Charles Schulz creador de Charlie Brown y su conexión con los mormones

Charles Schulz

 

“He aprendido que existen tres cosas que no debo discutir con la gente”, dice el personaje de Peanuts, Linus Van Pelt. “La religión, la política y la Gran Calabaza”.

En el estilo clásico de Peanuts, esta cita muestra una madurez y visión más allá de la corta edad de Linus, habla de una verdad que su creador, Charles M. Schulz, sabía por experiencia.

“él siempre dijo, ‘Si quieres conocerme lee mi historieta,’” nos cuenta Amy Schulz Johnson, sobre su padre Charles Schulz. “Puedes saber las cosas en las que creía al leer Peanuts”.

Historieta creada por el padre de Amy Schulz Johnson después de escuchar sobre sus dificultades en la misión al recibir portazos en la cara.

Pero muchos fans y críticos del trabajo de Schulz están en desacuerdo sobre sus creencias religiosas, etiquetándolo de todo desde cristiano fundamentalista hasta ateo. Pero aquellos más cercanos a Schulz y a su trabajo entienden que, aunque compleja y muy personal, su fe y creencia en el Salvador alimentó cada decisión en su vida. De hecho, fue esta arraigada convicción personal la que lo llevó a ir en contra del consejo de Linus y compartir sus creencias a lo largo de su país (y el mundo) a través de los personajes de su historieta.

Un hombre de fe en acción

“A lo largo de mi vida he visto la fe de mi padre en acción”, dijo Johnson. “Recuerdo una silla amarilla grande en nuestra casa vieja, y cada día la usaba para sentarse y leer las escrituras”.

Y aunque no fue metodista ni miembro de alguna otra religión organizada, Johnson recuerda que “cada domingo el enseñaba en la Escuela Dominical en una iglesia Metodista en el pequeño poblado del norte de California durante 12 años”.

Johnson admite que su padre fue muy reservado en cuanto a su fe y creencias. Era algo que él vivía, no algo que compartía abiertamente, predicaba o esperaba que sus hijos vivieran.

Y ahí se encuentra la paradoja de este gran hombre, que mantuvo sus creencias tan cerca y tan íntimas, pero que se atrevió a propagar mensajes de esperanza, valores, gracia y aun sobre Jesucristo públicamente en sus trabajos, en una profesión que usualmente ridiculiza estas cosas.

“Él no tenía miedo de poner su fe en Peanuts,” dijo Johnson. “El sentía que sus personajes eran lo suficientemente serios para poder tener cosas como las escrituras en su historieta. A él no le gustaba que se refirieran sobre su historieta como una ‘historia para niños’ solo porque eran niños pequeños los que daban voz a las ideas y sentimientos – pero la historieta no era para niños, era más para adultos. Él se sentía muy orgulloso de eso”.

Usando las voces inocentes de niños, Charles Schulz enseñaba a los lectores de todas las edades durante décadas sobre los fundamentos de la vida – sobre la familia, el fracaso, la educación, imaginación y mucho más.

“Hay muchos niños viviendo vidas terribles, en donde literalmente lo único que los salvó fueron las historietas de Peanuts.” Dice Johnson. “Es increíble; sus historias son increíbles”.

La demostración de fe más conmovedora de Schulz vino en la forma de La Navidad de Charlie Brown, un especial de televisión corto que debutó el 9 de diciembre de 1965. En el especial, hay un momento en el que Linus le dice a Charlie Brown de lo que realmente se trata la Navidad, citando la historia de Lucas 2:8-14 – un momento que generó mucha controversia en aquel tiempo.

“Su productor y director dijo, ‘no puedes hacer esto,’ y Schulz dijo, ‘si nosotros no lo hacemos, ¿quién?’” recuerda Johnson. “Así que lo pusieron. Lo mostraron a la CBS ese año y a todas las personas en Hollywood no les gustó en lo absoluto. Dijeron, ‘saldrá al aire pero no deberías tener esas cosas religiosas ahí, así que solo saldrá al aire este año y nada más’”.

Ese año La Navidad de Charlie Brown recibió buenas críticas de los televidentes y fue aclamada por los críticos. Desde entonces ha sido premiada con un Emmy y un Peabody Award y ha salido al aire en televisión cada año desde su debut.

Aprendiendo sobre los Santos de los Últimos Días

La fe y relación de Charles Schulz con su hija tomó otra dimensión después de que ella se unió a la iglesia SUD.

Johnson primero conoció a la iglesia por medio de un novio SUD, a quien le haría preguntas acerca de su religión.

“Él me explicaba acerca de la Palabra de Sabiduría, que los mormones no creían en tomar alcohol”, recuerda Johnson. “Estaba asombrada. Pensé que mi familia era la única que vivía de esa manera y nunca pensé que encontraría a alguien más que se sintiera de esa manera”.

Al principio Johnson se sentía atraída a la iglesia más por el estilo de vida que por la religión misma. No habiendo crecido en una religión específica, muchas ideas eran nuevas y extrañas para ella. Pero aun después de romper con su novio, ella continuó investigando la iglesia.

“Me quedé en la iglesia porque el estilo de vida me recordaba la manera en la que fui criada,” dice ella. “Pero esencialmente me uní por mí misma, no por mi novio. Coincidía perfectamente con las cosas que me habían sido enseñadas”.

Aunque reservado en sus propias creencias, Schulz dio a entender perfectamente a su hija lo que pensaba sobre esta nueva iglesia a la que se estaba uniendo.

Comic de Charles M Schulz enviado a su hija mientras servía en la misión.

“Recuerdo a mi padre decir, ‘tu iglesia o es verdadera o un engaño. Y yo creo que es un engaño”, dijo Johnson. “Recuerdo en ese momento pensar en lo profundo que era, que pudiera poner las cosas de manera tan sencilla – así como era capaz de poner un cuatro simples cuadros de un comic lo que normalmente dirías en cuatro párrafos”.

