¿Alguna vez te has detenido durante el himno “Oh, mi Padre” y te has preguntado acerca de la “madre [que] hay también allá”?
Lo más probable es que sí, pero preferiste guardar silencio acerca de una doctrina que no solemos compartir en nuestras clases de Escuela Dominical o mensajes de la sacramental.
¿Está bien siquiera preguntar acerca de Ella? Para muchos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el concepto de una Madre Celestial es una doctrina apreciada, pero muy poco analizada.
Aunque podría parecer un tabú dentro de nuestra teología, al aprender con reverencia sobre nuestra Madre en los Cielos, también podremos comprender mejor la naturaleza de Dios, nuestra relación con la Deidad y el potencial divino de los hombres y las mujeres.
La primera referencia

Desde la Restauración, hemos aprendido sobre una Madre Divina. Imagen: Midjourney
Aunque no se ha registrado ninguna revelación formal de parte de José Smith acerca de la Madre Celestial, algunas de las primeras mujeres Santos de los Últimos Días recordaron que él personalmente les enseñó acerca de Ella.
Tal vez la expresión más notable de esta doctrina se encuentra en el poema de la hermana Eliza R. Snow, quien fue presidenta general de la Sociedad de Socorro, titulado “Mi Padre Celestial”, ahora conocido como el himno “Oh, mi Padre”.
Esta música santa declara conmovedoramente:
“¿Hay en los cielos padres solos? Clara la verdad está; la verdad eterna muestra: Madre hay también allá”.
Revelaciones de los siguientes líderes

Somos hijos e hijas de Padres Celestiales. “Mother’s Embrace”, por Katie Gardner
Una verdad que ha sido reafirmada por los líderes de la Iglesia posteriores.
Por ejemplo, en 1909, la Primera Presidencia enseñó que “todos los hombres y mujeres son a semejanza del Padre y la Madre universales, y son literalmente los hijos e hijas de la Deidad”.
Además, en 1920, Susa Young Gates, una líder prominente de la Iglesia, escribió que las visiones y enseñanzas de José Smith revelaban la verdad de que “la Madre divina, [está] al lado del Padre divino”.
Otro documento que expresa inequívocamente la existencia de una Madre Celestial se halla en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, publicada en 1995, donde leemos:
“Cada [persona] es un amado hijo o hija espiritual de Padres Celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos”.
Padre y Madre: trabajo en unidad

Ambos tiene un mismo propósito, son una sola familia. Imagen: Pinterest
Los profetas han enseñado que nuestros padres celestiales trabajan en conjunto para la salvación de la familia humana.
Así lo explicó el presidente Harold B. Lee:
“Tenemos un Padre Celestial y una Madre Celestial que probablemente estén incluso más preocupados por nosotros que nuestro padre y madre terrenales, y que hay influencias del más allá que procuran constantemente ayudarnos”.
Amanda Freebairn, reconocida académica especializada en la doctrina de los Santos de los Últimos Días, escribió: “Nuestra teología enseña acerca de una Familia Celestial que trabaja en unidad para lograr la salvación”.
Debido a que los Santos de los Últimos Días sabemos mucho acerca de la voluntad del Padre, también conocemos la de la Madre. Su voluntad es la voluntad de Ella. El plan de salvación es Su plan. Cuando nos acercamos al Padre Celestial, nos acercamos a la Madre Celestial.
¿Por qué no le oramos?

Reconocemos la divinidad de la Madre en los Cielos. «Our Heavenly Family», por Cailtin Connolly
No, es una batalla de géneros. Pero es bueno entender el simple porqué.
Los Santos de los Últimos Días dirigimos nuestra adoración al Padre Celestial, en el nombre de Cristo, y no oramos a la Madre Celestial, ya que seguimos el modelo establecido por Jesucristo, quien enseñó a Sus discípulos a “orar siempre al Padre en Mi nombre”.
Si bien a los Santos de los Últimos Días se nos enseña a orar al Padre Celestial, el presidente Gordon B. Hinckley aclaró:
“El hecho de que no oremos a nuestra Madre Celestial de ninguna manera la menosprecia ni la denigra”.
A su vez, el élder Rudger Clawson, quien fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, escribió: “Honramos a la mujer cuando reconocemos la divinidad en su Prototipo eterno”, lo que enfatiza la reverencia hacia nuestra Madre Celestial.
Descubriendo sus atributos

Aprendemos de las Escrituras sobre nuestra Madre Divina. «Mother Earth», por Paige Payne
Aunque la información directa acerca de la Madre Celestial es limitada, los Santos de los Últimos Días aún podemos aprender acerca de Ella a través de las Escrituras y el conocimiento que Dios ha dado hasta ahora.
La citada estudiosa Amanda Freebairn nos comparte algunos atributos sobre la Madre Celestial que hallamos en la Biblia y el Libro de Mormón.
- Ella nos conocía antes de que fuéramos formados en el vientre (Jeremías 1:5)
- Ella tiene todo poder, toda sabiduría y todo entendimiento (Alma 26:35)
- Ella tiene un equilibrio perfecto de justicia y misericordia (Santiago 2:13)
- Ella es firme y perdonadora (Salmos 86:5)
- Ella encuentra gozo en Sus hijos (Sofonías 3:17)
- Ella odia la iniquidad, la crueldad, la inmoralidad, la idolatría y la deshonestidad (Colosenses 3:5 y muchos otros)
El valor de conocer a nuestra Madre

Al acercarnos a Ella, nos acercamos al Padre. “God the Mother” por Heather Kay
El comprender que hemos sido modelados a semejanza de una Mujer Divina nos permite comprender mejor la naturaleza eterna de la familia.
Representa, además, un gozo hacia las mujeres de saber que contamos con una Madre Celestial que ha sentido lo que nosotras hemos sentido y ha atravesado los desafíos únicos que atravesamos.
Reconocer la divinidad en nuestra Madre Eterna no disminuye la adoración al Padre Eterno; por el contrario, aumenta nuestro amor hacia Él (y hacia Ella).
Fuente: Public Square Magazine