Persignarse es una práctica utilizada por las personas creyentes de la religión Católica y Cristiana.
Para ellas, esto se considera como una protección de Dios. La persona realiza la señal de la cruz que va desde la frente, al pecho y al hombro izquierdo y finaliza en el hombro derecho.
Cada parte también representa la Trinidad, es decir, la frente representa al Padre, el pecho al Hijo y los hombros al Espíritu Santo.
Su implementación en el cristianismo
La primera referencia de la cruz en la Biblia inicia en el Antiguo Testamento, en el libro de Génesis que describe a un hombre que es colgado en una cruz.
Sin embargo, esta referencia no tiene relación con el significado cristiano de la cruz, es decir, la crucifixión de Jesús.
Más adelante, la cruz toma un papel central en el Nuevo Testamento debido a que formó parte del sacrificio del Salvador por todos los hijos e hijas de Dios.
Este relato crucial incluso se menciona en los cuatro evangelios: Mateo 27:32-56, Marcos 15:21-41, Lucas 23:26-49 y Juan 19:16-37.
En Gálatas 6:14, el apóstol Pablo se refiere a la cruz como un símbolo de salvación y redención, declarando:
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo”.
Hoy en día, la cruz sigue siendo de gran importancia para los cristianos en todo el mundo y su legado continúa siendo objeto de reverencia.
La creación de esta señal
Aunque el origen de la señal de la cruz es incierto, para muchos cristianos sigue siendo de mucho valor en la actualidad.
La tradición católica atribuye su creación a los apóstoles Pedro y Pablo, quienes habrían utilizado este gesto como una forma de bendición y protección, mientras que otros afirman que surgió en el siglo III.
Sin embargo, la Biblia no menciona específicamente el acto de persignarse, pero sí enfatiza la importancia de la oración y el respeto a Dios.
Cada persona tiene la libertad de decidir si desea o no persignarse como parte de su práctica religiosa.
Lo que los Santos de los Últimos Días creen
La cruz sigue siendo de gran importancia para los cristianos en todo el mundo, sin embargo, para los Santos de los Últimos Días esto no es algo que acostumbran hacer.
Para los miembros de la Iglesia de Jesucristo, Cristo manifestó Su amor por la humanidad en la cruz, sin embargo, saben que Él vive y que venció la muerte.
La sección Temas del Evangelio de Iglesia comparte lo siguiente:
“Como miembros de La Iglesia de Jesucristo, Santos de los Últimos Días, también recordamos con reverencia el padecimiento del Salvador. Debido a que el Salvador vive, no usamos el símbolo de su muerte como símbolo de nuestra fe”.
En nuestros días, el Cristo viviente nos ha invitado personalmente a fijar nuestra mira en las marcas de Su crucifixión (Doctrina y Convenios 6:36-37) y colocar nuestra mira únicamente en la gloria de Dios (Doctrina y Convenios 59:1).
Al incrementar nuestro entendimiento sobre el sacrificio de Jesucristo, nos acercaremos más a Él, desearemos seguirlo y hacer promesas para la eternidad, como el bautismo, la confirmación, participar de la Santa Cena, hacer convenios en el templo y perseverar hasta el fin.
Los Santos de los Últimos Días no buscan juzgar o criticar las creencias o prácticas de otras religiones, creemos que toda persona tiene el derecho de adorar cómo, dónde o lo que deseen y reclamamos el mismo derecho (Artículo de Fe N.º 11).
Finalmente, la crucifixión nos recuerda el sacrificio del Salvador, Su mayor acto de amor. Está en nosotros buscar la manera de tomar dicho regalo y acercarnos a Él.