largo de los años, esa fue la mejor, ya que nos proporcionó la continuidad y la unidad que perpetuarían nuestra unidad familiar en las eternidades de aquí en adelante”, relató el presidente Nelson.
Este artículo es una adaptación del libro “Fathers of the Prophets” y fue escrito originalmente por Susan Arrington Madsen, Emily Madsen Jones, Rebecca Madsen Thornton, y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “What President Nelson learned from waiting decades to be sealed to his father and mother”