Imagina estudiar en una escuela con un salón de clases de barro improvisado, que se inunda cada vez que llueve. O, no tener un salón de clases y estudiar en un lugar debajo de un árbol.
Muchos estudiantes en Mozambique enfrentan estos desafíos.
Estadísticas
Más de la mitad de las niñas abandonan la escuela antes del quinto grado.
Entre los estudiantes que terminan la escuela primaria, casi dos tercios abandonan el sistema sin habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas.
Reemplazar instalaciones precarias por escuelas de concreto
Recientemente, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y la organización sin fines de lucro “No Poor Among Us” comenzaron un hermoso y poderoso proyecto.
Ambos reemplazaron las aulas improvisadas en escuelas desfavorecidas con edificios de ladrillo y cemento.
Ayudaron a 2340 estudiantes a tener un mejor espacio para estudiar y superar las barreras de educación, informó la Sala de Prensa de la Iglesia en África.
El director gerente de No Poor, Josh Phillips, que sirvió su misión en Mozambique, dijo que una de las escuelas a las que ayudaron fue la Escuela Primaria Magude.
“Los niños de la escuela primaria estaban recibiendo clases en una escuela de barro.
Cada vez que llovía, la escuela se caía y debían reconstruirla.
Como resultado, los alumnos perdieron más de la mitad de sus días escolares cada año”, dijo Phillips.
La Iglesia pudo reemplazar los edificios improvisados con aulas de ladrillo y cemento. Asimismo, la Iglesia pudo construir baños, informó Newsroom.
1300 niños asistían a la Escuela Primaria Picoco y recibían clases en solo tres aulas.
El director de la escuela, Gilberto Albano Chiburee, dijo que pudieron acomodar a 200 estudiantes entre esas tres aulas. No obstante, la cantidad de estudiantes siguió aumentando.
Luego, se dividió a los estudiantes en tres sesiones, mañana, tarde y noche.
Cuando el número de estudiantes superó los 500, Chiburee y el cuerpo docente comenzaron a plantar árboles.
“Utilizamos los árboles como aulas improvisadas porque no teníamos otra opción. Buscamos la ayuda de varias empresas, organizaciones sin fines de lucro y el gobierno, pero fue en vano”, dijo Chiburee.
Los alumnos de primer y segundo grado recibieron las aulas, mientras que los alumnos de tercero a séptimo aprendieron bajo los árboles.
“Me rompió el corazón saber que los niños llegaran tan temprano a la escuela, como a las 6 a.m., solo para sentarse en el suelo duro e incómodo hasta el mediodía. Algunos de los niños comenzaron a experimentar problemas de espalda”, dijo Chiburee.
Cuando la Iglesia y No Poor se enteraron de la situación de la escuela, hicieron arreglos para construir cinco aulas.
La Sala de Prensa informó que la noticia fue recibida con gran entusiasmo, gratitud y lágrimas por parte de maestros, estudiantes y familias.
Chiburee expresó lo agradecido que estaba de que ningún estudiante ya no tuviera que ser enviado a casa debido a la lluvia o el viento.
Se espera que el proyecto se termine para finales de junio de este año. Se acomodarán 900 estudiantes más.
El gerente de bienestar del Área África Sur de la Iglesia, Phillip Moatlhodi, dijo que otro proyecto que abordaron fue la escuela primaria Matole Gare.
“Las condiciones previas al inicio del proyecto no eran ideales. Los padres habían comenzado a construir dos aulas para mejorar las condiciones de sus hijos; sin embargo, debido al impacto del COVID-19 no pudieron completar las aulas”, dijo Moatlhodi.
La Iglesia financió la construcción de dos aulas y donantes privados financiaron la construcción de tres más. En total, construyeron cinco aulas nuevas para una pequeña escuela en la zona rural de Mahubo.
Gracias a este esfuerzo, ahora se pueden acomodar alrededor de 900 estudiantes más, informó Newsroom.
Fuente: Church News