Pregunta
¿Satanás podrá tentar a quienes están aprendiendo el evangelio en el mundo de los espíritus?
Respuesta
La Biblia y el Libro de Mormón hablan parcialmente de este tema. Pero, afortunadamente, los profetas modernos han arrojado luz al respecto. Con eso en mente, comencemos leyendo Alma 40: 11 – 13:
“Ahora bien, respecto al estado del alma entre la muerte y la resurrección, he aquí, un ángel me ha hecho saber que los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida.
Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena.
Y entonces acontecerá que los espíritus de los malvados, sí, los que son malos —pues he aquí, no tienen parte ni porción del Espíritu del Señor, porque escogieron las malas obras en lugar de las buenas; por lo que el espíritu del diablo entró en ellos y se posesionó de su casa— estos serán echados a las tinieblas de afuera; habrá llantos y lamentos y el crujir de dientes, y esto a causa de su propia iniquidad, pues fueron llevados cautivos por la voluntad del diablo”.
A continuación, mencionaré algunas frases clave que hacen obvias algunas cosas.
1. Inmediatamente después de que alguien muere, si fue una persona justa, descansará de todas sus aflicciones y penas.
Debido a que una parte vital de esta vida es aprender a elegir entre lo bueno y lo malo; es decir, obedecer a Dios o caer en las tentaciones y la influencia de Satanás, tiene sentido que los espíritus de los justos puedan descansar de todos los problemas. Se libran, a través de su rectitud, de la influencia de los seguidores de Satanás.
Esto no necesariamente se debe a que no estén realmente cerca de ellos (lo explicaré más adelante), sino porque, como han dicho los profetas modernos, viven de tal manera que al final de sus vidas mortales, Satanás queda atado en sus propios corazones y no puede tentarlos como a los malvados.
Eso se debe a que experimentan un poderoso cambio de corazón que se nos manda buscar en las Escrituras.
El presidente George Q. Cannon enseñó:
“Hablamos de que Satanás será atado. Satanás será atado por el poder de Dios; pero será también atado por la determinación que tendrá el pueblo de Dios de no escucharlo ni dejarse gobernar por él” (Gospel Truth: Discourses and Writings of President George Q. Cannon, comp. de Jerreld L. Newquist, 2 tomos, 1957–1974, tomo I, pág. 86).
Spencer W. Kimball dijo:
“Cuando Satanás es atado en una sola casa —cuando Satanás es atado en una sola vida— el Milenio ya ha comenzado en esa casa y en esa vida” (The Teachings of Spencer W. Kimball, ed. Edward L. Kimball, 1982, pág. 172).
A través de estos ejemplos, podemos inferir que los justos fallecidos están lejos de la influencia de Satanás porque su naturaleza los vuelve inmunes a los ataques del enemigo.
Satanás siempre queda atado en la vida de una persona que simplemente no tiene ningún deseo de actuar mal.
Ahora, pasemos a la siguiente parte.
2. Alma 40: 13 indica que, sí, el enemigo ciertamente tiene acceso a los espíritus de quienes están aprendiendo sobre el evangelio en el más allá.
Claramente, estos espíritus que necesitan que se les enseñe el evangelio son los que no tuvieron la bendición de recibirlo en vida o lo rechazaron debido a la influencia maligna de otros mortales.
Si hubieran aceptado y vivido el evangelio en la Tierra, obviamente no necesitarían que se les enseñara de nuevo, ya que estarían en el paraíso, como se menciona en Alma 40: 12.
Entonces, los que necesitan que se les enseñe el evangelio en el mundo de los espíritus son aquellos que tienen la necesidad de ser rescatados de la prisión espiritual, ya que como señala Alma 40: 13:
“No tienen parte ni porción del Espíritu del Señor, porque escogieron las malas obras en lugar de las buenas; por lo que el espíritu del diablo entró en ellos”
A través de las enseñanzas de Brigham Young, también podemos inferir que Satanás podrá tentar a quienes están aprendiendo del evangelio en el mundo de los espíritus.
Él enseñó que el mundo de los espíritus está a nuestro alrededor.
Doctrina y Convenios 131 señala que la razón por la que no podemos verlo es porque:
“Es más refinado o puro, y solo los ojos más puros pueden discernirlo”.
Debido a que Satanás y sus seguidores fueron expulsados del cielo a la Tierra antes de que alguno de nosotros hubiera nacido y aun se encuentran aquí con sus trampas siniestras, susurros y manipulaciones tanto para los mortales como fallecidos, según enseñó Melvin J. Ballard, es mucho más difícil para ellos arrepentirse en el mundo de los espíritus.
Melvin J. Ballard dijo:
“Es mucho más fácil vencer y servir al Señor cuando tanto la carne como el espíritu están combinados en uno. Este es el tiempo en que el hombre es más maleable y receptivo […]. Esta vida es el tiempo para arrepentirse” (Melvin J. Ballard: Crusader for Righteousness, 1966, págs. 212–213;
Alma 34: 35 enseña:
“Porque si habéis demorado el día de vuestro arrepentimiento, aun hasta la muerte, he aquí, os habéis sujetado al espíritu del diablo y él os sella como cosa suya; por tanto, se ha retirado de vosotros el Espíritu del Señor y no tiene cabida en vosotros, y el diablo tiene todo poder sobre vosotros; y este es el estado final del malvado”.
El versículo anterior también señala que nuestra personalidad no cambia en el instante en que morimos. Aquellos que no creían en una vida futura no van a creer de repente que, de hecho, están muertos.
El enemigo trabaja arduamente para no dejar escapar a aquellos que cayeron bajo su influencia en esta vida.
Naturalmente, el Señor no los abandona tan fácilmente como ellos se entregaron a Satanás; sino no se enseñaría el evangelio a los muertos ni se realizarían ordenanzas por ellos en el templo.
Entonces, aunque cambiar nuestro corazón es mucho más difícil sin que nuestros cuerpos ayuden en el proceso, todavía es posible.
La lucha por nuestras almas entre Dios y Satanás continúa para aquellos que siguieron a Satanás más que a Dios. Sin embargo, aún son lo suficientemente susceptibles para arrepentirse, si tan solo escuchan a aquellos que les predican el evangelio en el mundo de los espíritus.
Parece evidente, tanto para los profetas antiguos como modernos, que las únicas personas, vivas o muertas, a las que Satanás no tiene acceso son aquellas que eliminaron todo deseo de hacer el mal y las mentiras del adversario de sus corazones.
Fuente: Ask Gramps