Después de nueve años de reunirse en una pequeña sala, muchas veces al aire libre bajo una carpa, los miembros de la Iglesia Ortodoxa Etíope de Santa María en Utah tienen un nuevo hogar para adorar. Y ese milagro fue posible gracias a la generosidad de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, junto con otras organizaciones y donantes locales.
El sábado 28 de junio de 2025 se realizó la ceremonia de dedicación de este nuevo espacio, donde participaron líderes religiosos, autoridades locales y representantes que viajaron desde Etiopía para conmemorar este momento histórico.

“Si lloro hoy, es de felicidad”
El nuevo lugar de adoración —ubicado en North Salt Lake— fue antes un almacén de la Iglesia de Jesucristo, y ha sido transformado en una capilla, una cocina, baños y un apartamento para el sacerdote de la congregación etíope.
“Nuestra iglesia anterior era tan pequeña que solía llorar”, confesó conmovido Melake Tsion Aba Feseha, administrador de la Iglesia de Santa María. “Pero hoy, si lloro, es por felicidad”.
Para los miembros de esta comunidad cristiana etíope, el nuevo espacio representa mucho más que paredes y techo: es una respuesta a años de oración.

Un apóstol escuchó su clamor
Este gesto nació hace algunos años cuando el élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, respondió a una solicitud directa del secretario general del Consejo Interreligioso de Etiopía, Tiguhan Kesis Tagay Tadele.
“Han limpiado las lágrimas de muchos fieles de la Iglesia Ortodoxa Etíope”, expresó el secretario Tadele durante la ceremonia, reconociendo el rol clave del élder Rasband y la colaboración de múltiples fundaciones y familias donantes.
El arzobispo Abune Timothewos agregó con emoción:
“Han quedado grabados en el corazón del pueblo etíope. Nadie podrá borrar eso”.
“Si quieres ir lejos, ve acompañado”

El élder R. Pepper Murray, Setenta de Área en Utah, representó al élder Rasband en el evento y compartió una lección africana que aprendió de sus hermanos:
“Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado. Y nosotros estamos agradecidos de ir lejos con ustedes”.
Por su parte, Nicole Stirling, miembro de la Iglesia de Jesucristo y vicepresidenta de la Stirling Foundation, compartió la motivación que los unió a este proyecto:
“Es porque amamos a Dios. Cuando miramos hacia arriba para adorarlo, también sentimos el impulso de mirar hacia afuera para servir”.
Una fe que se planta en comunidad

Una semana antes, el sábado 21 de junio, miembros de ambas congregaciones —la etíope y la de los Santos de los Últimos Días— se reunieron para colocar plantas, flores y cercas alrededor del nuevo edificio. Fue una muestra tangible del amor al prójimo y del respeto por la libertad de culto.
“Me encanta poder ayudar a que otros adoren a Dios a su manera”, dijo Rebecca Dall, una Santo de los Últimos Días que participó plantando lirios y rosales. “No hay mejor forma de honrar a Dios que amar a Sus hijos y ayudarlos”.
Este sentimiento refleja uno de los Artículos de Fe de La Iglesia de Jesucristo:
“Reclamamos el privilegio de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio, que adoren cómo, dónde o lo que deseen”.
Un lazo que cruza océanos

Mientras la dedicación se realizaba en Utah, en un hotel en Addis Abeba, Etiopía, casi 40 líderes interreligiosos se reunieron junto al presidente de misión Oliva Cowley para ver el evento en vivo.
“Conocimos a buenas personas que comparten nuestro deseo de fortalecer las relaciones interreligiosas”, comentó. “Se sintió un hermoso espíritu y hubo muchas sonrisas”.
Además, este acto de amor no es aislado. En noviembre de 2024, La Iglesia de Jesucristo y el Consejo Interreligioso de Etiopía firmaron un acuerdo de cooperación para fomentar la unidad y brindar ayuda en situaciones de desastre.
La fe sigue uniendo, construyendo y sanando —no solo edificios, sino corazones.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org