El élder Ángel Abrea, la primera Autoridad General de Latinoamérica murió a los 87 años, el 13 de febrero de 2021.
Le sobreviven su esposa, María Chiapparino Abrea, junto con tres hijas, 11 nietos y ocho bisnietos.
El élder Abrea nativo de Buenos Aires, Argentina, ocupa un lugar importante en la historia de los Santos de los Últimos Días latinos desde que fue sostenido en el Primer Cuórum de los Setenta, durante la conferencia general de abril de 1981, convirtiéndose en la primera Autoridad General de Latinoamérica.
En el momento de ese histórico llamamiento, el élder Abrea, de 47 años, servía como presidente de misión y ya había sido llamado para presidir el Templo de Buenos Aires, Argentina, que pronto se construiría.
“Prometo todo mi tiempo, talentos y esfuerzos, todo lo que poseo, al trabajo al que se me ha llamado”, declaró en su discurso de conferencia general en el momento de su llamamiento.
“Su fuerte personalidad lo hizo fiel en Jesucristo y en Su evangelio”, declaró el élder Ulisses Soares en un comunicado. “Influyó en muchas personas para bien a través de sus enseñanzas y el ejemplo de un fiel discípulo de Jesucristo. Estoy muy agradecido por su vida y por lo que me enseñó al comienzo de mi ministerio como nueva Autoridad General”.
Por su parte, el élder Walter F. González, Setenta Autoridad General declaró para Church News:
“El élder Abrea fue un hombre de gran honor y un gran defensor del reino de Dios dondequiera que viviera… Ayudó a establecer la Iglesia, especialmente en Sudamérica compartiendo con entusiasmo su conocimiento del Evangelio y las normas de la Iglesia.
Fue un defensor de la fe, sabiendo que Dios siempre proveerá”.
Una vida dedicada al Señor
Ángel Abrea nació el 13 de septiembre de 1933 en la ciudad bonaerense de Piñeyro, es hijo de Edealo y Zulema Abrea, según su obituario.
Ángel, de diez años, junto con su madre y su hermano, Oscar, se unieron a la Iglesia de Jesucristo después de que dos misioneras llamaron a la puerta de la familia “y les trajeron las buenas nuevas del Evangelio”.
Él siempre hablaba del amor por sus padres. Su madre se unió a la Iglesia; su padre no lo hizo. Pero ambos apoyaron la decisión de su hijo de convertirse en un fiel Santo de los Últimos Días.
El joven Ángel luego compartiría el evangelio y bautizaría a su vecina, María Chiapparino. Los dos se casaron el 7 de julio de 1957 y luego se sellaron en el Templo de Salt Lake en 1966.
Contador de profesión, la vida adulta del élder Abrea se definió por el servicio en la Iglesia.
A los 23 años fue llamado a presidir el barrio Caseros en Buenos Aires. Posteriormente se desempeñó como presidente de dos distritos y, en 1966, de la Estaca Buenos Aires.
En 1971 fue llamado a desempeñarse como representante regional para las áreas de Buenos Aires, Montevideo (Uruguay) y Lima (Perú) y, posteriormente, como representante regional para toda Argentina. Presidía la Misión Argentina Rosario cuando fue llamado por el presidente Spencer W. Kimball a ser Autoridad General.
Como Setenta Autoridad General, el élder Abrea sirvió en varias presidencias de área en Norteamérica, Filipinas, México, Centroamérica, Perú y Bolivia y en los departamentos de Templo y Misional.
El amor del élder Abrea por el servicio en la Iglesia y sus compañeros Santos de los Últimos Días continuó mucho después de recibir el estatus de emérito.
El equipo de masfe.org expresa sus condolencias y se une a las oraciones por la familia Abrea.
Fuente: The Church News