La pregunta puede sonar curiosa, incluso infantil:
¿Las plantas, los árboles o los arbustos tienen alma?
Pero detrás de ella hay una profunda necesidad de entender nuestro vínculo con todo lo que vive. Y, para sorpresa de muchos, las escrituras y las enseñanzas de los profetas responden con claridad… y belleza.
Todo fue creado espiritualmente antes de existir en la Tierra
En el Libro de Moisés leemos una verdad asombrosa:
“Ahora bien, he aquí, te digo que estos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra; y toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese. Porque yo, Dios el Señor, creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra…” (Moisés 3:4-5)
Esta doctrina enseña que todas las cosas vivientes —plantas, animales y seres humanos— fueron creadas primero en espíritu. No estamos solos en esta existencia espiritual: todo lo que vive fue diseñado por Dios con un propósito divino.
¿Significa eso que una flor tiene espíritu?
Según Orson Pratt, uno de los primeros líderes de la Iglesia, la respuesta es sí: hasta los vegetales tienen un espíritu. Tal vez no razonan ni sienten como nosotros, pero forman parte del gran plan divino. Cada hoja, cada semilla, cada tallo… fue pensado por un Creador amoroso.
¿Y qué del Espíritu Santo? ¿Puede sentirse en una planta?
El Espíritu Santo tiene una misión centrada en los hijos de Dios: consolar, testificar y guiar. Sin embargo, la luz de Cristo—otro poder divino— se encuentra en todas las cosas.
Doctrina y Convenios 88 dice que esta luz da vida al sol, a la luna, y sí, también a la creación natural.
Por eso sentimos paz y conexión al estar rodeados de naturaleza. No es solo un sentimiento bonito; es espiritual. Es un recordatorio de que Dios está presente… incluso en un pétalo o una semilla.
Si las plantas tienen espíritu, ¿es malo comerlas?
Esta es una pregunta válida, y también delicada. Líderes como José Smith y Brigham Young hablaron de usar los recursos de la tierra con moderación y respeto. El profeta José enseñó que los animales no deben matarse sino para preservar la vida, y Brigham Young aconsejaba reducir el consumo de carne.
No se trata de culpa, sino de mayordomía y gratitud.
Todo ser viviente será resucitado
¿Sabías que incluso los animales y las plantas están incluidos en el plan de resurrección?
Doctrina y Convenios 29 afirma que toda criatura viviente será restaurada. Eso incluye no solo a los humanos, sino también a los animales, y según algunos profetas, incluso a las plantas.
“Todo lo que Dios ha creado tiene un propósito eterno. Todo es parte de Su gloria”.
—Joseph Smith
Un llamado a mirar la creación con otros ojos
Si las plantas tienen un espíritu…
Si los árboles reflejan la luz de Cristo…
Si el mundo natural también espera una resurrección…
Entonces nuestro deber no es solo admirar la naturaleza, sino también respetarla, protegerla y aprender de ella.
La próxima vez que camines por un jardín, tal vez no estés solo. Estás rodeado de vida… vida que testifica del Creador.
Fuente: Askgramps.org
