El viernes 13 de junio, el élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días visitó Centro Sonrisas de Héroes, en Santiago de Chile.
Este centro cuida a niños con enfermedades avanzadas y condiciones complejas. En su visita, el apóstol compartió el siguiente mensaje:
“Ustedes son las manos de Cristo. Él está con ustedes en cada pequeño acto de servicio”.
En el lugar, muchos de los niños usan sillas de ruedas, lo que hace que el traslado sea una preocupación diaria para las familias. Por eso, la Iglesia donó dos vehículos adaptados que facilitarán el acceso de los niños a sus terapias y actividades.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Camila, madre de una niña que asiste al centro, expresó con emoción:
“Ahora podremos llegar sin tanto esfuerzo. Esto no es solo una ayuda, es una bendición”.
Desde hace algunos años, la Iglesia viene colaborando con este centro a través de distintas donaciones: desde equipos dentales y camas para terapia física, hasta una grúa especial para ayudar a los niños a ingresar a la piscina terapéutica.
Pero lo que más ha conmovido al personal del centro no son solo los recursos, sino el amor que han sentido por parte de los miembros.
Lo que inicio como un sueño
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
La historia del centro comenzó con una experiencia inesperada. Sandra Corrales, exatleta profesional y directora de Sonrisas de Héroes, tenía constantes visiones de un niño en una cama de hospital.
Movida por ese sentimiento, fue a donar sus medallas y, al entrar a la UCI, encontró al mismo niño que había visto. Le entregó su última medalla y le dijo:
“Tú puedes”.
Ese niño alzó la voz y dijo:
“Soy un campeón”.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Desde ese día, Sandra supo que su verdadera carrera acababa de empezar. Fundó Sonrisas de Héroes para dar atención, dignidad y alegría a niños que muchas veces no han recibido el apoyo que necesitan. Ha acompañado a cientos de ellos, incluso en sus últimos momentos, siendo para muchos la única figura estable en su vida.
Hoy, su visión sigue creciendo. Con la llegada de las nuevas vans, más niños podrán recibir atención y, sobre todo, sonreír.
“Ellos no son niños enfermos. Son niños. Son héroes. Y merecen vivir como tales”.