Presidente J. Reuben Clark
Historia 1 sobre envejecer:
El Presidente J. Reuben Clark (83 años) les dijo a los estudiantes de BYU, “recientemente, algunos estudiantes informaron que sentían que todos aquellos que pasaban la adolescencia comenzaban a envejecer. Eso me hizo pensar y suponer que, si aquellos que pasaron la adolescencia son ancianos, no soy solo antiquísimo…, sino que también soy prehistórico… me reduzco desde la etapa final – soy un fósil” (Speeches of the Year, 20 de abril de 1954).
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Presidente Spencer W. Kimball
Historia 2 sobre envejecer:
El Presidente Spencer W. Kimball una vez asistió a una conferencia de área donde el líder local agradeció que el presidente estuviera suficientemente bien para asistir, orando para que “muriera en la silla de montar [caballos].” Al siguiente día en el rancho de la iglesia, alguien sugirió que los Kimball fueran a montar caballo. El Presidente Kimball respondió, “no sé si quiero o no.” (Kimball, “Spencer W. Kimball,” BYU Studies 25[4]: 69).
Élder Hugh B. Brown
Historia 3 sobre envejecer:
El Élder Hugh B. Brown habló sobre tener a su nieto sobre sus rodillas. El niño sintió las arrugas en el rostro de su abuelo, observó su cabello blanco y preguntó: “Abuelo Brown, ¿estuviste en el arca de Noé?”
El Presidente Brown respondió: “No, hijo, el abuelo Brown no estuvo en el arca de Noé.”
“Bueno,” el niño preguntó, “¿Cómo es que no te ahogaste?” (Speeches of the Year, 3 de noviembre de 1970).
Presidente Marion G. Romney
Historia 4 sobre envejecer:
El amor jovial del Presidente Marion G. Romney por su esposa Ida se manifestaba de muchas maneras. Se deleitaba al contar sobre la pérdida de audición de su esposa. Una vez, intentó que Ida visitara al doctor para un examen de audición, pero Ida no creía que necesita uno. Convencido de que existía un problema sin poder convencer a Ida. Finalmente, decidió ir a ver al doctor de su esposa y consultarle qué se debía hacer.
El Presidente Romney explicó: “me preguntó qué tan mal estaba y respondí que no lo sabía. Me pidió que fuera a casa y lo averiguara. El doctor me indicó que fuera a una habitación lejana y le hablara. Luego, debía acercarme cada vez más hasta que me escuchara.” De esta manera, el Presidente Romney podría saber qué tan grave era la pérdida de audición de su esposa. Así, el Presidente Romney fue a casa y probó su experimento.
“Siguiendo las instrucciones del doctor, le hablé desde el dormitorio mientras Ida estaba en la cocina – no hubo respuesta. Me acerqué y hablé otra vez – no hubo respuesta. Entonces, fui directo a la puerta de la cocina y dije, ‘Ida, ¿puedes escucharme?”
Ida Respondió: “¿quién es? ¿Marion? Te he respondido tres veces.”
Artículo originalmente escrito por y publicado en ldsliving.com con el título “4 Hilarious Stories from Prophets and Apostles About Growing Older.”