Años más tarde, mucho después del fallecimiento de su padre, Johnson escuchó esas mismas palabras hacer eco sobre el púlpito en la Conferencia General. “Cada uno tiene que hacer frente a la cuestión: o la Iglesia es verdadera, o es un fraude. No hay puntos intermedios. Es la Iglesia y el reino de Dios o no es nada”. Dijo el Presidente Hinckley en la conferencia de abril de 2003.

“Casi me caí del sillón”, recuerda Johnson. “Había escuchado eso antes. Era un sentimiento raro, extraño. Pero entonces supe que los dos tenían razón. La única diferencia entre lo que mi padre dijo y lo que el Presidente Hinckley dijo era que el President Hinckley sabía la verdad”.

Aunque desencantado con la fe mormona, Schulz nunca negó su apoyo a su hija.

“Me escribía cartas durante mi misión y me mandaba dibujos graciosos de comics y de Snoopy haciendo proselitismo, cosas así”, dice Johnson. “El estuvo parado afuera del templo y me esperó cuando estaba muy frio y húmedo. Habló en mi despedida. Estuvo siempre ahí para mí en cada paso del camino”.

En muchas de sus cartas y conversaciones con su hija, Charles Schulz se aseguraba de compartir su elogio y amor. “Me dijo, ‘Estoy muy orgulloso de ti. Le digo a todo el mundo sobre ti y como estás trabajando duro para el Señor’”, dice Johnson.

“Muchas de las cartas que recibí de él durante mi misión estaban llenas de escrituras y consejos, diciéndome como Dios conocía mi corazón”, ella continúa. “Me escribía cosas hermosas. La única navidad que estuve fuera me dijo, ‘No estés triste porque no estamos juntos; regocijémonos por nuestro amor por Cristo’”.

Después de la misión la relación cercana con su padre continuó creciendo y desarrollándose. “Y a medida que las cosas crecían y pasaba el tiempo yo quería hablarle más acerca de la iglesia, y siempre empezaba con, ‘sé que odias a la iglesia pero…’ Finalmente un día me dijo, ‘¿Puedes dejar de decir eso? Yo no odio a la iglesia, pero amo como ahora tenemos este lazo en el que ambos creemos en Cristo y en las escrituras’”.

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Charles M. Schulz esperando fuera del templo el día de la boda de su hija.

Un Hombre con un Legado Viviente

Charles M Schulz, o Sparky, como se le conocía entre sus amigos, murió el 12 de febrero de 2000 de cáncer de colon.

“Mi hermano me preguntó una vez si tenía miedo de que murieran nuestros padres”, recuerda Johnson. “Le dije, ‘no de que mueran. Me da miedo que papá sobreviva a su habilidad de dibujar su historieta’. Porque era todo lo que él quería hacer; nunca se quiso retirar de eso. Solo quería dibujar”.

Maestro conciso y sincronizado, la salida de Schulz de esta vida estaba en sincronía con sus historietas. Sabiendo de su diagnóstico y la batalla que le seguía, Schulz creó una historieta para sus lectores que debía salir el 13 de febrero de 2000. En ella escribió, “Querido Amigos, he sido afortunado de dibujar a Charlie Brown y sus amigos por casi 50 años […] Desafortunadamente, ya no podré seguir programando la historieta solicitada. […] por lo tanto estoy anunciando mi retiro. Estoy muy agradecido por los años de lealtad de nuestros editores y por el maravilloso apoyo y amor expresados hacia mí por los fanáticos de la historieta. Charly Brown, Snoopy, Linus, Lucy….. nunca podré olvidarlos”.

Acerca de su muerte Johnson recuerda, “él nunca estuvo lo suficientemente enfermo para morir esa noche; había sido dado de alta por todos sus médicos….. Fue casi como si se hubiese ido sigilosamente”.

Schulz murió a las 9:45 pm en su hogar en California – alrededor de las 12:45 el 13 de febrero en Nueva York. “Cuando pienso sobre la diferencia de horarios entre aquí y Nueva York, ellos apenas estaban empezando a imprimir el papel para el día siguiente mientras mi padre moría. ¿Qué tan extraño es eso?”

Para su funeral, a Johnson se le dio la tarea de hablar, resumiendo la vida de este hombre increíblemente fuerte y complejo en solo tres minutos, una tarea desalentadora si no es que imposible.

Pero entonces ella recordó algo que su padre le había dicho una década atrás, algo que en ese momento parecía fortuito, pero que ahora parecía llevar el legado y significado del trabajo de su padre.

Comics en la casa de los Johnson, conmemorando la vida y legado de Charles M. Schulz.

“Estábamos hablando sobre cosas y me dijo, ‘los estadounidenses quieren decencia. Ellos quieren entretenimiento decente. Y siempre lo he creído. Siempre he sentido que si alguna vez hiciera algo ordinario u obsceno, que Dios literalmente me quitaría los dedos de la mano’. ¡Este es el hombre que la gente decía que no creía en Dios! . . .

“Piensa en que si cada persona en cualquier forma de entretenimiento creyera eso – que si alguna vez hicieran algo ordinario u obsceno Dios le quitaría los dedos de la mano. ¡Es una gran manera de dejar de usar la pluma cada mañana!”

Aunque tal vez sea una vara de medir demasiado grande para las empresas de los medios, era una norma por la que Charles M. Schulz vivía su vida diaria y una que personificaba en su trabajo. Porque como lo nota Johnson, “mi padre sabía de donde venía su talento,” y se mantuvo fiel a la fuente de su fe y de su talento.

Fuente: ldsliving

 

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