Los milagros de Jesús son tantos que “si se escribiesen cada una de ellas, ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25).
Realizando tres preguntas, podemos estudiar los milagros de Jesús no solo para reconocer la mano misericordiosa del Salvador en nuestras vidas, sino también para fortalecer nuestra relación con Él como nuestro Salvador.
Rob Ferrell, presidente de una estaca para jóvenes adultos solteros, descubrió que animar a los jóvenes adultos a que se enfoquen en los milagros de Jesús los ayudó a fortalecer sus testimonios. Él explicó que los guió para usar la doctrina de Cristo de manera íntima.
Nosotros también podemos aplicar los milagros de Jesús en nuestra vida. Créditos: Alyssa Ence
Entonces, para comenzar, debemos estudiar un milagro de Jesús con las siguientes tres preguntas en mente:
- Si fueras aquella persona afrontando ese problema y Jesucristo se acercara y te curara, ¿cómo te sentirías?
- Si ese problema fue removido de tu vida por Jesucristo, ¿cómo cambiaría eso tu vida en adelante?
- ¿Qué percepción personal tienes ahora sobre este milagro de Jesucristo?
Podemos ver esos milagros y cuestionarnos si podrían aplicarse a nuestra vida, puesto que la gran mayoría son milagros físicos, pero todos estos milagros también tienen una aplicación espiritual. Esto puede cambiar corazones y dar cabida al perdón.
Todos los milagros de Jesucristo tienen una aplicación espiritual. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
En una ocasión, una joven fue hacia el presidente Rob para pedirle que retirara su nombre de la Iglesia, y él le respondió que la ayudaría, pero también le preguntó si estaría dispuesta a estudiar uno de los milagros de Jesucristo: el del paralítico que fue llevado por sus amigos.
Cuando ella regresó dos semanas después, le dijo al presidente que había leído aquellos 12 versículos más de 50 veces (Marcos 2:1-12).
Necesitamos amigos que nos acerquen a Jesucristo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo
Ella, al estudiar la doctrina de Cristo de manera íntima, entendió que puede ver a Jesús como su Salvador personal, algo que nunca había sentido nunca, y que necesitaba encontrar a 4 personas que la ayuden a fortalecer su testimonio y la ayuden a regresar a la Iglesia.
La joven contó:
“Necesitaba encontrar 4 personas no tradicionales que me llevaran cargada hacia Cristo de maneras únicas que funcionaran para mí, tal como los amigos del paralítico lo hicieron”.
Los milagros a veces vienen de línea en línea. Imagen: Canva
El élder Carlos A. Godoy, de los Setenta, explicó:
“Una manera provechosa de estudiar los milagros del Salvador y aprender de ellos es recordar que cada milagro señala hacia algo mayor que el acontecimiento en sí, y buscar además verdades específicas sobre Dios y Su obra”.
Además, compartió que aprendemos cuatro lecciones cuando analizamos el milagro de Jesús con el hombre ciego:
- Restaurar la vista fue una señal de Mesías
- Jesús es la luz del mundo
- La fe precede al milagro
- Los milagros a veces vienen de línea en línea
La conversión al evangelio no sucede en un instante. Arte: “Rescue Me” de Yongsung Kim.
La amiga del presidente Rob aprendió a confiar en Jesús nuevamente, pero también entendió que la conversión al evangelio no sucede en un instante.
El deseo que ella tuvo de buscar cuatro amigos que la ayudaran a llegar a Cristo, le demostró que los milagros usualmente vienen de línea en línea. Además, ella comenzó a sentir el deseo de acercar más personas a Cristo y servir una misión.
Haciendo eco de las palabras de Moroni, el élder Godoy compartió:
“Los milagros siguen ocurriendo en medio de nosotros”.
“¿Han cesado los milagros, mis queridos hermanos? He aquí, os digo que no; ni han cesado los ángeles de ministrar a los hijos de los hombres”. (Moroni 7:29)
Cuando estudiamos y entendemos los milagros de Jesús de una manera más íntima y personal, podemos ver milagros más clara y usualmente en nuestras vidas y en las vidas de los demás.
Fuente: LDS Living
