Cuando mencionamos la palabra “milagro”, se nos vienen a la mente escenas poderosas e impactantes como Moisés abriendo el Mar Rojo o Jesús multiplicando los panes y los peces para alimentar a la multitud. Sin embargo, hoy en día, los milagros no son solo eventos extraordinarios.
Como cristianos, creemos que Dios está presente hasta en los detalles más sutiles, al igual que sus milagros. El presidente Russell M. Nelson declaró:
“El Señor los bendecirá a ustedes con milagros si creen en Él, “sin dudar nada”. Hagan el esfuerzo espiritual para procurar milagros”.
Esta invitación profética es un llamado a confiar en la promesa de que los milagros siguen vigentes. Solo debemos hacer el esfuerzo para reconocer la mano de Dios en lo sencillo pero poderoso.
Una historia milagrosa
En un episodio reciente del podcast “All In”, la compositora miembro de la Iglesia de Jesucristo, Shawna Edwards, compartió una experiencia que nos enseña que los milagros ocurren de la manera más simple y hermosa.
Hace poco ella asistió a la presentación anual de la primaria del hijo de su prima, el cual sufre de autismo. Shawna mencionó que durante años el niño nunca cantaba con los demás niños de la Primaria durante las presentaciones, por lo que no se sorprendió al no escuchar su voz esta vez.
De pronto, algo inesperado sucedió. La última canción que cantarían los niños sería “The Miracle” («El milagro«), canción compuesta por Shawna. Para el final de la canción, se tenía pensado que una niña cantara el último verso. Sin embargo, el sobrino de Shawna se adelantó para sorpresa de muchos y cantó el último verso él solo. Algo que hasta entonces nunca había pasado.
Cuando la prima de Shawna intentó disculparse con los padres de la niña por lo ocurrido, ellos la detuvieron y dijeron que habían presenciado un milagro al escuchar cantar al sobrino de Shawna.
“Siento que hay ‘milagros musicales’, cuando alguien escribe una canción y recibe la letra perfecta para que alguien la escuche en un momento específico. Y creo que el Señor le envía esa canción a esa persona”, expresó Shawna en cuanto a esta experiencia.
Historias como esta nos demuestran que los milagros también se pueden sentir incluso mediante la voz tierna de un niño.
El poder detrás de la sencillez
El Libro de Mormón también detalla experiencias como las de Shawna, donde el Señor obró milagros de formas sencillas. Una de ellas es cuando Dios proporcionó la Liahona a Lehi y su familia.
Esta esfera los guio a través del desierto y también les brindó fortaleza en su travesía a la tierra prometida. Esta experiencia le enseñó a Nefi que “por pequeños medios el Señor puede realizar grandes cosas” (1 Nefi 16:29-30).
Otro ejemplo ocurrió con el pueblo del profeta Alma padre, quienes fueron esclavizados por Amulón. Si bien Dios no consideró prudente liberarlos de inmediato, sí les prometió que aligeraría sus cargas para que no sean graves de soportar (Mosíah 24:14-15).
Aunque no hubo grandes visiones o acontecimientos sobrenaturales, Dios se manifestó a esas personas de formas sencillas y milagrosas.
Entonces, ¿sigues creyendo que ya no hay milagros? Piénsalo de nuevo. Es probable que estés viviendo tu propio milagro ahora mismo. Así que, tómate un tiempo para prestar atención a los momentos sencillos y te sorprenderás por los muchos milagros que te rodean.
Fuente: LDSLiving
