Un gesto simple pero poderoso llamó la atención en Olanchito, Yoro, Honduras. Un par de misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días encontró dinero tirado en el Parque Central y, en vez de quedárselo, decidió buscar al dueño.
Los mismos jóvenes grabaron un video corto para contar lo que pasó. En el clip, uno de ellos dice con claridad:
“Nosotros somos misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Justo estamos pasando aquí por el parque y encontramos un poco de dinero tirado”.
Sin mostrar los billetes ni decir cuánto era, agregan:
“Si usted sabe algo de este dinero, lo quiere recuperar, solo nos avisa, nuestro número está aquí. Nos avisa cuánto dinero perdió y se lo devolvemos”.
El video rápidamente empezó a circular en Facebook y grupos de WhatsApp. Vecinos de Olanchito felicitaron a los misioneros por su honestidad. Algunos comentaron que “aún quedan personas buenas” y otros compartieron historias parecidas.
¿Quiénes son los misioneros?
Los misioneros suelen ser jóvenes de diferentes países que dedican entre 18 y 24 meses a compartir mensajes de Jesucristo, servir a los demás y vivir con sencillez. No reciben pago, no usan redes sociales personales y se enfocan en ayudar donde los envían.
Además de enseñar sobre su fe, también apoyan en tareas comunitarias: limpian parques, ayudan a personas mayores y, como en este caso, devuelven lo que no les pertenece.
Este acto tocó el corazón de muchos. En una ciudad donde, como en tantas otras, los valores a veces parecen pasar a segundo plano por la rutina, un gesto así no pasa desapercibido.
Y lo más valioso: no lo hicieron por fama. El video no se grabó para hacerse virales, sino para que la persona que perdió el dinero pudiera reconocerlo. Solo si dice cuánto era y dónde lo perdió, podrán devolvérselo.
Este tipo de acciones no son nuevas para los misioneros. En distintas partes del mundo han devuelto celulares, billeteras y hasta ayudado en emergencias. Pero cada historia tiene su impacto local, y esta llegó justo en un momento donde muchos necesitaban una pequeña muestra de bondad.
Mientras esperan que alguien reclame el dinero, ellos siguen con su rutina. Caminan bajo el sol, saludan con amabilidad, conversan con quien los escucha y comparten su mensaje de fe y esperanza.
Acciones como esta son un recordatorio de que la honestidad todavía importa. Y que cuando alguien hace lo correcto, aunque sea algo pequeño, puede inspirar a toda una comunidad.
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