“Los primeros en llegar fueron ellos.”
Esa frase se repitió una y otra vez en redes sociales junto a imágenes de jóvenes con camisas blancas, corbatas y zapatos muy manchados de lodo. Eran misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ayudando a limpiar calles y viviendas tras las intensas lluvias que afectaron el norte de Veracruz. Mientras algunos aún esperaban ayuda, ellos ya estaban ahí. Y no lo hacían porque habían cámaras, lo hacían porque, eso es lo que saben hace rlos misioneros: servir
Palas, escobas y fe
A comienzos de octubre de 2025, las lluvias torrenciales provocaron graves inundaciones en varias zonas del estado, entre ellas Poza Rica y Tuxpan. El desbordamiento del río Cazones dejó calles cubiertas de barro, viviendas destruidas y miles de familias intentando recuperar lo poco que les quedó. Las autoridades y los cuerpos de auxilio trabajaban sin descanso, pero las necesidades eran enormes.
En medio de esa realidad, un grupo de misioneros decidió actuar. Con palas, jaladores y escobas, comenzaron a tocar puertas y ofrecer su ayuda. Algunos vecinos se sorprendieron al verlos trabajando bajo el sol y el lodo, aún con su vestimenta característica. En los videos que circularon por internet, se les ve arrastrando agua, limpiando pisos y sacando muebles dañados.
Los comentarios no tardaron en aparecer: “ya se ganaron el cielo”, “ellos sí ayudan sin pedir nada”, “pasaron por mi casa antes que nadie”. Uno de los testimonios más compartidos fue el de Juana Sánchez, una mujer damnificada de Poza Rica:
“Los únicos que pasaron por mi casa a preguntar si ayudaban fueron ellos, Venían con palas y jaladores. Sí señores y señoras, los ‘mormones’ no resultaron malos; desde el día uno estaban listos para ayudar al prójimo.”
Su historia se volvió viral porque mostraba algo que no se fabrica: mostraba empatía sincera. Los misioneros no buscaban protagonismo, ellos solo deseaban servir Y eso llamó la atención de la comunidad veracruzana y de todo internet.
Pero ¿Por qué lo hacen?
Para quienes los conocen, su respuesta no fue una sorpresa. Cada misionero dedica entre 18 y 24 meses de su vida a servir, enseñar y ayudar a otros. Su labor no se limita a predicar; incluye actos de servicio, apoyo comunitario y asistencia en emergencias. No reciben sueldo ni reconocimiento, pero lo hacen por algo más grande: su fe en Jesucristo y el deseo de seguir Su ejemplo.
El presidente Russell M. Nelson lo enseñó con claridad:
“El gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida y todo que ver con el enfoque de nuestra vida.”
(Conferencia General, octubre de 2016)
Ese gozo es visible en las imágenes de Veracruz. A pesar del cansancio y el barro, los rostros de los misioneros reflejan paz. Porque cuando el servicio nace del amor, transforma tanto a quien lo recibe como a quien lo da.
Los videos desde Poza Rica y Tuxpan nos recuerdan que todavía hay quienes actúan por pura bondad. Que aún hay jóvenes dispuestos a dejar su comodidad para levantar a otros. Y que incluso entre el agua sucia y las calles destruidas, la fe puede brillar.
Quizá el mundo los vea como simples voluntarios. Pero para quienes creen, son recordatorios vivos de que Dios siempre envía ayuda. A veces lo hace a través de manos jóvenes, con palas en lugar de púlpitos, y corazones dispuestos a servir donde más se necesita.
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@masfe.orgUn usuario en TikTok registró el preciso momento en el que dos misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días abrazan y consuelan a una persona en la calle. Agradecemos a Yamipsr por compartir esta tierna experiencia. #misioneros #elder #mormones #abrazo #cuentaconmigo #apoyo #sud #cristianos #amoralprojimo
