Una historia real, con giros inesperados
Ira Popper creció en un hogar judío conservador en Long Island, Nueva York. Iba a la escuela hebrea tres veces por semana, se preparó para su Bar Mitzvah y celebraba las festividades tradicionales. Sin embargo, aunque conocía bien la cultura y la historia del judaísmo, sentía que algo faltaba.
“Sabía de las fiestas y de la historia”, cuenta, “pero no conocía de verdad al Dios del judaísmo”.
Ese vacío lo acompañó por varios años.
Un cambio que no estaba en sus planes
Cuando era adolescente, su familia se mudó a California. Fue ahí donde, en medio de clases de teatro y amistades nuevas, se encontró con algo que no esperaba: amigos que hablaban de Jesús como alguien personal y real.
Para Ira, eso no tenía mucho sentido. En su mente, Jesús solo estaba presente en la Navidad, nada más. Pero su curiosidad creció, y una compañera comenzó a mostrarle pasajes del Antiguo Testamento que hablaban del Mesías.
Uno de esos fue Isaías 53.
“Leía ese capítulo y me costaba no ver a Jesús en él. No lo estaba buscando, pero ahí estaba”.
Un paso sencillo, pero firme
A los 16 años, después de meses de reflexión, Ira decidió orar y aceptar a Jesús como el Mesías. No sabía mucho sobre lo que eso implicaba, pero algo dentro de él cambió.
“Fue como pasar de blanco y negro a color”, dice. “Sentí el amor de Dios de una forma muy clara”.
Aunque fue un momento importante para él, no fue fácil con su familia. La noticia de su conversión generó tensiones, discusiones y preocupaciones. No todos lo entendieron, y eso trajo cierto dolor.
No todo fue perfecto
Poco tiempo después, Ira atravesó una etapa difícil. Se alejó de su fe, cayó en adicciones y comenzó a tomar decisiones que no lo ayudaban. Aun así, esa semilla que había plantado Dios no desapareció.
Con el tiempo, y gracias al apoyo de amigos y líderes de iglesia, Ira decidió volver. Y en una oración sincera, sintió que Dios le decía algo clave:
“Ahora puedes elegir”.
Desde ahí, entendió que su vida no tenía que ser perfecta, pero sí podía tomar mejores decisiones, esta vez con Dios.
Hoy, sigue sirviendo
Actualmente, Ira Popper es pastor asociado en The Adventure Church, en Draper, Utah. Ha estado ahí por más de 20 años. Junto a su familia, ha visto cómo su historia y su formación judía le han permitido conectar con muchas personas y enseñar el evangelio desde un punto de vista único.
Hace poco, dirigió un Seder de Pascua con más de 200 personas, y mostró cómo esa celebración judía señala directamente a Jesucristo.
“Todo en la historia del Éxodo apunta a Jesús. Ver eso con claridad fue parte de mi camino”, comenta.
Reflexión final: seguir caminando con fe
Para Ira, la fe no es una línea recta. Es un camino. A veces uno se pierde un poco, otras veces se avanza con fuerza. Pero lo importante es seguir caminando, siempre con la intención de buscar a Dios.
“Jesús no vino a borrar el Antiguo Testamento, vino a cumplirlo”, dice. Y en su caso, haber crecido en el judaísmo le da una perspectiva más completa del evangelio.
Su historia muestra que Dios puede usar todo lo que somos y lo que vivimos para guiarnos de vuelta a Él.
“No importa de dónde vengas. Dios puede encontrarte justo donde estás”.
¿Conoces a alguien que está explorando su fe? ¿O tú mismo has sentido que necesitas empezar de nuevo? Tal vez este sea el momento de mirar a Jesús con nuevos ojos.
Fuente: latterdaysaintmag.com