Dos religiones distintas; una sola voz gracias al Salvador.
Ese fue el armonioso ambiente que se vivió en el Templo de Manila, Filipinas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en un encuentro de fe y devoción entre los misioneros de esta congregación y los seminaristas católicos romanos del Seminario Superior de los Santos Apóstoles.
La ocasión fue la celebración de la iluminación anual de este sagrado edificio, de casi 40 años de antigüedad, para dar inicio a la temporada navideña de los Santos de los Últimos Días en este país predominantemente católico.
Ya que, en Filipinas, la Iglesia de Jesucristo es una pequeña minoría —con casi 868.000 miembros en comparación con más de 85 millones de la Iglesia Católica Romana— pero con una activa y creciente participación, especialmente en actividades interreligiosas.
Canto al cielo
De esta forma, los seminaristas y misioneros Santos de los Últimos Días interpretaron juntos “¡Regocijad! Jesús nació” en las afueras del templo, irradiando un espíritu de armonía y cooperación interreligiosa. Un ejemplo de la unión y fraternidad que predicó el Salvador durante Su ministerio terrenal.
Así, un total de casi 20 seminaristas, vestidos con sotanas blancas, asistieron a la actividad de iluminación del templo, dirigidos por su decano de seminaristas y el padre Babao.
Durante el evento, los seminaristas católicos también cantaron una serenata a los invitados y, minutos después, se unieron al coro de misioneros, conformado por élderes y hermanas de la Misión Ciudad de Quezón, para interpretar este tradicional villancico navideño.
“Cuando las personas celebran las similitudes aun manteniendo las diferencias, visitar el lugar de culto de otra religión puede ser un vistazo al cielo”, destacó un reportero local.
Los presentes no solo fueron atrapados por dulces melodías navideñas, sino por el espíritu de reconciliación y hermandad que conmemoramos en esta época especial, en la que celebramos el nacimiento de nuestro Redentor.
Fuente: Rappler