Desde la toma de mando de los talibanes en Afganistán, más de 800 mil afganos fueron desplazados dentro de su propio país. Muchos se han visto en la necesidad de refugiarse en casas que otras personas dejaron para huir del gobierno.
“Asimismo, los más de 40 años de conflicto, desastres naturales, pobreza crónica e inseguridad alimentaria han obligado a 6,3 millones de personas, casi el 16 % de la población total del país, a huir de sus hogares”, explicó Lacey Stone, directora sénior de asociaciones del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Actualmente, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está trabajando con ACNUR para ayudar a las personas desplazadas en Afganistán. Especialmente, a las familias, ya que el 80 % de los afganos desplazados recientemente son mujeres y niños.
836,000 personas recibieron asistencia económica de ACNUR en 2021. Mullah Ahmed fue uno de los beneficiados por dicha iniciativa y dijo:
“La asistencia en efectivo es muy importante porque mi trabajo se detiene en invierno porque no hay construcción. Así que, necesitamos dinero para comprar comida y también ropa de abrigo para los niños”.
Después del terremoto de junio de 2022, ACNUR se apresuró en brindar ayuda: distribuyó artículos para el hogar y refugio. La organización continúa brindando apoyo vital a las personas desplazadas por el desastre, dijo Stone.
El trabajo conjunto de la Iglesia con ACNUR
Stone dijo que la Iglesia “es un socio de hace mucho tiempo, constante y generoso” con ACNUR, EE.UU.
La Iglesia y el ACNUR han trabajado juntos desde 1991.
“Esta es una asociación que ACNUR, EE.UU., no da por sentada. Es lo que nos sostiene mientras trabajamos para construir nuevas relaciones y sirve como un brillante ejemplo para otras organizaciones y fundaciones basadas en la fe que están considerando apoyar nuestro trabajo”, dijo Stone.
A principios de este año, la Iglesia donó 2 millones de dólares a ACNUR para ayudar a las personas desplazadas por la crisis humanitaria en Ucrania. Se proyectó que la donación ayudaría a unas 40,000 familias desplazadas. La Iglesia incluyó nuevamente a ACNUR, EE.UU. en las máquinas dispensadoras de Ilumina el Mundo de este año.
Sin embargo, no se trata solo de la cantidad de dinero, sino de la constancia de las donaciones y la dedicación para brindar ayuda a los necesitados.
La colaboración entre organizaciones religiosas y grupos sin fines de lucro funciona muy bien porque generalmente están alineados en su compromiso de ayudar a los necesitados.
“Las comunidades basadas en la fe suelen ser las primeras en ayudar a las personas, las familias y las comunidades en las etapas iniciales de una crisis humanitaria. Responden con su presencia, conocimiento local, redes de contacto y activos en algunas de las áreas más aisladas y remotas”, dijo Stone.
ACNUR ha tomado medidas para formalizar las mejores prácticas para asociarse con organizaciones basadas en la fe como la Iglesia, con una declaración de creencias llamada “Dar la bienvenida al forastero”, que proporciona recursos para trabajar juntos.
Stone citó las palabras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi:
“Mientras las guerras, los conflictos y las persecuciones continúan obligando a las personas a huir de sus hogares, buscamos el apoyo de los líderes religiosos y sus comunidades. Son clave no solo para respaldar y apoyar a los refugiados durante su desplazamiento, sino también para abordar las causas profundas que dieron lugar a su huida”.
Fuente: Church News
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