A lo largo de su historia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha enseñado que el diezmo es mucho más que una contribución financiera. Para los más de 17 millones de miembros en todo el mundo, es un acto de fe, una muestra de gratitud y un compromiso con el Señor.
Ese principio de consagración y confianza en el Señor se ha reafirmado por segunda vez este año ante un tribunal federal de los Estados Unidos que desestimó una demanda que cuestionaba el uso de las donaciones ofrecidas por la membresía de la Iglesia.
Un fallo adicional que respalda la integridad de la Iglesia de Jesucristo

El Juez Federal Robert J. Shelby, del estado de Utah, desestimó de forma definitiva una demanda presentada por nueve personas que solicitaban la devolución de donaciones realizadas a lo largo de más de dos décadas.
En su fallo, el juez señaló que los demandantes esperaron casi cuatro años para presentar sus quejas tras la publicación de informes mediáticos en 2019, lo cual excedía por mucho el periodo legal permitido.
Por su parte, la Iglesia de Jesucristo emitió la siguiente declaración a través de su portavoz, Sam Penrod:
“Las donaciones de diezmo realizadas por los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son una expresión de fe y permiten que la Iglesia cumpla con su misión divina.
Estas donaciones se utilizan cuidadosamente y se administran con sabiduría bajo la dirección de los líderes principales de la Iglesia. Las demandas presentadas fueron debidamente desestimadas por el tribunal”.
Una responsabilidad sagrada: La administración del diezmo

Siguiendo las enseñanzas establecidas en las Escrituras y los profetas de la antigüedad, los líderes de la Iglesia de Jesucristo han considerado el diezmo como una sagrada responsabilidad.
El presidente Gordon B. Hinckley declaró en una conferencia general:
“Estas son las sagradas ofrendas de los fieles. Son las ofrendas de la viuda, del obrero, del empresario, de todos aquellos que obedecen el mandato de diezmar. Son consagradas y dedicadas al Señor. Son una expresión de la fe de los miembros. Se espera que se administren con honestidad, fidelidad y prudencia”. – Conferencia general de abril de 1982.
Esa visión de reverencia hacia las ofrendas de los santos guía la manera en que la Iglesia utiliza cada contribución: con responsabilidad, transparencia y propósito eterno.
Un principio eterno, una promesa vigente

El diezmo, como principio revelado, está acompañado de una promesa registrada en las Escrituras:
“Probadme ahora en esto… si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. (Malaquías 3:10)
Esa promesa sigue viva hoy. El élder Robert D. Hales, quien sirvió en el Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“Los diezmos de los miembros de la Iglesia pertenecen al Señor, quien decide, por medio de un consejo de Sus siervos, cómo se deberán usar”.
Gracias a estas ofrendas consagradas, la Iglesia puede:
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Prestar ayuda humanitaria y socorrer a los necesitados
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Construir templos y centros de adoración en todo el mundo
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Enseñar el evangelio restaurado de Jesucristo
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Fortalecer a las familias y unirlas por la eternidad
Un compromiso que no cambia

Aunque el fallo judicial fue favorable en lo legal, lo más importante es lo que representa en lo espiritual: una confirmación de que el compromiso de la Iglesia con la transparencia, la administración sabia y el uso correcto de los recursos sagrados permanece firme.
Cada donación sigue siendo sagrada. Cada centavo es un testimonio de fe. Y la promesa de las ventanas de los cielos continúa abierta para quienes confían en el Señor.
Fuente: Deseret News
En como pagamos nuestro diezmo son las bendiciones que recibimos, de esa forma también el señor es el que destina ese dinero x medio de sus apóstoles en que se ocupa ..
Yo sé que todo lo que digan las escrituras se cumplirá es una ley y debemos obedecer
Lo testificamos también