Reuniones dominicales por Zoom, la bendición de la Santa Cena en casa y bautismos con un reducido y limitado número de participantes.
La pandemia de la COVID-19 nos obligó a adaptarnos al distanciamiento social que nos impedía congregarnos como hermanos y hermanas en Cristo. Fueron ajustes inspirados ante las circunstancias excepcionales de esta emergencia sanitaria mundial.
Una ocasión que permitió a la Primera Presidencia responder una pregunta frecuente entre los Santos de los Últimos Días: ¿necesita la persona que recibe la bendición del sacerdocio estar físicamente presente?
En el Manual de instrucciones de la Iglesia, respecto a las bendiciones del sacerdocio para personas con discapacidades físicas, leemos:
“Los líderes hacen los arreglos pertinentes para que esas personas puedan participar en la medida de lo posible”.
Una instrucción que puede prestarse a diferentes interpretaciones, como por ejemplo, que la participación de los bendecidos sea a través del teléfono o algún medio tecnológico.
Sin embargo, para evitar entrar en especulaciones y responder apropiadamente a esta pregunta, es necesario recordar, antes, la naturaleza divina de esta práctica y el procedimiento revelado para efectuarla.
El valor de la imposición de manos
En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, las bendiciones del sacerdocio son una práctica sagrada que permite a los poseedores del sacerdocio invocar la ayuda divina para las personas necesitadas, afligidas o enfermas.
Estas se ofrecen para brindar consuelo, sanación o guía. Según el Manual de instrucciones de la Iglesia, las bendiciones se deben administrar generalmente a quienes tienen una necesidad inmediata o buscan ayuda en su vida.
El acto se efectúa mediante la imposición de manos, mediante la cual el poseedor del sacerdocio invoca el poder de Dios para bendecir a la persona.
En la sección de temas de la Iglesia, se explica que la imposición de manos es el procedimiento revelado por el Señor para realizar muchas ordenanzas del sacerdocio, ya que —al hacerlo— sirven como instrumentos por medio de los cuales el Señor bendice a Sus hijos. Una instrucción que leemos desde los tiempos bíblicos:
“Entonces Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés […] Y los bendijo” (Génesis 48:14-15).
La presencia física permite al poseedor del sacerdocio imponer las manos sobre la persona, lo que facilita una conexión más directa con el poder de Dios, dando énfasis a la naturaleza personal de las bendiciones.
Oraciones de fe y ayuno
En ese sentido, en un comunicado de la Primera Presidencia durante la pandemia del COVID-19, cuando el contacto físico era limitado, reafirmaron la trascendencia de la imposición de manos durante la bendición y unción de enfermos, acotando:
“Después de tomar todas las precauciones necesarias, cuando las condiciones prohíban poner las manos sobre la cabeza de una persona, se puede ofrecer una oración, incluso mediante el uso de la tecnología. Esta es una oración de fe y no una bendición del sacerdocio”.
En ese sentido, si bien se requiere el acto de la imposición de manos para efectuar una bendición del sacerdocio, ello no impide que se ofrezca una oración de fe cuando las circunstancias no permitan al poseedor del sacerdocio y el bendecido estar físicamente cerca.
En este comunicado, además, se insta a acompañar estas bendiciones u oraciones con ayuno.
En última instancia, la eficacia de las bendiciones del sacerdocio depende en gran medida de la fe tanto del que las recibe como del que las posee.
Ahora bien, debemos recordar que una bendición no garantiza necesariamente un resultado específico, ya que está sujeta a la voluntad de Dios.
Al respecto, Spencer W. Kimball, quien fue presidente de la Iglesia, explicó que si cada oración y bendición se cumpliera exactamente como se solicita, podríamos estar yendo en contra del plan del Señor, lo que recalca la importancia de confiar en el tiempo y la sabiduría de Dios.
Sus propósitos en la Tierra exceden nuestro entendimiento. Pero Sus divinas promesas no acaban en esta vida: son para la eternidad.
Fuente: Ask Gramps
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@masfe.org Cuando Jesucristo le dio las llaves del reino de los cielos a Pedro, no lo hizo para convertirlo en el portero celestial que todos piensan que es. Las llaves que se le entregaron a Pedro en realidad se refieren a la autoridad de Jesús, para que de ese modo, todo lo que él haga en la tierra por medio de esas llaves, sea ratificado en los cielos. Es decir, las llaves de Pedro son en realidad la autoridad del sacerdocio. #llaves #pedro #jesus #biblia #cristianos #cielo #reinodeloscielos