Durante un momento muy reflexivo y sagrado, Michelle D. Craig se hizo dos preguntas mientras oraba y consultaba a Dios cómo podría seguir mejor el ejemplo del Salvador y ver a las personas profundamente.
Primero, “¿Qué estoy haciendo que debería dejar de hacer?” Y segundo, “¿Qué no estoy haciendo que debería empezar a hacer?”
Las respuestas llegaron a través de una reflexiva experiencia mientras esperaba en las filas del supermercado y decidió dejar a un lado su teléfono.
Mira a continuación toda la enseñanza:
La hermana Craig dijo que su corazón se derritió cuando le deseó un feliz cumpleaños al señor con quien conversó por unos minutos, sintiéndose agradecida de no haber perdido la oportunidad de conectarse con alguien que lo necesitaba.
“Testifico que Jesucristo nos ama y puede darnos ojos para ver, incluso cuando es difícil, incluso cuando estamos cansados, incluso cuando estamos solos e incluso cuando los resultados no son como esperábamos. A través de Su gracia, Él nos bendecirá y aumentará nuestra capacidad”, dijo la hermana Craig.
“A través del poder del Espíritu Santo, Cristo nos permitirá vernos a nosotros mismos y ver a los demás como Él lo hace. Con Su ayuda, podemos discernir lo que es más necesario. Podemos comenzar a ver la mano del Señor trabajando en y a través de los detalles ordinarios de nuestras vidas, veremos profundamente”.