Daniel Sintim-Aboagye es una de esas personas especiales que reconocieron lo que más importa y decidieron seguirlo. Como todo amante del deporte rey, el deseo de Daniel era convertirse algún día en jugador de fútbol profesional. Su vida entera parecía estar centrada en ese sueño. A pesar de que fue bautizado a los 9 años, se centró más en el fútbol que en la Iglesia.
Su sueño de convertirse en jugador de fútbol profesional se realizó finalmente cuando se le pidió que jugara en el 1er equipo para el Woking Football Club en la Conferencia Premier como defensa. Con el tiempo, él también jugó para algunos otros equipos en y alrededor de Londres. Jugar al fútbol especialmente los domingos lo mantuvo alejado de la Iglesia, y finalmente se inactivo. Servir una misión nunca fue una posibilidad, el fútbol era demasiado importante para él.
Cuando su hermano menor Timoteo estaba cumpliendo su misión, Daniel comenzó a pensar en volver a la Iglesia. Empezó a leer el Libro de Mormón y durante varios viernes por la noche los misioneros de tiempo completo visitaron su casa y leyeron el Libro de Mormón con él. También vio la película sobre el valor de servir una misión. Comenzó a sentir el Espíritu Santo diciéndole que debía servir una misión. En ese momento Daniel comenzó a perder el interés en el fútbol, y sabía que no era la vida que quería. Él comenzó a ir a la Iglesia y recibió un llamado como el Secretario en su congregación.
Unos seis meses antes de que su hermano Timoteo regresara de su misión en la Misión de Manchester, Daniel envió por correo electrónico a Timoteo un mensaje diciendole que estaba considerando servir en una misión. Seis meses más tarde, cuando fue a Manchester para recoger a Timothy para llevarlo a casa al final de su misión, el presidente de misión le dijo a Daniel que iría a una misión, y él vendría a la misión de Inglaterra en Manchester.
A medida que pasaba el tiempo Daniel se hizo más activo en su congregación, y en noviembre de 2015 recibió el llamamiento para servir una misión en la Misión de Inglaterra Manchester. Aunque tenía 25 años, Daniel decidió que quería servir en una misión. Abandonó su carrera futbolística, y ahora está más preocupado por repartir libros de Mormón que pasar balones.
Nuestros sueños son importantes y hacen que nuestras vidas sean plenas, el jugar el fútbol no es algo negativo, al contrario debe ser una experiencia única el poder jugar para un equipo profesional. Como todos los sueños y metas en nuestra vidas, estos deben ir acorde con lo que es más importante en nuestras vidas; el evangelio de Jesucristo. No hay sueño, carrera, evento, circunstancia o meta que pueda compararse a lo trascendental que es La Iglesia de Jesucristo en nuestras vidas.
Si ponemos primero a Dios, siempre estaremos escogiendo lo correcto.
Fuente: mormonnewsroom.org.uk