David Archuleta: La lucha por el equilibrio dentro de ti

Blog escrito por David Archuleta y traducido al español por Chelsea West para mormonsud.org

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Hace mucho que no hago un blog

Tengo que confesar que se sintió bien. No porque no me guste conectarme con todos ustedes pero sí para dejar de preocuparme en lo que piensen los demás. No he publicado mucho en Instagram ni en Twitter como antes lo hacía, y eso también se ha sentido realmente muy bien. No porque no me guste compartir, pero sí porque tengo una tendencia a quedarme atrapado en lo que todo el mundo piensa acerca de lo que estoy haciendo. He aprendido a disfrutar el momento y a las personas a mi alrededor más que en pensar “oh sí, se supone que debo estar mostrando a todos mi vida y lo grandiosa que es”. O en “tendré más seguidores si publico más de esto”. O “mientras más muestre mi cara en las foto más likes tendré”.

A veces me gusta compartir momentos, citas, pensamientos (de verdad pienso que es divertido publicar fotos y videos de vez en cuando) pero después me siento abrumado. Creo que es mi carácter natural, siempre he sido una persona introvertida que prefiere alejarse de la atención de los demás.

Las personas me dicen, “bueno, te equivocaste en elegir una carrera entonces”. Pero no estoy de acuerdo. Todos nosotros enfrentamos obstáculos. La vida está diseñada para darnos obstáculos que nos impide seguir nuestros sueños, que nos impide hacer nuevos recuerdos y de ser feliz si elegimos dejar que el miedo siga su curso dentro de nosotros y si siempre elegimos el camino de menor resistencia. Pero la vida está hecha de esa manera porque la felicidad y satisfacción vienen al cumplir metas que pensamos estaban fuera de lo que podíamos lograr. ¿Cuántos de ustedes han hecho algo que no querían hacer por el miedo a que no iban a poder lograrlo, y luego se sintieron bien y satisfechos por haber logrado algo que pensaban no eran capaz de hacer? Está diseñada de esa manera por alguna razón.

Solo porque no me gusta la atención no significa que no me guste cantar. Cantaría para todo el mundo, todo el tiempo aun si estuviera fuera del escenario y desapercibido, todavía regalaría a todos la experiencia de sentirse mejor y más motivados después de escucharme. Sin embargo,  he recibido el desafío. Me da mucho gozo encontrar tiempo para mí para meditar pero también me da gozo ser parte del mundo. También encuentro gozo en compartir con muchas personas las cosas que me hacen feliz.

Encontré un balance interesante durante mi misión de dos años en Chile, desde marzo de 2012 hasta marzo de 2014. Podía caminar por la calle y hablar con cada tipo de persona: personas mayores y jóvenes, pobres o ricas, contentas o deprimidas. Me encantan las personas. Me encanta escuchar sus historias. Me encanta compartir las cosas que las motivan y ayudan a ser mejores. Compartir mis creencias y las cosas que llenaron mi alma sin esperar nada a cambio se sentía asombroso.

Casi nadie me reconocía en Chile por mi carrera musical pero cantaría para cada persona que conocía. Muchos de ellos trabajaban en las minas de cobre chilenas mientras que muchos trabajaban en los campos de fruta. Otros eran maestros, alumnos, guardias, propietarios de pequeñas empresas, etcétera… Cantaría para las personas en la calle, en sus casas o en frente de sus casas. Por alguna razón las actuaciones más satisfactorias de mi vida fueron cantando para una o dos personas a la vez, sin el aplauso o la notoriedad de las multitudes. Sin fijarme en los medios sociales, ni en cuantos likes tenía, ni en cuántas personas vieron los que publicaba. Me di cuenta que la música nos tocaba de la misma manera que un momento especial musical en la televisión frente a millones de personas. Por alguna razón el momento de satisfacción no tiene nada que ver con los números. Tiene que ver con la honestidad del momento real, no importa si se está cantando para solo una persona o miles de personas. Si canto por el presidente de los Estados Unidos o para una viuda que vive sola, tiene que ver con el momento de conexión de persona a persona, junto con esa conexión que se origina más allá de mi, desde arriba. Yo creo que es una conexión con Dios.
Entonces, sí, es un desafío para mí pero yo no me doy por vencido. Estoy procurando encontrar el balance de vivir una vida significativa para mí (en mi mundo tranquilo y simple) y el mundo de mi carrera (como intérprete y músico). Cada aspecto tiene dos principios: (1) amar a las personas y (2) guardar la conexión spiritual con Dios.

He estado escribiendo de forma continua y en las últimas semanas, he estado buscando productores que quieran trabajar conmigo. Estoy esperando que pueda trabajar, en esta ocasión, con gente que me pueda mantener enfocado en las cosas que he mencionado. Personas con talento que son buenas en lo que hacen, pero se mantienen enfocadas en el momento sencillo y especial, en vez de buscar el ser “el más de moda, más grande o más asombroso”. Para ser honesto, es difícil mantener ese enfoque. La tentación de mantenerse al día con todo el mundo y todo lo demás, porque se ve divertido es grande. Pero he aprendido del pasado lo que es bueno o malo para mí. ¿Alguno de ustedes tienen aspiraciones o metas que son incompatibles? Si las tienes, ¿han encontrado una manera equilibrada para que funcionen? Si no es así, espero que esto les ayude a pensar dos veces, y a medida de que vayan progresando, por favor la compartan. Puedes compartir [tu experiencia] aquí y también compartirla con tu familia y amigos.

Hay una razón por la que el contraste del yin y yang llega a un balance feliz para crear algo más grande [juntos] que al estar separados. Creo que el balance viene de encontrar terreno común, metas similares y el mismo propósito. Es cuestión de nosotros encontrar la manera de que ese balance funcione.

 

 

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